El cambio climático es sin duda uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la sociedad en la actualidad. Sus efectos incluyen el incremento en la temperatura (que está subiendo en Sudamérica incluso con una mayor rapidez que en el Caribe), lluvias intensas, sequías, el derretimiento de los glaciares, el incremento en el nivel del mar y el aumento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos. Los impactos sobre la prestación de los servicios de agua y saneamiento son diversos. Por el lado de la demanda, se espera un incremento del consumo poblacional por efecto del aumento de la temperatura, lo cual ejercerá una presión sobre las fuentes de agua. La demanda para usos no residenciales (agricultura, industria), que representan el 85% de la demanda de agua en la región, también será afectada por el aumento de la temperatura y otros efectos del cambio climático. Por el lado de la oferta, el cambio climático modifica las condiciones bajo las cuales las empresas de agua han operado típicamente. Las sequías reducen la producción de agua potable en plantas de tratamiento; mientras que las lluvias intensas incrementan la turbidez de los ríos e incluso pueden generar deslizamientos de tierra que dañan o destruyen la infraestructura. Como resultado, los operadores suelen recurrir a fuentes subterráneas; sin embargo, la sobreexplotación de estas puede comprometer la seguridad hídrica y generar otros problemas como el hundimiento del terreno. El incremento en temperaturas aumenta la proliferación de algas nocivas, lo cual incrementa los costos de potabilización. Por su parte, el aumento en el nivel del mar es un factor que incrementa el riesgo de inundaciones de la infraestructura y puede generar intrusión salina de los acuíferos costeros. Por último, los eventos climáticos extremos pueden destruir infraestructura gris y natural y generar interrupciones en el suministro eléctrico, que es un insumo importante para la provisión del agua, afectando la prestación continua de los servicios. Los operadores de agua tienen diversas opciones para adaptarse a los impactos del cambio climático. Estas medidas no son excluyentes entre sí y, por el contrario, es recomendable que sean adoptadas de manera complementaria. Esto permitirá contar con activos, servicios y usuarios resilientes a los impactos del cambio climático. Algunas de estas opciones incluyen la diversificación de fuentes y la inversión en redundancia del sistema, incrementar la eficiencia operativa, gestionar la demanda, incorporar la resiliencia en todo el ciclo de los proyectos de inversión, realizar mantenimientos adecuados para contrarrestar el desgaste de los activos, garantizar mantenimientos correctivos rápidos e implementar soluciones basadas en la naturaleza.
Los operadores de la región recurren típicamente a soluciones que incluyen la realización de inversiones de infraestructura gris y actividades operativas. El 64% de los operadores encuestados ha respondido a los efectos del cambio climático mediante la mayor compra de insumos químicos para la potabilización. El 56% reporta haber realizado inversiones en construcción o mantenimiento de pozos de reserva, lo cual reafirma la importancia de las fuentes de agua subterráneas en la región como estrategia para hacer frente a la variabilidad hídrica superficial en el contexto del cambio climático. Los operadores también mencionan estar instalando sistemas fotovoltaicos de energía renovable en las estaciones de bombeo (Barbados), la interconexión de redes de abastecimiento y fuentes de agua (Brasil, Colombia), y la utilización de equipos de ultrasonido para control de algas (Colombia), entre otras estrategias tradicionales. Asimismo, si bien 36% de los operadores encuestados manifiesta no implementar medidas no tradicionales para hacer frente a los efectos del cambio climático, las Soluciones Basadas en la Naturaleza ha comenzado a ser empleadas de manera creciente en la región. Así, 43% de los operadores encuestados ha invertido en la reforestación de partes altas de sus cuencas contribuyentes, mientras que 30% ha invertido en la protección y restauración de ecosistemas, tales como lagos y humedales. El documento tiene la siguiente estructura: la segunda sección desarrolla cómo el cambio climático afecta a los servicios de agua y saneamiento. Esto incluye una discusión breve sobre el cambio climático como factor agravante en el riesgo de desastres, y una revisión de los impactos en la demanda y la oferta de estos servicios. También se realiza una revisión de las medidas o estrategias de adaptación que están a disposición de los operadores de agua y saneamiento. La tercera sección identifica los eventos relacionados al cambio climático que afectan a cada uno de los países de ALC y su prevalencia. Finalmente, la cuarta sección presenta los resultados de una encuesta que el BID realizó en 2023 a operadores de agua en la región. Esta encuesta fue respondida por 61 operadores de 11 países y permite conocer los eventos que más los afectan, su percepción con respecto a la intensidad y frecuencia de estos eventos, así como las medidas que han adoptado para adaptarse a sus impactos, entre otros aspectos.
El informe aborda de manera exhaustiva los desafíos que enfrentan las entidades encargadas del suministro de agua en la región ante el cambio climático. Destaca cómo los fenómenos climáticos extremos, la escasez de recursos hídricos y el aumento del nivel del mar están afectando la infraestructura y la disponibilidad de agua. Asimismo, el informe resalta la importancia de la adaptación y resiliencia de los operadores de agua a través de la implementación de estrategias sostenibles, gestión eficiente de recursos y tecnologías innovadoras para garantizar el acceso continuo a agua de calidad en un entorno climático cada vez más desafiante.
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