Nunca ha habido un momento más urgente para actuar y evitar lo peor del cambio climático: los fenómenos meteorológicos récord del año pasado palidecen en comparación con lo que está por venir si no se toman medidas. En este contexto, no es posible confiar en iniciativas graduales. Con demasiada frecuencia, los líderes empresariales se ven inmersos en costos y tipos de interés elevados, una falta real y percibida de voluntad de pago o financiación, un apoyo gubernamental insuficiente y lagunas de conocimientos y datos. Para superar estos obstáculos, es fundamental que los gobiernos sean suficientemente ambiciosos y adopten políticas como la tarificación y los incentivos del carbono, a fin de crear los vientos de cola económicos y los argumentos empresariales necesarios para la descarbonización. Pero las empresas no deben esperar a que los responsables políticos lideren el cambio sistémico: pueden y deben tomar más medidas. En este informe, se describen formas prácticas en que las empresas pueden operar dentro de sus ecosistemas de negocio para lograr un fuerte impacto climático, conteniendo los riesgos y superando las barreras a la acción. Se invita e insta a todos los líderes a que exploren y lleven a cabo estas acciones sistémicas, sobre todo para reforzar y aumentar la resiliencia de sus empresas y ecosistemas en la próxima década. El primer balance mundial de las Naciones Unidas y la primera parte de este informe (publicado en noviembre de 2023) han puesto de manifiesto la existencia de una gran brecha en la acción por el clima que no está en vías de colmarse, a pesar de los impactantes compromisos asumidos en varios temas en la COP28, por ejemplo, triplicar la capacidad de las energías renovables y duplicar la eficiencia energética. Para ello es necesaria la acción público-privada y transformaciones en todo el sistema. Las empresas pueden desempeñar un papel de liderazgo en el impulso de este cambio sistémico adoptando un enfoque multilateral y yendo más allá de sus iniciativas internas. El panorama es sombrío, pero hay acciones y soluciones que pueden cambiar la trayectoria si se establecen mejor las prioridades y se actúa con más audacia. Este informe destaca algunas de las medidas de gran repercusión que las empresas pueden adoptar hoy para desencadenar efectos dominó a lo largo de sus cadenas de suministro, alterar sus mercados y construir vías y soluciones a gran escala con sus homólogos y los gobiernos. Esta mentalidad sistémica también es fundamental para evitar repetir los errores del pasado -que pueden dar lugar a una situación de ganadores y perdedores- y, en su lugar, garantizar una transición justa en la que todos los países y sectores puedan construir juntos las industrias y los empleos del mañana. Tras la COP28, el mayor reto de la humanidad dista mucho de estar resuelto. Desde el Acuerdo de París se han logrado avances notables. La COP28 concluyó con un reconocimiento sin precedentes de la necesidad de abandonar los combustibles fósiles y con nuevos compromisos para triplicar las energías renovables y duplicar la eficiencia energética de aquí a 2030, así como para recaudar más fondos para la mitigación de los daños y perjuicios en el Sur Global, entre otros. Las políticas climáticas y la financiación también se están ampliando, mientras que la energía eólica, la energía solar fotovoltaica y los vehículos eléctricos (VE) siguen superando las previsiones de capacidad. Pero se necesita una ejecución e implementación mucho más rápidas para alcanzar estos objetivos, y deben seguir más compromisos. Tal y como están las cosas, el objetivo de 1,5 °C puede quedar pronto fuera de alcance, y la adaptación no será suficiente.
Se necesitan medidas drásticas e inmediatas contra cada décima de grado de calentamiento. ¿Cómo pueden las empresas y los gobiernos ir más allá de los compromisos individuales e impulsar un cambio sistémico audaz? Esta es la pregunta clave que aborda este informe, centrándose en la mitigación. Por supuesto, los gobiernos tienen una gran responsabilidad en el despliegue de soluciones de mitigación de una manera justa y socialmente aceptable. La ambición del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 ºC para finales de siglo está quedando fuera de nuestro alcance. Alcanzarlo requeriría ahora una reducción anual de las emisiones de alrededor del 7% a nivel mundial, más que el impacto de reducción de COVID-19 en 2020 y en contra de una tendencia de crecimiento obstinado de las emisiones (+1,5%). Aunque el camino hacia 1,5 ºC sigue empinándose, los avances siguen siendo ampliamente insuficientes en todos los aspectos. El mundo tendrá que aceptar que los cambios irreversibles del clima provocados por la inacción del pasado requerirán billones de dólares en esfuerzos de adaptación. Sin embargo, la humanidad no puede adaptarse para salir de la crisis climática: con cada décima de grado de calentamiento, el costo de la inacción no sólo aumentará, sino que superará con creces los costes de reducir las emisiones. Es necesario intensificar drásticamente los esfuerzos de reducción de emisiones para mantener el calentamiento al menos cerca de un espacio operativo seguro para los seres humanos y la naturaleza. La COP28 mostró nuevos pasos impactantes, como el reconocimiento de la necesidad de abandonar los combustibles fósiles, y los compromisos de triplicar las energías renovables y duplicar la eficiencia energética para 2030, y de recaudar más fondos para pérdidas y daños y mitigación en el Sur Global, entre otros. Pero se necesitan medidas adicionales significativas para convertir estos objetivos en realidad, y compromisos más ambiciosos para alcanzar los objetivos de París, por ejemplo, sobre la sustitución y la reducción del uso de combustibles fósiles a escala. Hace falta mucho más para que los compromisos vayan acompañados de medidas suficientes. Los responsables políticos afirman que su objetivo es «cero emisiones netas para 2050», en consonancia con el Acuerdo de París, pero las implicaciones no se entienden de forma generalizada. Por ejemplo, alcanzar las emisiones netas cero para 2050 exigiría poner fin a la instalación de nuevos activos industriales de combustión ininterrumpida de petróleo, gas y carbón en torno a 2030. Las medidas adoptadas hasta ahora por los gobiernos han sido muy insuficientes: existe una brecha mundial tanto en la ambición como en la acción. A día de hoy, sólo el 35% de las emisiones están cubiertas por compromisos nacionales de reducción neta a cero para 2050 y sólo el 20% por compromisos para 2030 que se acerquen al menos a una trayectoria de 1,5 ºC. Las políticas se quedan aún más cortas: sólo el 7% de las emisiones están cubiertas por compromisos suficientes que se apoyen en medidas sólidas. Las políticas se quedan aún más cortas: sólo el 7% de las emisiones están cubiertas por compromisos suficientes respaldados por políticas sólidas. Los gobiernos deben colmar urgentemente estas dos lagunas, dando prioridad a los impactos a corto plazo y a gran escala para garantizar un clima sostenible, pero también para generar beneficios sociales sustanciales, por ejemplo, mediante la creación de los casi 40 millones de empleos verdes necesarios para 2030.
El informe destaca la urgencia de abordar la brecha existente entre las acciones actuales para combatir el cambio climático y las metas establecidas para limitar sus impactos. Enfatiza la necesidad de medidas audaces y significativas por parte de gobiernos y empresas para cerrar esta brecha y garantizar un futuro sostenible para el planeta. El informe subraya la importancia de un cambio sistémico, instando a los gobiernos a adoptar políticas más ambiciosas y a las corporaciones a asumir una responsabilidad significativa en la reducción de emisiones. Destaca que las medidas actuales son insuficientes y que se requiere una transformación profunda en la forma en que se aborda el cambio climático. Además, resalta la necesidad de un enfoque integral que abarque no solo la reducción de emisiones, sino también la adaptación a los impactos inevitables del cambio climático. El informe también destaca la importancia de la colaboración internacional y la necesidad de que los gobiernos trabajen juntos para abordar el cambio climático de manera efectiva. Se enfatiza la importancia de superar las barreras políticas y económicas para lograr una respuesta global unificada. Asimismo, se hace hincapié en la necesidad de una mayor transparencia y rendición de cuentas por parte de los gobiernos y las empresas en relación con sus compromisos climáticos. En el ámbito empresarial, el informe llama a las corporaciones a adoptar prácticas más sostenibles y a integrar consideraciones climáticas en sus operaciones y estrategias a largo plazo. Se destaca la importancia de la innovación tecnológica y el papel crucial que las empresas pueden desempeñar en el impulso de soluciones climáticas. Además, se aborda la necesidad de incentivos y regulaciones que fomenten la transición hacia prácticas comerciales más respetuosas con el medio ambiente. En resumen, el informe aboga por un cambio sistémico a nivel global, con medidas ambiciosas tanto por parte de los gobiernos como de las corporaciones, para cerrar la brecha en la acción climática y abordar eficazmente los desafíos planteados por el cambio climático.
Para leer más ingrese a:
https://www.weforum.org/publications/bold-measures-to-close-the-climate-action-gap/
https://www3.weforum.org/docs/WEF_Bold_Measures_to_Close_the_Climate_Action_Gap_2024.pdf