Según el informe, entre 2000 y 2019, un total de 330 tormentas afectaron a la región del Caribe, incluidas 148 tormentas tropicales y 181 huracanes (un promedio de 17 huracanes por año), de los cuales 23 alcanzaron la categoría 5, impactando a un total de 34 millones de personas durante ese período. La temporada de huracanes de 2017 fue la tercera peor registrada en términos de número de desastres y países afectados, así como de magnitud de los daños. La temporada de huracanes del Atlántico de 2020 fue la más activa y la quinta más costosa de la historia. También fue la quinta temporada consecutiva de huracanes atlánticos por encima de la media desde 2016. Existe una tendencia por la cual las tormentas que afectan a Centroamérica y el Caribe son cada vez más potentes y producen más precipitaciones con mayor frecuencia, reduciendo el tiempo de recuperación entre eventos en los países afectados. Estos eventos son particularmente adversos para las naciones insulares del Caribe, especialmente vulnerables por sus características geográficas y socioeconómicas. En este contexto de alta vulnerabilidad y empeoramiento de los impactos del Cambio Climático (CC), la construcción de la sostenibilidad y la resiliencia es fundamental para dar prioridad a los países del Caribe. La serie «Construir un Caribe más resiliente y bajo en carbono» se centra en la resiliencia, la sostenibilidad y la descarbonización de la industria de la construcción en el Caribe. Es el resultado de una estrecha colaboración entre el Grupo de Infraestructura Social (GIS) del BID y la División de Energía (ENE) del BID. Los primeros cuatro informes de la serie analizan las pérdidas económicas causadas por eventos relacionados con el clima, los beneficios de mejorar la resiliencia de los edificios para reducir esas pérdidas económicas, los beneficios de la financiación subvencionada para edificios resilientes y el potencial de las soluciones basadas en la naturaleza (NBS) en el Caribe. Los resultados muestran que aumentar la resiliencia de los edificios es económicamente viable para las islas caribeñas con alto riesgo de desastres naturales, generando ahorros a largo plazo y aumentando la preparación de las infraestructuras ante los impactos del CC.
Este informe amplía el análisis anterior para examinar las posibles opciones para reducir el carbono incorporado en los materiales de construcción resistentes tradicionales, como el cemento y el acero, en la región. El informe examina en primer lugar el origen del cemento y el acero en la industria de la construcción del Caribe. A continuación, examina las emisiones de carbono relacionadas con el suministro de estos materiales a la región. A continuación, el informe revisa las posibles alternativas para reducir la huella de carbono de estos materiales. Este análisis incluye el ajuste de las cadenas de suministro para dar prioridad a las importaciones de fuentes con menores emisiones de carbono, el uso de versiones de los materiales con menores emisiones de carbono y la reducción del volumen total de materiales utilizados en la construcción mediante diseños alternativos. A continuación, el informe analiza la reducción potencial del carbono incorporado en la construcción resiliente a través de un estudio de caso centrado en un edificio residencial de ejemplo. A continuación, el informe sugiere incentivos que pueden aplicarse para promover la reducción de las emisiones de carbono de la construcción en el Caribe. Por último, el informe sugiere posibles proyectos de demostración para probar la viabilidad de las opciones sugeridas más prometedoras. Las emisiones de carbono incorporadas relacionadas con el suministro de cemento y acero al Caribe incluyen las emisiones de carbono derivadas de la producción del material, así como las emisiones de carbono resultantes del transporte del material desde el país de origen hasta la región caribeña. El estudio exploró tres amplias opciones para reducir el carbono incorporado en el cemento y el acero en el Caribe: dar prioridad a las fuentes menos intensivas en carbono para el cemento y el acero (es decir, cambiar las cadenas de suministro para abastecerse de cemento y acero de los productores con la menor intensidad de carbono), sustituir el cemento y el acero tradicionales por alternativas menos intensivas en carbono, y reducir el volumen de cemento y acero utilizado por edificio a través de diseños y elementos alternativos. Cambiar las cadenas de suministro para que todo el cemento utilizado en la región proceda del país con menos carbono incorporado reducirá el carbono incorporado en una cuarta parte. El cambio a las fuentes con menos carbono incorporado también podría aumentar el costo de las importaciones de cemento y acero, puesto que es probable que los acuerdos comerciales actuales reflejen una preferencia por abastecerse de materiales de los proveedores menos costosos.
El informe se centra en estrategias clave para reducir las emisiones de carbono y mejorar la resiliencia en la industria de la construcción del Caribe. Analiza detalladamente diversas vías de descarbonización, incluyendo el uso de tecnologías sostenibles, materiales ecoamigables, prácticas de construcción más eficientes y políticas regulatorias. Proporciona recomendaciones específicas y factibles para adoptar cambios significativos en la industria, abordando la urgente necesidad de mitigar el impacto ambiental, fomentar la sostenibilidad y fortalecer la capacidad de adaptación en la región caribeña.
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