Las redes de distribución europeas son la espina dorsal de la transición digital y energética. Conectan los puntos integrando la mayoría de las energías renovables, permitiendo la creación de nuevos servicios para los consumidores y garantizando un flujo fiable de electricidad. Se necesitan entre 375 000 y 425 000 millones de euros de inversiones para adecuarlas a las necesidades de un sistema eléctrico cada vez más descarbonizado, descentralizado y digitalizado.
While this may seem challenging, the overall societal benefits massively outweigh the economic impact. Where these investments need to take place? What are the main drivers of this transformation? What policy changes are needed to trigger these investments?
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