Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) son un grupo heterogéneo de 39 países repartidos por todo el mundo, pero comparten retos comunes en sus sectores energéticos. Estos retos suelen derivarse de sus limitaciones geográficas y su lejanía, sus limitados recursos naturales, su vulnerabilidad a los efectos del cambio climático, el pequeño tamaño de su sistema eléctrico (alrededor de la mitad de los PEID tienen sistemas eléctricos de menos de 60 MW) y el elevado costo de los productos importados y los combustibles fósiles. Como resultado, muchos PEID se enfrentan a la inseguridad energética y a los elevados precios de la electricidad, con una media de 31 USD c/kWh (frente a una media de 16 USD c/kWh en los países del África subsahariana), lo que reduce la competitividad económica (por ejemplo, en el turismo) y dificulta la resiliencia medioambiental, dos factores clave del desarrollo sostenible de las islas. Sin embargo, en medio de estos retos se encuentran importantes oportunidades para la transición a fuentes de energía renovables (ER) y la ampliación de su despliegue. La dependencia de los PEID de los combustibles fósiles para la generación de energía fue la norma para el desarrollo de estas economías. El drástico descenso de los costos de la tecnología de las energías renovables y la aparición de soluciones de redes inteligentes constituyen ahora un argumento de peso para acelerar la transición de los PEID a las energías renovables. Con abundantes recursos energéticos solares, eólicos y, en algunos casos, de biomasa, hidroeléctricos, geotérmicos y marinos, los PEID poseen un enorme potencial sin explotar para producir electricidad más limpia, barata y resistente. En la mayoría de los PEID, la energía solar, incluso cuando se combina con el almacenamiento, es hoy en día la opción menos costosa para la expansión de la generación de energía. La experiencia reciente en varias islas de la OCDE demuestra que, con las inversiones adecuadas en la red, es posible alcanzar un alto nivel de penetración de las energías renovables variables (ERV) en los sistemas eléctricos insulares, manteniendo al mismo tiempo la estabilidad y confiabilidad de la red. Por otra parte, la transición a las energías renovables no sólo mitiga el impacto ambiental del uso de combustibles fósiles y reduce los costos de generación de energía, sino que también aumenta la seguridad energética y la resistencia al cambio climático, al tiempo que mejora la competitividad de la industria del turismo, un sector crítico para el crecimiento económico en muchos PEID. Dadas las limitaciones fiscales a las que se enfrentan muchos PEID, será fundamental movilizar la inversión del sector privado para la transición energética. A pesar de estas oportunidades y de los ambiciosos objetivos de despliegue de energías renovables fijados por la mayoría de los gobiernos de los PEID, el despliegue de energías renovables ha sido limitado hasta la fecha. Por término medio, las energías renovables representan menos del 20% de la generación, mientras que la solar y la eólica representan menos del 3% de la combinación energética.
Basándose en un sondeo de mercado con promotores y financiadores de energías renovables y en un análisis de los datos económicos y del sector energético, este informe pretende identificar las razones por las que la ampliación de las energías renovables en los PEID va a la zaga del resto del mundo, e identificar estrategias para movilizar la inversión del sector privado, a pesar de los retos inherentes que conlleva. Los retos transversales de la escala y la vulnerabilidad climática dificultan la adopción de energías renovables en los PEID, a pesar de sus excepcionales recursos renovables. Un sondeo de mercado realizado para este informe identificó que la pequeña escala de los proyectos de energía renovable en la mayoría de los PEID crea barreras significativas para la ampliación, incluyendo un acceso reducido a la financiación, un mayor costo del capital y retos en la cadena de suministro, entre otros. Los riesgos climáticos deben tenerse en cuenta en las fases de planificación, aunque la evaluación de los costos y beneficios de las medidas adicionales de resiliencia es compleja en un contexto de altos niveles de incertidumbre. En la fase operativa, los riesgos de daños catastróficos a los sistemas eléctricos son mayores en muchos PEID dada la exposición y la falta de resistencia climática de la mayoría de los sistemas eléctricos de los PEID, mientras que las medidas de mitigación pueden ser caras. Los riesgos de desarrollo de proyectos, con especial énfasis en los riesgos de contratación, la capacidad de las partes interesadas y los riesgos de la red, también son percibidos como elevados por los promotores. Muchos PEID se enfrentan a una falta de capacidad local para la contratación, lo que puede dar lugar a propuestas no solicitadas con tarifas elevadas que lastren el sector durante años. La falta de una gestión y regulación eficaces del sector eléctrico en muchos PEID suele traducirse en un marco inadecuado para la entrada de productores independientes de energía (IPP). La integración de la energía renovable puede suponer un riesgo importante para la estabilidad de la red debido a su pequeño tamaño, a la falta de opciones de flexibilidad, a la ausencia de una planificación adecuada del sistema eléctrico y a la insuficiencia de herramientas y capacidades de previsión y despacho. Los riesgos operativos y financieros de los proyectos también son importantes en los PEID, en particular los relacionados con la financiación local, la mano de obra cualificada y las infraestructuras. La falta estructural de capacidad financiera y técnica de los bancos locales obstaculiza los proyectos de energías renovables en los PEID, dado que el tamaño de las transacciones suele estar muy por debajo del tamaño mínimo del billete para los inversores internacionales. Los riesgos de liquidez y bancabilidad de los beneficiarios también son importantes para los PEID, sobre todo en las regiones de Asia y África. Los PEID también se enfrentan a la falta de mano de obra cualificada, lo que significa que es necesario importar mano de obra, lo que puede resultar costoso e incluso inviable en algunos casos.
Debido al limitado espacio fiscal y a la falta de economías diversificadas, muchos PEID tienen deficientes infraestructuras asociadas necesarias para el desarrollo de las energías renovables, como carreteras y puertos, lo que crea riesgos para la cadena de suministro y aumenta los costos de los nuevos proyectos de energías renovables. Las soluciones para superar estos retos tendrán que ser tanto financieras como tecnológicas, con una fuerte necesidad de utilidades, sistemas y herramientas de toma de decisiones más modernos. La financiación en condiciones favorables y el compromiso de las comunidades también serán fundamentales para impulsar el cambio y permitir las inversiones del sector privado. La innovación será necesaria tanto en términos de tecnologías que permitan mayores niveles de despliegue e integración de la VRE en los sistemas de las pequeñas islas, como en la estructuración de los instrumentos de mitigación de riesgos. El uso de intermediarios financieros puede ayudar a reducir los costos de transacción y los riesgos que los grandes financiadores perciben en los proyectos a pequeña escala en los PEID. El desarrollo de capacidades y la asistencia técnica pueden ayudar a los PEID a aumentar la cualificación de la mano de obra local, mejorar la planificación del sistema eléctrico, incluida la incorporación de consideraciones de resiliencia, y aumentar la capacidad local de supervisión y contratación del sector. Los bancos de desarrollo y los países donantes deberán dar prioridad a la financiación climática y en condiciones favorables, así como a las subvenciones, para ayudar a los PEID a superar los fallos del mercado y cerrar la brecha de viabilidad de las inversiones en energías renovables. El apoyo internacional a los PEID debería centrarse en potenciar las inversiones en energías limpias que puedan impulsar un desarrollo ecológico, resiliente e integrador. Este enfoque implica dar prioridad a las inversiones en energías renovables que no sólo contribuyan a la adaptación al clima y a la seguridad energética, sino que también mejoren la competitividad, el desarrollo socioeconómico, incluido el crecimiento de empleos verdes, y refuercen la resiliencia del sistema energético. Dados los importantes riesgos que el cambio climático plantea para el desarrollo de los PEID, los países desarrollados y la comunidad internacional deberían aumentar sustancialmente la provisión de recursos para atraer la inversión del sector privado con vistas a una rápida ampliación de las energías renovables en los PEID.
El informe aborda los desafíos y oportunidades que enfrentan los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS, por sus siglas en inglés) en su transición hacia energías renovables. Estos países, aunque diversos, comparten problemas comunes en sus sectores energéticos, principalmente debido a sus limitaciones geográficas, recursos naturales limitados y vulnerabilidad al cambio climático. A pesar de la alta dependencia de los SIDS en combustibles fósiles, la caída significativa en los costos de las tecnologías de energía renovable y el surgimiento de soluciones de redes inteligentes presentan una oportunidad para acelerar su transición hacia fuentes de energía más limpias y económicas. Los SIDS tienen un gran potencial no explotado de recursos renovables, como la energía solar, eólica y, en algunos casos, biomasa, hidroeléctrica, geotérmica y marina. La integración de estas fuentes no solo reduce los costos de generación de energía y mejora la seguridad energética, sino que también aumenta la resiliencia al cambio climático y mejora la competitividad de industrias cruciales, como el turismo. Sin embargo, la adopción de energías renovables en los SIDS ha sido limitada hasta la fecha. Los retos incluyen la pequeña escala de los proyectos, que crea barreras significativas como el acceso reducido a financiamiento y mayores costos de capital. Los riesgos climáticos y de desarrollo, como la falta de capacidad local para la adquisición y regulación del sector eléctrico, también son prominentes. El informe recomienda varias acciones para superar estos desafíos, incluyendo la adopción de enfoques innovadores en el desarrollo de proyectos y el empoderamiento de intermediarios financieros locales. Además, subraya la importancia de integrar la resiliencia climática desde la etapa de planificación hasta la construcción, y de movilizar inversiones del sector privado a través de financiamiento concesional y la participación comunitaria. Las inversiones en modernización de las utilidades, sistemas y herramientas de toma de decisiones, junto con la capacitación y asistencia técnica, son cruciales para aumentar la capacidad local y mejorar la planificación del sistema energético. Finalmente, el informe destaca que, aunque los SIDS contribuyen mínimamente a las emisiones globales de gases de efecto invernadero, enfrentan impactos desproporcionados del cambio climático. Por tanto, es esencial que la comunidad internacional y los países desarrollados aumenten significativamente los recursos destinados a impulsar la inversión privada en energías renovables en los SIDS, para facilitar un desarrollo verde, resiliente e inclusivo.
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