En los últimos años, algunos países del África Subsahariana (ASS) han mejorado notablemente el acceso a la electricidad, una prioridad clave del desarrollo y un pilar del Objetivo de Desarrollo Sostenible 7. La población de la región sin acceso ha disminuido de 610 millones en 2013 a 567,5 millones en 2020, a pesar del rápido crecimiento demográfico de la región. Sin embargo, el número de personas que carecen de acceso a la electricidad ha aumentado a 590 millones en 2021, ya que el progreso de los últimos años se vio frenado por la pandemia del COVID. Varios estudios recientes han analizado los retos que plantea el acceso a la energía en el ASS y muestran que, si se mantienen las tendencias actuales, más de 500 millones de personas se quedarían sin acceso a la electricidad en 2030. Para lograr el acceso universal a la electricidad, es necesario ampliar considerablemente tanto los sistemas de red centralizados como los no conectados a la red, lo que requeriría una inversión anual estimada de entre 13.000 y 73.000 millones de dólares. Estos estudios tienen en cuenta sobre todo la demanda doméstica de electricidad para los servicios de uso final, es decir, iluminación, calefacción, refrigeración, calentamiento de agua, cocina y otros aparatos domésticos. Sin embargo, otros han señalado claramente la necesidad de abordar la demanda para el uso productivo de la electricidad (PUE), que es importante para mejorar las oportunidades de generación de ingresos y la productividad laboral. El PUE es el uso adicional de electricidad de los hogares además de su consumo para servicios de uso final con el fin de proporcionar ingresos adicionales a través de empresas domésticas. Estas actividades incluyen usos energéticos agrícolas (como el bombeo de agua para el riego de pequeños agricultores), la transformación de productos agrícolas (es decir, molienda, descascarillado, descascarillado), la fabricación a pequeña escala (por ejemplo, carpintería, sastrería, soldadura, telar) y el sector servicios (como gastronomía, salón de belleza, etc.).
Las empresas domésticas son tan pequeñas que a menudo se llevan a cabo dentro del hogar del empresario emprendedor y suelen ser el resultado de un proceso de toma de decisiones común del hogar, más que de miembros individuales. Sólo unas pocas de estas empresas obtienen un registro formal11 y casi el 90% de las microempresas y de las pequeñas y medianas empresas que emplean de 2 a 9 personas en el ASS son informales. A pesar de la elevada proporción de hogares dedicados a actividades agrícolas en el ASS, su contribución al PIB es baja. Los procesos actuales de transformación de los cultivos, como la molienda del mijo, el arroz, el maíz y la mandioca para la elaboración de gachas y papillas, se realizan principalmente con un mortero y una maja convencionales, que consumen mucho tiempo. La electrificación de estos procesos mejoraría enormemente la productividad, la calidad de los productos y aumentaría el valor añadido, lo que no sólo incrementaría los ingresos familiares, sino que también liberaría a las personas de actividades que requieren mucho tiempo y mano de obra. Cerrar la brecha de acceso a la electricidad requiere no sólo una cantidad adecuada de inversión, sino también una comprensión clara de los requisitos, tecnologías, riesgos y oportunidades, preferiblemente respaldada por datos sólidos, escenarios y proyecciones de modelos. En este contexto, nos proponemos explorar el desarrollo futuro de las empresas domésticas agrícolas y no agrícolas en el ASS, su demanda potencial de electricidad y el impacto de esta demanda adicional en la planificación energética de la región. En este documento presentamos una metodología para estimar la PUE de las empresas domésticas agrícolas y no agrícolas en el ASS. La demanda de PUE para las empresas relacionadas con la agricultura se calcula a partir de mapas de uso del suelo de los tipos de cultivo actuales, las operaciones de procesamiento que pueden tener lugar a nivel doméstico y los requisitos de electricidad representativos de cada uno de esos procesos. Para las empresas no agrícolas, proponemos cuatro modelos estadísticos y los estimamos a partir de las Encuestas de Empresas del Banco Mundial: un modelo de consumo de las PYME, un modelo de conexión eléctrica de las PYME, un modelo de ventas de las PYME y un modelo de consumo eléctrico de las PYME. A continuación, utilizamos esos modelos para predecir el consumo potencial de electricidad de las PYME en toda el África subsahariana.
El informe plantea que la planificación energética en los países de África Subsahariana debe tener en cuenta de manera explícita los usos productivos de la electricidad. Esto implica que, al diseñar estrategias y políticas energéticas, se debe prestar atención específica a cómo la electricidad se utiliza para actividades económicas y productivas, además de satisfacer las necesidades básicas de iluminación y electrificación de las comunidades. Este enfoque busca impulsar el desarrollo económico y mejorar la calidad de vida al aprovechar la electricidad como un motor para el crecimiento y la productividad en la región.
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