El reporte técnico explora los aspectos económicos y políticos de las fotovoltaicas distribuidas (DPV), que se refieren a sistemas solares fotovoltaicos ubicados cerca de los consumidores de la electricidad generada. El informe detalla un proceso de tres pasos para desarrollar un paquete de políticas para DPV: diagnóstico y selección de casos de uso, preparación del paquete de políticas e implementación del paquete. En el primer paso, se identifican posibles casos de uso para DPV basados en desafíos del sistema, como suministro inadecuado de electricidad, acceso a energía para grupos de bajos ingresos, desastres naturales, descarbonización y diversificación del suministro. También se evalúa la preparación del mercado de DPV y sus posibles beneficios. El segundo paso analiza la economía del sistema y de los proyectos de DPV, su impacto en las utilidades, los desafíos regulatorios y de tarifas, y otros objetivos políticos, como la promoción de la inclusión de género. Este paso culmina con la preparación de un paquete de políticas comprehensivo para DPV. El tercer paso se centra en la implementación del paquete de políticas, incluyendo la determinación de una estrategia de entrada para DPV, la evaluación de modelos de negocio y opciones de financiamiento, el establecimiento de un marco regulatorio y la construcción de habilidades y capacidades. El informe discute varios modelos de negocio como los modelos de propiedad de la utilidad, de terceros y híbridos, así como enfoques innovadores como el comercio de energía descentralizado. En conjunto, el informe presenta un nuevo paradigma para diseñar paquetes de políticas que alineen los incentivos de las partes interesadas, distribuyan costos y beneficios de manera justa, y mitiguen los riesgos asociados con el despliegue de tecnología DPV.
El informe forma parte de una serie destinada a ayudar a las partes interesadas a aprovechar los DPV en países de ingresos bajos y medios. Los sistemas DPV son modulares, fáciles de instalar y pueden proporcionar electricidad limpia con bajos costos operativos. Cuando se diseñan e implementan adecuadamente, los DPV pueden ofrecer beneficios sustanciales para las utilidades, los consumidores y la economía en general. Pueden reducir las facturas de electricidad, mejorar la confiabilidad, proporcionar energía de respaldo y ayudar a enfrentar desafíos del sistema eléctrico, como altos costos de producción y escasez de servicios del sistema. Los programas exitosos de DPV pueden escalarse desde despliegues iniciados por consumidores (de abajo hacia arriba), planificados centralmente (de arriba hacia abajo), o una combinación de ambos. Deben considerar la planificación y operación del sistema de energía, así como otros recursos energéticos distribuidos como eficiencia energética, respuesta a la demanda y almacenamiento. Los DPV pueden combinarse con estos recursos para reducir las facturas de electricidad, proporcionar mejor energía de respaldo que los generadores diésel y suministrar energía confiable para usos productivos. Benefician a las utilidades al proporcionar generación de bajo costo, diferir actualizaciones de infraestructura, mejorar el servicio y la recaudación de facturas, proporcionar servicios auxiliares y cumplir necesidades urgentes después de desastres. Los responsables de la toma de decisiones deben determinar los casos de uso adecuados según su contexto e implementarlos a través de varios modelos de negocio que involucren a consumidores, proveedores terceros o utilidades. La coordinación entre las partes interesadas es clave para identificar y aprovechar sinergias. Los gobiernos y reguladores deben asegurar que el despliegue de DPV sea atractivo, amigable con la red y no erosione los ingresos de las utilidades. Se debe disponer de financiamiento y son esenciales las posturas políticas, objetivos y administración de programas. La regulación, respaldada por análisis, es clave para guiar el crecimiento del mercado de DPV, estableciendo estándares técnicos, esquemas de medición, precios y facturación. Los arreglos de alimentación a la red (alimentar todo, alimentar algunos o ninguno) tienen implicaciones técnicas, económicas y políticas, especialmente para la remuneración y fijación de precios.
Por otra parte, se exploran los aspectos económicos y políticos de la fotovoltaica distribuida (DPV), que se refiere a sistemas solares PV ubicados cerca de los consumidores de la electricidad generada. Este documento describe un proceso en tres etapas para desarrollar un paquete de políticas de DPV: diagnóstico y selección de casos de uso, preparación del paquete de políticas, e implementación del paquete. En la primera etapa, se identifican posibles casos de uso de DPV basados en desafíos del sistema como el suministro eléctrico inadecuado, el acceso a la energía para grupos de bajos ingresos, los desastres naturales, la descarbonización y la diversificación del suministro. Además, se evalúa la preparación del mercado para DPV y sus beneficios potenciales. En la segunda etapa, se analiza la economía del sistema y de los proyectos de DPV, sus impactos en las empresas de servicios públicos, los desafíos regulatorios y tarifarios, y otros objetivos de políticas como la promoción de la inclusión de género. Esta etapa culmina en la preparación de un paquete de políticas de DPV comprensivo. La tercera etapa se centra en la implementación del paquete de políticas, incluyendo la determinación de una estrategia de entrada para DPV, la evaluación de modelos de negocio y opciones de financiamiento, el establecimiento de un marco regulatorio, y la construcción de capacidades y habilidades. El informe discute diversos modelos de negocio como los de propiedad de servicios públicos, de terceros y modelos híbridos, así como enfoques innovadores como el comercio descentralizado de energía. En resumen, el informe presenta un nuevo paradigma para diseñar paquetes de políticas que alineen los incentivos de las partes interesadas, distribuyan los costos y beneficios de manera equitativa, y mitiguen los riesgos asociados con el despliegue de la tecnología DPV.
En otro sentido el informe es parte de una serie destinada a ayudar a los interesados a aprovechar los sistemas de fotovoltaica distribuida DPV en países de ingresos bajos y medianos. Los sistemas DPV son modulares, fáciles de instalar y pueden proporcionar electricidad limpia con bajos costos operativos. Cuando se diseñan e implementan adecuadamente, los DPV pueden ofrecer beneficios sustanciales para las empresas de servicios públicos, los consumidores y la economía en general. Pueden reducir las facturas de electricidad, mejorar la fiabilidad, proporcionar energía de respaldo y ayudar a enfrentar desafíos del sistema eléctrico como los altos costos de producción y la escasez de servicios del sistema. Los programas exitosos de DPV pueden ampliarse desde despliegues iniciados por consumidores (de abajo hacia arriba), planificados centralmente (de arriba hacia abajo) o una combinación de ambos. Estos programas deben considerar la planificación y operación del sistema de energía, así como otros recursos energéticos distribuidos como la eficiencia energética, la respuesta a la demanda y el almacenamiento. Los DPV pueden combinarse con estos recursos para reducir las facturas de electricidad, proporcionar mejor energía de respaldo que los generadores diésel y suministrar energía confiable para usos productivos. Benefician a las empresas de servicios públicos al proporcionar generación de bajo costo, aplazar actualizaciones de infraestructura, mejorar el servicio y la cobranza de facturas, proporcionar servicios auxiliares y satisfacer necesidades urgentes tras desastres. Los responsables de la toma de decisiones deben determinar los casos de uso adecuados según su contexto e implementarlos a través de varios modelos de negocio que involucren a consumidores, proveedores terceros o empresas de servicios públicos. La coordinación entre las partes interesadas es clave para identificar y explotar sinergias. Los gobiernos y reguladores deben garantizar que el despliegue de DPV sea atractivo, amigable con la red y no erosione los ingresos de las empresas de servicios públicos. Se debe garantizar el financiamiento disponible, y las posturas políticas, objetivos y administración de programas son esenciales. La regulación, respaldada por análisis, es clave para guiar el crecimiento del mercado DPV, estableciendo estándares técnicos, esquemas de medición, precios y facturación. Las disposiciones de alimentación a la red (alimentar todo, alimentar algo o nada) tienen implicaciones técnicas, económicas y políticas, especialmente en lo que respecta a la remuneración y los precios.
La implementación de DPV presenta tanto desafíos como impactos significativos para las empresas de servicios públicos, especialmente en países emergentes y desarrollados. En estos últimos, las empresas que han digitalizado sus sistemas y cuentan con medidores inteligentes pueden obtener beneficios, dado que esto les permite acceder a información granular sobre costos e ingresos. No obstante, la reducción de facturas y las deficiencias en la regulación de ingresos y precios han llevado a pérdidas económicas para muchas empresas de servicios públicos, alimentando la percepción errónea de que los DPV son un problema universal. Los principales desafíos para las empresas en estos países están relacionados con los acuerdos de precios existentes para la generación de electricidad excedente, como la medición y la facturación netas, que no compensan a las empresas por la diferencia en el valor entre la energía inyectada por los clientes (fuera de las horas pico) y la energía retirada (en horas pico). Las tarifas basadas en un solo componente energético pueden no permitir a las empresas recuperar los costos del servicio de red de los clientes de DPV. Además, las tarifas más altas para clientes comerciales e industriales, combinadas con la medición neta, pueden expandir artificialmente los beneficios de instalar sistemas DPV, llevando a una pérdida de ingresos para las empresas de servicios públicos. Estos problemas resultan en costos no recuperados y pérdida de ingresos de clientes típicamente de mayores ingresos, creando un ciclo vicioso de recuperación de costos insuficiente, precios más altos e incentivos crecientes para que otros clientes instalen sistemas DPV. Adicionalmente, los riesgos asociados con la medición y la facturación netas, como la incapacidad para recuperar los costos de la red relacionados con la demanda, y la potencial «espiral de la muerte» de la utilidad si los clientes residenciales de mayor consumo adoptan DPV, son desafíos significativos. Las estrategias de mitigación incluyen asegurar que los clientes de DPV paguen los costos completos de la red y dirigir eficazmente los subsidios cruzados. Asimismo, se deben considerar a las empresas de servicios públicos que operan bajo límites de ingresos o de precios, donde la penetración de DPV puede impactar la recuperación de ingresos y los precios sostenibles. En cuanto a la conexión de sistemas DPV a la red, se enfrentan a problemas como la reducción de ingresos para las empresas debido a los cargos volumétricos, la alta adopción de DPV por usuarios residenciales de alto consumo, patrones de consumo de energía desalineados con la generación de DPV, la incapacidad para recuperar los costos de generación/compra de energía, el desplazamiento de costos a clientes sin DPV, mayores costos operativos debido al control de voltaje y las pérdidas de la red, y la congestión de la red causada por sistemas DPV sobredimensionados.
Las medidas potenciales de mitigación incluyen la implementación de tarifas en dos partes (demanda y energía) o tarifas por uso de la red, minimizando los subsidios cruzad, prefiriendo la medición bruta o los arreglos de facturación neta con tarifas según el tiempo de uso, planificando efectivamente la generación de energía y los acuerdos de compra de energía, asegurando que los clientes de DPV paguen los costos de capacidad de la red y generación, reflejando los costos evitados en los precios de inyección de energía, proporcionando incentivos tarifarios para el consumo flexible, planificando programas de DPV para ayudar en el control de voltaje y dirigir ubicaciones adecuadas, y restringiendo la capacidad del sistema DPV en función del consumo esperado. El marco regulatorio puede apoyar estas medidas implementando límites de ingresos para los servicios de distribución, eliminando gradualmente la medición neta a favor de la facturación neta o mini IPPs, utilizando precios según el tiempo de uso, socializando los costos adicionales incurridos a través de DPV y mejorando la planificación de transmisión y distribución para acomodar los requisitos de DPV. El objetivo a largo plazo es avanzar hacia tarifas dinámicas que adapten los costos de energía a su valor para la utilidad e incentiven las soluciones de almacenamiento. Para promover una participación equitativa en los proyectos de DPV, es necesario enfocarse en los consumidores de bajos ingresos y las mujeres, abordando la asequibilidad, la participación comunitaria, la protección del consumidor, la sostenibilidad y la integración con programas existentes. En cuanto a las mujeres, se destaca la necesidad de facilitar su acceso como gestoras de energía, emprendedoras y trabajadoras en la industria de DPV. Se proponen medidas específicas a lo largo del ciclo de vida del proyecto para aumentar la participación de las mujeres y abordar las brechas de género. Además, se subraya la necesidad de recolección de datos, consulta, desarrollo de capacidades y monitoreo de resultados de inclusión de género y social.
La implementación DPV en áreas residenciales ha llevado al desarrollo de diversos modelos de negocio que facilitan su despliegue, destacándose especialmente el papel de las empresas de distribución eléctrica. Tres modelos principales se han identificado: el modelo de terceros, el modelo liderado por la empresa de distribución y el modelo de propiedad de la empresa de distribución. En el modelo de terceros, un proveedor de servicios instala, posee y opera el sistema DPV en las instalaciones del cliente, mientras que la empresa de distribución puede facilitar este proceso identificando oportunidades comerciales, ayudando con la calificación crediticia del cliente y actuando como agente de cobro. Este modelo presenta ventajas como la reducción de costos de transacción y la asignación de riesgos, aunque depende en gran medida del apoyo regulatorio y financiero adecuado. Por otro lado, en el modelo liderado por la empresa de distribución, esta puede ofrecer servicios relacionados con DPV directamente o a través de terceros, variando su alcance según las restricciones regulatorias. Si no se permite a la empresa poseer activos de generación, puede actuar como facilitador, agregador o proveedor de servicios. Sin embargo, si no existen tales restricciones, la empresa puede poseer y operar los sistemas DPV bajo acuerdos de arrendamiento o compra de energía, lo que podría mejorar significativamente su capacidad para aprovechar economías de escala y reducir costos de financiación, aunque también incrementa los riesgos comerciales. Asimismo, el modelo de propiedad de la empresa de distribución, una variante del modelo liderado por la empresa implica que la empresa de distribución sea la propietaria, operadora y mantenedora de los sistemas DPV. Este enfoque puede incluir el arrendamiento directo del techo del cliente, proporcionando energía gratuita o con descuento, o bien la firma de acuerdos de compra de energía con una empresa de servicios energéticos renovables (RESCO), subarrendando el techo del cliente. Este modelo es particularmente beneficioso en términos de reducción de costos y aceleración del despliegue de DPV, debido a que permite a la empresa de distribución controlar mejor los activos y optimizar la operación del sistema. Sin embargo, también aumenta la exposición a riesgos financieros y operativos, lo que requiere una gestión cuidadosa y un entorno regulatorio favorable. En el contexto de ejemplos internacionales, como en Nigeria y Kerala, se han explorado modelos híbridos que combinan elementos de los mencionados modelos para adaptar soluciones específicas a las necesidades locales, abordando desafíos como la financiación, la fiabilidad del servicio y la reducción de costos del sistema. En conclusión, la implementación efectiva de sistemas DPV depende de una combinación de modelos de negocio adecuados, apoyo regulatorio y financiero, y la capacidad de las empresas de distribución para gestionar los riesgos y aprovechar las oportunidades asociadas con la energía solar distribuida.