Desde hace décadas, los periodistas ambientales trabajan para aumentar la visibilidad de la crisis climática que enfrentamos. Ya lo hacían cuando el tema todavía no llegaba a las portadas de los medios, las empresas no tenían áreas de sostenibilidad en sus organigramas y las figuras políticas no se pronunciaban al respecto. No sólo abrieron camino en la sociedad, sino dentro de las propias salas de redacción. No lo hicieron solos, sino dando voz a fuentes solventes como la comunidad científica y las ONG que trabajan en el área.
Hoy, la conciencia ante la amenaza que supone el cambio climático se encuentra más extendida, y los medios de comunicación le dan espacio en sus programaciones, páginas web y redes sociales. Sin embargo, los periodistas que lo cubren siguen enfrentando viejos y nuevos desafíos. Su labor se transforma a la par del periodismo: los formatos tradicionales ceden ante nuevas maneras de conectar con las audiencias, como los contenidos creados para redes sociales y con un marcado componente visual. Y las audiencias, a su vez, se ven abrumadas por la urgencia y el pesimismo de las noticias sobre la crisis climática o, en el otro extremo, desconfían de la información ante la avalancha de las «fake news».
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