El informe ofrece directrices para que las ciudades transiten hacia ser «positivas para la naturaleza,» es decir, que dejen la naturaleza en un mejor estado del que encontraron. Destaca la importancia de que las ciudades tomen acción en favor de la naturaleza, dado que los centros urbanos impulsan una parte significativa de la economía global, pero han impactado negativamente los ecosistemas naturales. Las ciudades deben comprometerse a actuar en beneficio de la naturaleza tanto dentro como fuera de sus límites. Para ello, es esencial desarrollar una estrategia formal para la naturaleza con objetivos claros y metas basadas en la ciencia, adaptadas a su contexto local. Esta estrategia debe delinear la visión de la ciudad en cuanto al cuidado de la naturaleza, establecer objetivos y metas coherentes informados por una evaluación de la biodiversidad, e incluir un plan de mejora que cree un entorno propicio mediante la gobernanza, políticas, financiamiento, datos, participación de interesados y capacidades. Además, debe listar acciones específicas positivas para la naturaleza, como medidas políticas y soluciones basadas en la naturaleza. Las ciudades deben implementar estas acciones, monitorear su progreso y reportar su impacto. El informe tiene como objetivo proporcionar claridad sobre la agenda global de biodiversidad y apoyar a los gobiernos locales y empresas en comprender su rol como agentes de cambio para ser positivos para la naturaleza para 2030 y más allá, según lo establecido por el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal. La adopción de este nuevo marco global de biodiversidad busca detener y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030, requiriendo acciones de gobiernos, empresas y ciudades. Aunque existen guías para que las ciudades establezcan objetivos climáticos, todavía se necesita una metodología unificada para definir y evaluar los impactos en la naturaleza y establecer objetivos a nivel urbano. Las ciudades, altamente dependientes de las contribuciones de la naturaleza como la calidad del aire y el agua y la resiliencia a eventos extremos, han impactado negativamente los ecosistemas naturales debido a la expansión urbana. Actualmente, solo el 37% de las principales ciudades tienen una estrategia de biodiversidad. A su vez, se introduce un marco que divide la naturaleza en los ámbitos de atmósfera, tierra, agua dulce, océano y biodiversidad para ayudar a identificar acciones urbanas que beneficien a la naturaleza. Aunque la naturaleza ofrece contribuciones invaluables, estas no se contabilizan adecuadamente en los sistemas económicos, perpetuando el daño a la naturaleza. Por tanto, las ciudades deben actuar en favor de la naturaleza, dado que sus fundamentos y atractivo dependen del acceso a las contribuciones de la naturaleza. Evaluar las dependencias, impactos, riesgos y oportunidades relacionados con la naturaleza es esencial para el bienestar, estabilidad financiera, prosperidad y resiliencia de las ciudades. El marco TNFD para empresas puede adaptarse a las ciudades para perseguir una transición positiva para la naturaleza mediante la evaluación y divulgación de las dependencias, impactos, riesgos y oportunidades relacionados con la naturaleza.
El informe ofrece una visión integral de los habilitadores y componentes clave que las ciudades necesitan, se centra en cinco habilitadores principales: gobernanza, políticas, financiamiento, datos y análisis, y participación de las partes interesadas. Cada habilitador se desglosa en subcomponentes específicos. En cuanto a la gobernanza, es decisivo contar con estructuras adecuadas, procesos definidos y roles dedicados a supervisar los esfuerzos relacionados con la naturaleza. Las políticas deben incluir regulaciones, incentivos y requisitos que guíen y promuevan soluciones amigables con la naturaleza. El financiamiento implica asegurar fondos suficientes, establecer procesos de financiación y crear mecanismos para asociaciones público-privadas. Los datos y análisis se centran en la gestión de datos y en capacidades de análisis de riesgos e impactos para informar la toma de decisiones. La participación de las partes interesadas enfatiza las estrategias de comunicación, la participación comunitaria, el desarrollo del capital humano y el fomento de la investigación y la innovación. Además, se propone un modelo de madurez para cada subcomponente, que define lo que constituye un nivel «inicial y en desarrollo» frente a un nivel «avanzado y líder» de madurez. Se sugiere que las ciudades realicen una autoevaluación para identificar brechas y desafíos, y luego diseñen estrategias accionables para mejorar su entorno habilitador en estas áreas clave. Entre las acciones específicas que las ciudades pueden considerar como primeros pasos, se incluye el establecimiento de un marco de gobernanza con un mandato flexible y coordinado para supervisar, informar y promover iniciativas positivas para la naturaleza. Es esencial asegurar la colaboración y estandarizar procesos a través de acuerdos de nivel de servicio o memorandos de entendimiento. Otros principios clave incluyen un mandato claro de los líderes de la ciudad, la participación en redes de ciudades, un enfoque basado en datos, procesos estandarizados, la colaboración con entidades gubernamentales nacionales, y la transparencia y rendición de cuentas. En términos de políticas, es fundamental desarrollar hojas de ruta enfocadas en la naturaleza, colaborar con las autoridades locales en recursos compartidos, integrar principios positivos para la naturaleza en los códigos de construcción y las políticas de planificación urbana, abordar fallas de políticas en la contratación pública y aplicar medidas para apoyar la adopción de nuevas soluciones. Para el financiamiento, se pueden implementar mecanismos de pago por servicios ecosistémicos, explorar fuentes de financiamiento existentes, utilizar la agregación de proyectos, habilitar mecanismos para expresar las preferencias del consumidor, considerar la contabilidad del capital natural, buscar fuentes de financiamiento innovadoras como los bonos verdes y la captura de valor del suelo, abordar las barreras de solvencia crediticia, y fomentar la inclusión de criterios ESG en los mecanismos de financiamiento. Este enfoque holístico no solo mejora la capacidad de las ciudades para gestionar sus impactos en la naturaleza, sino que también proporciona beneficios adicionales como eficiencias operativas, reducción de riesgos, aumento de inversiones, innovación, gobernanza más eficiente, atracción de talento y un espíritu comunitario mejorado. Los ejemplos y estudios de caso de diversas ciudades ilustran las acciones recomendadas, subrayando la importancia de un compromiso claro y sostenido con la naturaleza en todos los aspectos del desarrollo urbano.
En el desarrollo de la transición de las ciudades hacia un enfoque positivo para la naturaleza, se reconoce el papel que desempeñan las ciudades en la lucha contra la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas. Se enfatiza la importancia de que las ciudades establezcan objetivos basados en la ciencia y ejecuten acciones concretas para alcanzarlos. Además, se fomenta la colaboración entre ciudades, el sector privado, la sociedad civil y las instituciones financieras para proporcionar soluciones innovadoras, experiencia y financiación. El informe visualiza a las ciudades como centros de cuidado de la naturaleza, donde humanos y naturaleza prosperan juntos, promoviendo un crecimiento inclusivo y una prosperidad compartida. Este documento marca el inicio de una serie de iniciativas que abogan por la regeneración de la naturaleza en las áreas urbanas y por las áreas urbanas, con el objetivo de ayudar a las ciudades a incorporar los valores de la naturaleza en sus decisiones económicas, proporcionando orientación sobre gobernanza, incentivos, regulaciones, participación de las partes interesadas, desarrollo de capacidades, soluciones y oportunidades de financiación para lograr ciudades más resilientes, prósperas y equitativas. Adicionalmente, el informe discute diversas iniciativas y marcos destinados a mapear, valorar y proteger el capital natural, incluyendo esfuerzos de instituciones académicas, gobiernos y organizaciones. Se menciona el Proyecto de Capital Natural de la Universidad de Stanford, que apoya a gobiernos en más de 80 países a través de sus modelos InVEST. No obstante, se señala que estos esfuerzos son relativamente recientes y que el progreso en la protección del capital natural aún está en sus primeras etapas. También se hace referencia a informes y recomendaciones de organizaciones como la TNFD, la Science Based Targets Network (SBTN) y el Foro Económico Mundial. El documento subraya la importancia de comprender y abordar los impactos de la urbanización, las aguas residuales y otras actividades humanas en los ecosistemas y la biodiversidad. Asimismo, menciona diversas metas, marcos e iniciativas relacionadas con la conservación de la biodiversidad y el desarrollo urbano sostenible, como la Convención sobre la Diversidad Biológica (CBD), el Índice de Singapur sobre Biodiversidad en las Ciudades, los Índices de Naturaleza Urbana de la UICN, la Plataforma de Acción CitiesWithNature, los Límites del Sistema Terrestre, la Declaración de Edimburgo, el Acelerador de Naturaleza Urbana y las estrategias y planes implementados por ciudades como Copenhague, Singapur, Melbourne, Vancouver, Durban, Londres, Nueva York y París. En última instancia, el informe proporciona referencias y enlaces a diversos recursos y ejemplos relacionados con la integración de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en las ciudades. Incluye información sobre herramientas, informes e iniciativas de organizaciones como ICLEI, la Asociación de Ginebra y gobiernos locales en ciudades como Vancouver, Sídney, Lausanne-Morges y Auckland. Se abordan temas como estructuras organizativas, programas de entrega, gobernanza, planes operativos, planes climáticos, métricas de biodiversidad, ganancias netas de biodiversidad, bonos verdes, repositorios de datos, participación comunitaria, iniciativas de ciencia ciudadana y programas de desarrollo de capacidades. Estas referencias buscan proporcionar orientación práctica, estudios de caso y mejores prácticas para que las ciudades integren soluciones basadas en la naturaleza y promuevan una transición positiva para la naturaleza.
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