El norte de África – Argelia, Egipto, Libia, Marruecos, Túnez y Sudán – es el mayor mercado energético del continente africano. Excluyendo a Sudán, la región cuenta con índices relativamente altos de desarrollo socioeconómico, industrialización y acceso a la energía moderna. Además, el panorama energético de la región la distingue del resto del continente. El Norte de África posee un importante potencial de energía renovable solar y eólica, además de la energía ya explotada, así como una considerable capacidad hidroeléctrica. También cuenta con soluciones descentralizadas, sin conexión a la red, instaladas en zonas remotas, y grandes mercados potenciales en países donde el acceso a la electricidad es limitado, sobre todo en Libia y Sudán. Estos factores podrían hacer del Norte de África uno de los mercados energéticos más dinámicos del continente en un futuro próximo, incluso para las energías renovables. Este informe destaca el gran potencial de energías renovables del Norte de África y explora su actual entorno político para apoyar la transición energética y el despliegue de energías renovables en los próximos años. También destaca las políticas para una transición justa en el Norte de África, en concreto, un cambio de los sectores energéticos de la región, alejándose de los combustibles fósiles y hacia una combinación de energías más diversificada y limpia que apoye los objetivos de desarrollo socioeconómico de los países, incluida la Agenda 2030. El Norte de África se distingue del África Subsahariana por la diversidad de su paisaje energético y su nivel de desarrollo socioeconómico. La región está formada por países de renta media, excepto Sudán, y tiene unos índices de desarrollo socioeconómico y humano muy superiores a los del resto del continente. Su particular geografía facilita los lazos comerciales con los vecinos del sur y con Europa a través del Mediterráneo. La mayor parte del Norte de África -excepto Libia y Sudán (cuyas políticas económicas y energéticas se han visto condicionadas por los conflictos y la inestabilidad de la última década)- ha experimentado una considerable estabilidad económica y política a lo largo del tiempo, con estrategias en evolución en el sector energético que incluyen objetivos cada vez más ambiciosos para una combinación energética más sostenible, así como medidas climáticas en algunos países norteafricanos. La geografía del norte de África y la dependencia de sus economías de los ecosistemas locales, incluidos la agricultura, la pesca y el turismo, hacen que la región sea muy vulnerable al cambio climático. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático identifica el norte de África como una de las regiones donde la desertificación y el estrés hídrico afectarán a un mayor número de personas en las próximas décadas si no se mitiga eficazmente el calentamiento global. También se prevé que el cambio climático en la región provoque más olas de calor, tormentas de polvo y fenómenos meteorológicos extremos en los próximos años y décadas, lo que afectará a la biodiversidad, los medios de vida y la salud pública. Estos efectos, junto con el creciente problema de la extracción excesiva de aguas subterráneas y la contaminación ambiental, plantean quizás el mayor desafío para la estabilidad y prosperidad futuras del norte de África. Por lo tanto, el éxito de la mitigación climática internacional es crucial para la región, incluido el despliegue de energías renovables.
A pesar del potencial de las energías renovables en el norte de África, así como del papel histórico de la energía hidroeléctrica en algunas partes de la región, hasta la fecha las energías renovables siguen teniendo una pequeña participación en el mix eléctrico. El uso de la energía hidroeléctrica se concentra en Egipto, Sudán y Marruecos, por este orden; su cuota en la generación total de estos países oscila entre el 12% de Marruecos y el 44% de Sudán. Mientras tanto, Argelia, Libia y Túnez tienen poca o ninguna capacidad hidroeléctrica debido a la falta de recursos. Otras energías renovables representan alrededor del 6% del mix eléctrico, con una contribución de la energía eólica que oscila entre el 13% en Marruecos y casi cero en Argelia, Libia y Sudán. La producción de electricidad térmica a partir de combustibles fósiles representa cerca del 94% de la producción total de electricidad de la región. A pesar de la gran dependencia de los combustibles fósiles, el norte de África ha experimentado una expansión de la capacidad de generación renovable a un ritmo alentador del 5% anual desde 2011, aunque con diferencias sustanciales intrarregionales. Egipto, Marruecos y Argelia han contribuido a la importante expansión de la energía solar en la región. Egipto y Argelia han realizado importantes inversiones en centrales de energía fotovoltaica en los últimos años. Las centrales fotovoltaicas, situadas en su mayoría en Egipto, representaban el 84% de la capacidad fotovoltaica total instalada en el norte de África en 2020. La mayor parte de la capacidad de energía solar instalada está conectada a la red, mientras que la capacidad no conectada a la red se encuentra principalmente en las regiones remotas del sur de Argelia. El informe se desarrolla del siguiente modo: El Capítulo 2 ofrece una breve visión general del sector energético de la región, centrándose en los motores y el despliegue de las energías renovables. El capítulo 3 describe el panorama político de las energías renovables en la región, incluidas las políticas de capacitación, integración y despliegue. También se analizan el hidrógeno verde y las oportunidades para el comercio regional de energía. El capítulo 4 explora las tendencias de inversión y financiación en el Norte de África (impulsadas principalmente por el marco político analizado en el capítulo 3). El capítulo 5 analiza las políticas para evitar que las poblaciones más vulnerables se vean aún más marginadas debido a la transición estructural desde los combustibles fósiles hacia las energías renovables.
El informe aborda estrategias y medidas implementadas en la región del Norte de África para fomentar el desarrollo de fuentes de energía renovable. En un contexto global donde la transición hacia energías más sostenibles es prioritaria, los países de esta región han adoptado políticas específicas destinadas a promover la inversión y la adopción de tecnologías renovables. El informe examina detalladamente estas políticas, destacando los incentivos fiscales, las tarifas de alimentación y otras herramientas financieras que buscan estimular el crecimiento del sector. Se pone especial énfasis en la diversificación de la matriz energética, señalando cómo los gobiernos han establecido objetivos ambiciosos para aumentar la participación de energías renovables en la generación total de electricidad. Esto se ha traducido en la implementación de proyectos a gran escala, como parques eólicos y plantas solares, que no solo buscan mejorar la sostenibilidad ambiental, sino también reducir la dependencia de los combustibles fósiles y fortalecer la seguridad energética de la región. Además, el informe aborda la gestión de datos en el contexto de las Infraestructuras de Medición Avanzada (AMI, por sus siglas en inglés). Se destaca la importancia de contar con sistemas eficientes de gestión de datos para optimizar la operación de las redes eléctricas basadas en energías renovables. La implementación de tecnologías AMI permite la recopilación en tiempo real de datos relacionados con el consumo de energía, facilitando la toma de decisiones informada y la mejora de la eficiencia en la distribución y utilización de la electricidad. El informe también examina los desafíos y oportunidades asociados con la gestión de datos en entornos AMI, incluyendo cuestiones de privacidad, seguridad y la necesidad de capacidades técnicas avanzadas. En este contexto, se destacan las mejores prácticas y lecciones aprendidas de experiencias previas, con el objetivo de proporcionar orientación para la implementación efectiva de sistemas AMI en la región del Norte de África. En resumen, el informe ofrece una visión integral de las políticas y finanzas para las energías renovables en la región, así como una exploración detallada de la gestión de datos en el ámbito de las Infraestructuras de Medición Avanzada.
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