La inflación disminuye, pero el crecimiento se ralentiza. El endurecimiento de la política monetaria necesario para atajar la inflación está surtiendo efecto. A pesar de un crecimiento del PIB mayor de lo previsto en 2023, el endurecimiento de las condiciones financieras, la debilidad del comercio y el debilitamiento de la confianza están pasando factura. Los mercados inmobiliarios y las economías dependientes de los bancos, sobre todo en Europa, están notando el impacto.
El ritmo de crecimiento es desigual. En general, los mercados emergentes van mejor que las economías avanzadas. El crecimiento europeo va a la zaga del norteamericano y de las principales economías asiáticas. La inflación, aunque está disminuyendo, sigue siendo motivo de preocupación. Se prevé un aterrizaje suave para las economías avanzadas, pero esto dista mucho de estar garantizado. La relación entre la inflación, la actividad y los mercados laborales ha cambiado, lo que hace difícil juzgar el impacto total del endurecimiento de la política monetaria. En Estados Unidos, la economía está demostrando más fortaleza de lo previsto y existe el riesgo de que la inflación resulte persistente. En la zona euro, el impacto total del endurecimiento de la política monetaria aún no se ha manifestado y la actividad puede verse más afectada de lo que se espera. Muchos mercados emergentes han mostrado una resistencia considerable durante el pasado año, pero los países caracterizados por la vulnerabilidad estructural de su deuda se han visto sometidos al escrutinio de los mercados. El comercio mundial es débil. Factores no sólo cíclicos, sino también estructurales, están provocando una ralentización del ritmo de integración de las cadenas de valor entre países. Se están desaprovechando las oportunidades de crecimiento, especialmente las derivadas de un mayor comercio de servicios. Debemos reactivar el comercio mundial. La mejor manera de que las cadenas de valor mundiales sean resistentes es mediante la diversificación, no mediante el proteccionismo y las políticas internas. En muchos países, las presiones fiscales son cada vez mayores. Los cambios demográficos, la descarbonización y la combinación de un aumento de los pagos de intereses y un crecimiento lento hacen que los países se enfrenten a unas perspectivas fiscales difíciles. Los Gobiernos deben tomar medidas enérgicas para reducir estas presiones y centrar más sus políticas en el crecimiento. Esto significa reformar el mercado laboral y las políticas de pensiones, aumentar la competencia y utilizar los resortes fiscales para aumentar el capital humano y la inversión en mejora de la productividad, incluida la inversión necesaria para llevar a cabo la transición ecológica.
En resumen, la economía mundial se enfrenta a la inflación, la ralentización del crecimiento y las crecientes presiones fiscales. Los responsables políticos deben dar prioridad a la estabilidad macroeconómica, las reformas estructurales, las políticas fiscales inteligentes y la cooperación internacional para fomentar un crecimiento sostenible e integrador. La economía mundial sigue afrontando los retos de una inflación persistente y unas perspectivas de crecimiento moderadas. El crecimiento del PIB ha sido mayor de lo previsto en lo que va de 2023, pero ahora se está moderando a medida que se deja sentir el impacto del endurecimiento de las condiciones financieras, el débil crecimiento del comercio y la menor confianza de las empresas y los consumidores. Las condiciones financieras son restrictivas, y los tipos de interés reales prospectivos han seguido subiendo en general en los últimos meses. La actividad se ha ralentizado en los sectores sensibles a los tipos de interés, en particular los mercados inmobiliarios, y en las economías que dependen de la financiación bancaria, especialmente en Europa. El recrudecimiento de las tensiones geopolíticas vuelve a aumentar la incertidumbre sobre las perspectivas a corto plazo. La inflación general ha caído en casi todas las economías, aliviando las presiones sobre los ingresos de los hogares, pero la inflación subyacente sigue siendo relativamente alta. Los riesgos para las perspectivas mundiales a corto plazo siguen inclinándose a la baja. El aumento de las tensiones geopolíticas debido al conflicto tras los atentados terroristas de Hamás contra Israel es una preocupación clave a corto plazo, especialmente si el conflicto se extendiera. Esto podría provocar perturbaciones significativas en los mercados energéticos y en las principales rutas comerciales, así como una reevaluación adicional del riesgo en los mercados financieros, lo que frenaría el crecimiento y aumentaría la inflación. Los vientos en contra derivados del aumento de las restricciones comerciales, las políticas orientadas hacia el interior y la reestructuración de las cadenas de valor mundiales también están contribuyendo a la incertidumbre de las perspectivas del comercio mundial, que es una preocupación clave dada la importancia del comercio para la productividad y el desarrollo. La persistencia de las presiones sobre los costos, las nuevas subidas de los precios de la energía y los alimentos, o los indicios de una deriva al alza de las expectativas de inflación podrían obligar a los bancos centrales a mantener los tipos de interés oficiales más altos durante más tiempo del previsto, lo que podría generar un aumento de la inflación.
El informe proporciona un análisis exhaustivo y actualizado de la situación económica mundial. En su contenido, el informe aborda los principales indicadores macroeconómicos y evalúa el desempeño de las economías de los países miembros y no miembros de la OCDE. En términos generales, el informe destaca un panorama mixto en la economía global. Se señalan perspectivas de crecimiento moderado en algunas regiones, junto con desafíos persistentes en otras, como la inflación en aumento, la volatilidad en los mercados financieros y las tensiones comerciales entre naciones clave. La OCDE identifica riesgos potenciales que podrían obstaculizar el crecimiento económico, como las variaciones en los precios de las materias primas, la incertidumbre geopolítica y la continua propagación de la pandemia en ciertas áreas. Además, el informe destaca la importancia de las políticas económicas coordinadas y estratégicas para mitigar los riesgos y promover la estabilidad y el crecimiento sostenible. Se hacen hincapié en políticas que puedan contrarrestar los efectos adversos de la inflación, como ajustes en la política monetaria y fiscal, así como medidas destinadas a fomentar la inversión, la innovación y el empleo. Asimismo, se destacan aspectos sectoriales y temáticos, incluyendo análisis detallados sobre la situación laboral, el comercio internacional, la sostenibilidad ambiental y la digitalización, subrayando la importancia de aprovechar las oportunidades emergentes y abordar los retos económicos en estas áreas. En conclusión, el informe de la OCDE proporciona una visión general detallada y equilibrada de la situación económica mundial, identificando áreas de crecimiento, riesgos y desafíos, y proponiendo recomendaciones políticas para fortalecer la estabilidad y promover un crecimiento sostenible en el ámbito global.
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