El cambio climático está teniendo un impacto profundo en la salud global, ya sea relacionado con la disminución en la oferta de agua dulce debido a sequías, el aumento de enfermedades infecciosas tras inundaciones o la contaminación del aire tóxico asociada a incendios forestales descontrolados. No hay duda de que el calentamiento global y los eventos climáticos extremos están exacerbando los problemas de salud en todo el mundo y poniendo tensión en los sistemas de atención médica que ya están al límite en algunas regiones. En la próxima década, según lo detallado en el Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial de 2023, la incapacidad para mitigar y adaptarse al cambio climático representará nuestro riesgo más grave a nivel mundial, con patrones climáticos cambiantes que ya están generando tendencias alarmantes. Estas incluyen el aumento de patógenos nuevos y existentes, incrementos en la contaminación del aire y el agua, así como empeoramiento de eventos climáticos extremos como olas de calor, tormentas tropicales e inundaciones. Además, la brecha de desigualdad en salud también ha comenzado a ampliarse debido a los efectos del cambio climático en poblaciones vulnerables y geografías que ya enfrentan dificultades y tienen un acceso limitado a servicios de salud de calidad y asequibles. Como parte de una colaboración entre el Foro Económico Mundial y Oliver Wyman, se llevó a cabo un análisis económico centrado en cómo el clima transformará probablemente el panorama de la salud en las próximas dos décadas. Este análisis en profundidad, parte de la iniciativa de Clima y Salud del Foro, también evaluó el impacto del clima en la economía global y los sistemas de atención médica en todo el mundo, ofreciendo estrategias accionables para mitigar y prepararse para la amenaza anticipada. El objetivo con el informe y la iniciativa es ayudar a los sectores público y privado a crear comunidades más resilientes y saludables. Al aumentar la conciencia sobre la magnitud y alcance de la inminente crisis de salud impulsada por el clima, esperamos brindar orientación a varias regiones y comunidades sobre cómo utilizar el tiempo limitado que nos queda para prepararse. Aunque se ha debatido mucho sobre el impacto del cambio climático en la naturaleza y la economía global, algunas de las consecuencias más urgentes de las temperaturas en aumento de la Tierra afectarán a la salud humana y al sistema de salud global. Este artículo tiene como objetivo cuantificar las consecuencias para la salud del cambio climático, tanto en términos de los resultados de salud en sí mismos (mortalidad y vidas saludables perdidas) como en términos de los costos económicos para el sistema de atención médica. Se analizaron seis categorías principales de eventos impulsados por el clima como importantes impulsores de impactos negativos en la salud, incluidas inundaciones, sequías, olas de calor, tormentas tropicales, incendios forestales y el aumento del nivel del mar. Los resultados del análisis mostraron que para 2050, es probable que el cambio climático cause un adicional de 14.5 millones de muertes y pérdidas económicas de $12.5 billones en todo el mundo. Los impactos inducidos por el clima representarán costos adicionales de $1.1 billones para los sistemas de atención médica, creando una carga significativa adicional en infraestructuras ya tensas y en recursos médicos y humanos. De los eventos climáticos analizados, las inundaciones fueron identificadas como el mayor riesgo agudo de mortalidad inducida por el clima, con un estimado de 8.5 millones de muertes para 2050. Las sequías, vinculadas indirectamente al calor extremo, son la segunda causa más importante de mortalidad, con una previsión de 3.2 millones de muertes. Las olas de calor, que constituyen un período prolongado de temperaturas y humedad extremas, tienen el mayor costo económico estimado en $7.1 billones para 2050 debido a la pérdida de productividad. El cambio climático desencadenará un aumento catastrófico en varios resultados de enfermedades sensibles al clima, incluidas enfermedades transmitidas por vectores. Las temperaturas más cálidas aumentarán tanto el período de cría como el rango geográfico de colonias de mosquitos, lo que llevará a la expansión de enfermedades como malaria, dengue y Zika a zonas climáticas moderadas y previamente menos afectadas, como Europa y los Estados Unidos. Para 2050, se estima que un adicional de 500 millones de personas pueden estar en riesgo de exposición a enfermedades transmitidas por vectores.
Es importante destacar que el cambio climático exacerbará las desigualdades en salud a nivel mundial. Las poblaciones más vulnerables, incluidas mujeres, jóvenes, ancianos, grupos de bajos ingresos y comunidades de difícil acceso, serán las más afectadas por las consecuencias relacionadas con el clima. Regiones como África y el sur de Asia enfrentan una vulnerabilidad aumentada a los impactos del cambio climático exacerbados por limitaciones de recursos existentes, infraestructuras adecuadas y equipo médico esencial, complicando aún más su capacidad para abordar y adaptarse a los desafíos ambientales. Todavía hay tiempo para que la economía global reduzca decisivamente las emisiones y adopte estrategias para proteger la salud humana de los impactos del cambio climático. Sin embargo, es imperativo que los responsables de la formulación de políticas reconozcan y aborden la insuficiente preparación de los sistemas de atención médica para mitigar las consecuencias para la salud. A diferencia del caso del COVID-19, que tomó por sorpresa a gobiernos y a la industria de la salud global, existe una ventana única para adaptar y preparar las infraestructuras, fuerzas laborales y cadenas de suministro de atención médica para el impacto creciente de la crisis climática. Es esencial la colaboración entre múltiples partes interesadas e industrias para abordar estos desafíos y lograr una transformación completa y exhaustiva del sistema de salud. Hay muchas megatendencias que caracterizarán la economía global del siglo XXI, pero ninguna tan peligrosa y disruptiva como el cambio climático, la megatendencia que probablemente dicte el destino de todas las demás. A mediados de este siglo, la temperatura de la Tierra estaba 1.1°C por encima de donde había estado entre 1850 y 1900, según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de las Naciones Unidas. Como resultado, el mundo está experimentando tormentas tropicales severas, olas de calor peligrosas, sequías, incendios forestales, aumento del nivel del mar e inundaciones en todo el planeta. Este aumento en la severidad de los eventos climáticos es el resultado del constante aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que atrapan el calor del sol en la atmósfera y elevan la temperatura de la Tierra cada vez más. Estas emisiones han aumentado constantemente desde los días preindustriales, con una aceleración especialmente rápida desde la década de 1970. No ha habido un año desde el cambio de milenio en el que las emisiones hayan disminuido, con la excepción de 2020, el año en que la economía global fue trastornada por la pandemia de COVID-19 y la mayoría de las actividades económicas se paralizaron durante meses. Incluso después de esa interrupción de más de un año, 2022 logró romper otro récord de emisiones, según la Agencia Internacional de Energía (IEA), y se espera que 2023 sea aún más alto. El dióxido de carbono (CO2), el metano y el óxido nitroso, los tres principales gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global, mantuvieron tasas de crecimiento históricamente altas el año pasado, con el CO2 ahora un 50% más alto que sus niveles preindustriales. La reciente COP28 produjo compromisos audaces en relación con el impacto en la salud, incluida la aprobación de una Declaración de Clima y Salud por más de 120 países y promesas de más de $1 mil millones para proyectos relacionados con la salud. El reconocimiento recién descubierto del alcance de la crisis de salud global debido al clima ayudará a abordar esta situación crítica y puede permitir que la humanidad reduzca el impacto de los eventos impulsados por el clima en la salud planetaria. En las últimas dos décadas, el IPCC ha presentado varios escenarios diferentes que muestran cómo podría evolucionar el calentamiento global. En 2014, el IPCC emitió las Trayectorias Representativas de Concentración (RCP), que se crearon como una serie temporal de efectos ambientales a largo plazo de emisiones, concentraciones de la gama completa de GEI, aerosoles y gases químicamente activos, y uso del suelo.
El informe aborda de manera exhaustiva las repercusiones que el cambio climático está teniendo en la salud de la población. A través de un análisis detallado de datos científicos y estudios epidemiológicos, el informe destaca cómo las alteraciones en los patrones climáticos están generando consecuencias directas e indirectas en la salud humana a nivel global. El informe examina el aumento de eventos climáticos extremos, como olas de calor, inundaciones y tormentas, y su impacto directo en la salud física de las personas. Se evidencia cómo estas situaciones extremas contribuyen a un aumento significativo de enfermedades cardiovasculares, deshidratación, golpes de calor y otras afecciones relacionadas con el calor. Además, se resalta la creciente vulnerabilidad de las poblaciones más desfavorecidas y los países en desarrollo ante estos fenómenos, exacerbando las desigualdades en materia de salud. Asimismo, el informe aborda las consecuencias indirectas del cambio climático en la salud, tales como la propagación de enfermedades transmitidas por vectores. Se explora cómo las variaciones en las temperaturas y los patrones de lluvia están alterando los hábitats de los vectores, como los mosquitos, y facilitando la propagación de enfermedades como el dengue, la malaria y el virus del Zika. Esta dimensión del impacto en la salud destaca la necesidad de abordar el cambio climático como una cuestión de salud pública global. Adicionalmente, el informe destaca la relación entre el cambio climático y la seguridad alimentaria, destacando cómo la variabilidad climática afecta la producción agrícola y la disponibilidad de alimentos, lo que a su vez incide en la malnutrición y las enfermedades relacionadas con la alimentación. Se subraya la importancia de estrategias de adaptación y mitigación para preservar la seguridad alimentaria en un contexto de cambio climático. En conclusión, el informe proporciona una visión integral de cómo el cambio climático está afectando la salud humana, tanto directa como indirectamente, y destaca la urgencia de abordar este desafío global desde una perspectiva interdisciplinaria que integre la salud, el medio ambiente y la equidad social. Las recomendaciones finales hacen hincapié en la necesidad de políticas sólidas y acciones coordinadas a nivel mundial para mitigar los impactos en la salud y construir sociedades más resilientes frente al cambio climático.
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