La forma en que las economías de mercado emergentes y en desarrollo (EMED) satisfacen sus crecientes necesidades energéticas es una cuestión crucial tanto para sus ciudadanos como para el mundo. Las tecnologías de energías limpias competitivas en costos abren la posibilidad de trazar una nueva senda de crecimiento y prosperidad con menos emisiones, pero los flujos de capital destinados a proyectos de energías limpias en muchos EMED siguen siendo preocupantemente bajos. La inversión mundial en energías limpias ha aumentado un 40 % desde 2020, alcanzando los 1,8 billones de dólares en 2023, pero casi todo el crecimiento reciente se ha producido en las economías avanzadas y en China. Los EMDE representan alrededor del 15% del total, a pesar de que representan alrededor de un tercio del producto interior bruto mundial y dos tercios de la población mundial. India y Brasil son, de lejos, los mayores mercados de energía limpia de los EMDE. El éxito de la transición energética mundial depende de la expansión de los flujos de capital hacia las energías limpias en estos países en rápido crecimiento. Ante la creciente atención internacional prestada a esta cuestión, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) recibió el encargo de la Cumbre de París sobre un Nuevo Pacto Mundial de Financiación, celebrada en junio de 2023, de formular recomendaciones sobre cómo reducir el costo del capital para la inversión en energías limpias en estos países. Este informe responde a esa petición, basándose en análisis anteriores de la AIE y en nuevos datos de encuestas recopilados para el proyecto del Observatorio del Costo de Capital de la AIE. Esto refleja los mayores riesgos reales y percibidos en estos países a nivel nacional, sectorial y de proyecto.
El elevado costo del capital eleva los costos de financiación y hace mucho más difícil generar rentabilidades atractivas ajustadas al riesgo, especialmente en el caso de las tecnologías limpias relativamente intensivas en capital. En consecuencia, los países en desarrollo y emergentes pueden acabar pagando más por los proyectos de energías limpias o quedarse sin ellos. Las plantas solares fotovoltaicas y otros proyectos de energías limpias tienden a implicar una proporción relativamente mayor de gastos iniciales y una proporción menor de gastos de explotación en los costos totales del proyecto. Si los países no pueden permitirse unos costos iniciales elevados, pueden quedar atrapados en tecnologías contaminantes que inicialmente podrían ser menos costosas, pero que requieren un gasto persistente en -y la combustión de- combustibles fósiles para su funcionamiento. Los riesgos generales relacionados con el país y los factores macroeconómicos suelen explicar gran parte de las variaciones del costo del capital de un país a otro. Entre ellos figuran el Estado de Derecho y la inviolabilidad de los contratos, así como la preocupación por las fluctuaciones monetarias y la convertibilidad. A medida que el gasto de capital en energía en los EMDE se aleja de los productos básicos dolarizados y comercializados a nivel mundial, como el petróleo, y se orienta hacia proyectos de energía limpia que dependen de los ingresos generados a nivel nacional, la calidad general y la previsibilidad del entorno empresarial nacional adquieren aún más importancia para los inversores. Los mecanismos que mitigan estos riesgos incluyen garantías contra la expropiación y facilidades para reducir el costo de la cobertura de divisas. Sin embargo, a largo plazo, nada puede sustituir a los esfuerzos por resolver los problemas subyacentes mediante el fortalecimiento de las instituciones nacionales, la reducción de la inflación y la profundización de los mercados de capitales y los sistemas financieros locales. Los países emergentes y en desarrollo que han aumentado con éxito la inversión en energías limpias, como India, Brasil y Sudáfrica, han recurrido en gran medida a fuentes de capital nacionales. También existen riesgos específicos de cada proyecto y sector que pueden ser abordados directamente por los responsables de la política energética y los reguladores, y que son el tema central de este informe. En el caso de los proyectos de generación de energía limpia en el sector eléctrico, las cuestiones clave destacadas por los encuestados se refieren a la normativa del sector, la fiabilidad de los ingresos – que dependen principalmente de la capacidad del comprador para pagar a tiempo – y la disponibilidad de infraestructuras de transmisión o de terrenos, y cómo se definen todas estas cuestiones en los contratos. Estos elementos específicos del proyecto y del sector pueden suponer entre el 20% y el 30% del mayor costo del capital en los EMDE. Este informe ofrece una visión detallada de estos factores, cómo varían entre las distintas partes del sector energético y qué se puede hacer para abordarlos.
Hay muchos ejemplos positivos en estos países en los que una regulación clara, la visión y la intención de avanzar en la transición hacia energías limpias y la disposición a colaborar con el sector privado han dado resultados impresionantes. De los 270.000 millones de dólares actuales, la inversión anual de capital en energías limpias en estos países debe aumentar a 870.000 millones de dólares a principios de la década de 2030 para cumplir los compromisos nacionales en materia de clima y energía, y a 1,6 billones de dólares en una trayectoria de 1,5 grados. Los aumentos son necesarios en toda una serie de tecnologías y sectores, pero destacan tres áreas: casi una cuarta parte de la inversión total en energías limpias en los próximos diez años se destina a proyectos solares y eólicos a escala de servicios públicos, y otra cuarta parte se compone de inversiones en redes eléctricas y en mejoras de la eficiencia en edificios en conjunto. Una pequeña fracción del gasto total en inversión -menos de 50.000 millones de dólares al año- bastaría para garantizar el acceso universal a la electricidad y a combustibles limpios para cocinar. El aumento del gasto es considerable, pero casi toda la inversión necesaria en los países emergentes y en desarrollo se realiza en tecnologías maduras y en sectores en los que existen fórmulas políticas de éxito probado. Esto daría a los países en desarrollo y emergentes un punto de apoyo firme en la nueva economía de la energía limpia, con importantes beneficios para el acceso a la energía y la seguridad, el crecimiento sostenible y el empleo, así como para las emisiones y la calidad del aire. Sólo alrededor del 5% de las necesidades acumuladas de inversión en energías limpias de la EMDE hasta 2035 corresponden a sectores que dependen de tecnologías incipientes como el hidrógeno de bajas emisiones, los combustibles a base de hidrógeno o la captura, utilización y almacenamiento de carbono. La inversión a esta escala implicará el aumento de todas las fuentes de financiación, con un papel de vital importancia para un apoyo financiero y técnico internacional bien coordinado y reforzado. Como parte del impulso mundial para ampliar y mejorar la financiación para el desarrollo sostenible, estimamos que será necesario triplicar la financiación en condiciones favorables para las transiciones energéticas de los EMDE a fin de encaminarlos hacia sus objetivos energéticos y climáticos.
No todos los proyectos o países requieren este tipo de apoyo, y no puede sustituir a las necesarias medidas políticas o reformas institucionales. Pero, utilizado estratégicamente, puede ayudar a los países a eliminar las barreras que frenan la inversión en energías limpias -incluidas las deficiencias en la preparación de proyectos, la calidad de los datos y las políticas y regulaciones del sector energético que elevan el costo del capital- y atraer volúmenes mucho mayores de capital privado. El apoyo en condiciones favorables es especialmente importante para los países menos desarrollados que, de otro modo, tendrían dificultades para movilizar capital. Una mayor coordinación entre los gobiernos, las instituciones de financiación del desarrollo, los financiadores privados y las organizaciones filantrópicas será esencial para ayudar a los países menos adelantados a navegar y comprender los diferentes instrumentos de financiación, la mitigación de riesgos y las herramientas de mejora del crédito que pueden ayudar a los proyectos a ponerse en marcha. Son muchos los factores que influyen en el costo del capital y muchos de los riesgos que afectan al conjunto de la economía quedan fuera de la competencia de los responsables de la energía, pero la calidad de las instituciones, las políticas y las normativas energéticas sigue siendo de gran importancia. En este informe destacamos la importancia de una visión y un plan de implementación claros para las transiciones energéticas, respaldados por datos fiables y apoyo a la preparación de proyectos. Subrayamos la necesidad de reforzar el apoyo y la colaboración internacionales. Utilizando estudios de casos y ejemplos de países de la EMDE, también exploramos en detalle algunos riesgos específicos y soluciones aplicadas. Las conclusiones se presentan aquí bajo cuatro epígrafes que reflejan temas recurrentes de nuestras conversaciones con inversores y responsables políticos: la importancia de una buena política y regulación, pagos fiables, permisos oportunos y disponibilidad de infraestructuras, y apoyo adaptado a las tecnologías nuevas y emergentes.
El informe aborda la importante cuestión de cómo impulsar la inversión en energías limpias en economías emergentes y en desarrollo, donde los desafíos financieros pueden ser significativos. El documento destaca que reducir el costo del capital es fundamental para desbloquear este tipo de inversiones, dado que las tasas de interés más bajas pueden hacer que los proyectos sean más atractivos para los inversionistas. Para lograr este objetivo, se identifican una serie de estrategias y recomendaciones. Destaca la importancia de políticas y regulaciones sólidas que fomenten un entorno favorable para la inversión en energías limpias. Esto incluye la implementación de marcos regulatorios claros y estables, así como incentivos fiscales y financieros que promuevan la adopción de tecnologías limpias. Además, se subraya la necesidad de fortalecer la gobernanza y la transparencia en los sectores energéticos de estas economías, lo que puede aumentar la confianza de los inversionistas y reducir el riesgo percibido. Otro aspecto fundamental abordado en el informe es la importancia de desarrollar mercados financieros más robustos y sofisticados en estas economías. Esto implica mejorar el acceso a financiamiento a largo plazo y diversificar las fuentes de financiamiento, incluyendo la participación del sector privado y la movilización de capital internacional. Asimismo, se destaca la necesidad de promover la innovación financiera y la creación de instrumentos financieros adaptados a las necesidades específicas del sector de energías limpias en estas economías. Además, el informe sugiere la importancia de fortalecer la capacidad técnica y la capacitación en finanzas verdes y energías renovables en estas economías emergentes y en desarrollo. Esto puede ayudar a mejorar la evaluación de riesgos, la estructuración de proyectos y la gestión financiera, lo que a su vez puede aumentar la confianza de los inversionistas y reducir el costo del capital. En resumen, el informe ofrece una visión integral de las estrategias necesarias para desbloquear la inversión en energías limpias en economías emergentes y en desarrollo, destacando la importancia de políticas sólidas, mercados financieros robustos y capacitación técnica adecuada.
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