En los albores del nuevo milenio, Japón se encontró rezagado en la carrera mundial por adoptar las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). En 2000, su penetración en Internet era sólo de un modesto 30%, muy inferior a la de otras economías avanzadas. Japón se enfrentaba a la urgencia de avanzar en su desarrollo digital, dado que el Gobierno reconocía que el país estaba rezagado no sólo en el uso de Internet, sino también en la integración de las TIC en las empresas y la administración pública, y que esa brecha podría poner en peligro aún más la ventaja competitiva de la nación en una era de rápida revolución digital (Oficina del Primer Ministro de Japón, 2001). En 2008, Japón había dado un giro completo a su situación en Internet. La penetración de Internet en Japón se disparó hasta el 75%, lo que supuso un salto significativo que lo situó al mismo nivel que sus principales comparadores: Canadá, 77%; Nueva Zelanda, 72%; Estados Unidos, 74%; y Corea del Sur, 81%. Mientras que el desarrollo de la infraestructura de banda ancha y la penetración de Internet en las empresas y las prácticas privadas experimentaron avances significativos durante la primera década del siglo XXI, la implantación de aplicaciones para los sectores públicos y las integraciones de datos desarrollados y almacenados por separado en las organizaciones públicas quedaron estancadas debido a la falta de estrategias claras y sólidas, lo que ha provocado el retroceso de Japón en materia de digitalización y transformación digital con respecto a otros países como Corea y Singapur. No obstante, el viaje transformador continuó y, al cabo de otros ocho años, Japón dio a conocer su visionaria iniciativa de transformación digital, Sociedad 5.0, en 2016. Esta ambiciosa visión mostraba la determinación de Japón no solo de seguir el ritmo, sino también de liderar la configuración de un futuro en el que las tecnologías digitales elevarán la calidad de vida de los residentes. La infusión de tecnologías digitales no solo ha agilizado los procesos tradicionales de gobernanza y gestión, sino que también ha introducido eficiencia, capacidad de respuesta e innovación en las infraestructuras y la prestación de servicios a escala mundial. El potencial transformador de las tecnologías digitales es enorme para mejorar la calidad de vida. Muchos países se encuentran en distintos puntos del viaje de la transformación digital, deseosos de aprovechar las tecnologías digitales para lograr grandes avances. Sin embargo, es posible que se encuentren en una posición de desventaja como lo estuvo Japón y se enfrenten a diversos retos. ¿Puede el viaje digital de Japón ofrecer lecciones a otros países que emprendan un viaje similar? Un entorno propicio que fomente la colaboración y la innovación requiere políticas y normativas adecuadas, una visión y una estrategia compartidas, y un liderazgo y una gobernanza sólidos. Para muchos países en desarrollo, equilibrar las polifacéticas necesidades de innovación, protección de la privacidad, ciberseguridad y derechos de los consumidores es una tarea compleja. Desarrollar políticas y sistemas integrales relacionados con la privacidad de los datos, la seguridad y las amenazas cibernéticas es un reto y lo será cada vez más a medida que el ecosistema digital de un país se vuelva sofisticado. En el contexto de Japón, se han establecido marcos jurídicos y mecanismos de incentivación para fomentar la colaboración entre los organismos gubernamentales y el sector privado.
Basándose en las lecciones aprendidas de los retos pasados, se han creado nuevos organismos gubernamentales, como la Agencia Digital, para apoyar la transformación digital con directrices, instrucciones, programas de apoyo y mejores prácticas para el gobierno local y el sector privado. Las ciudades y los gobiernos locales han creado plataformas, incluidos portales de datos, para fomentar la colaboración a la hora de abordar los retos municipales. Estas plataformas invitan a empresas, universidades y residentes a aportar soluciones, lo que refleja un modo descentralizado de innovación y resolución de problemas en la era digital. Además, el informe explora la evolución de la elaboración de políticas japonesas en materia de transformación digital, en la que se muestra un mecanismo de cómo cada ministerio toma sus propias iniciativas de forma independiente para establecer políticas digitales relevantes en sus mandatos, y luego une fuerzas para establecer colaboraciones y estructuras eficaces para alcanzar los objetivos políticos. Además, se destacará el importante papel que desempeñan las políticas fiscales eficaces, junto con los programas de subvenciones pertinentes, en la promoción de inversiones sólidas en infraestructuras y sistemas digitales. El éxito de las iniciativas de transformación digital también depende de las capacidades digitales de los sectores público, privado y civil. En muchos países en desarrollo, la escasa alfabetización y competencias digitales de la población en general puede obstaculizar el uso eficaz de las tecnologías digitales. Japón ha adoptado enfoques innovadores para mejorar las competencias digitales de la población. Algunas ciudades están formando a su personal en el uso de herramientas de codificación mínimas e impartiendo formación en transformación digital para los distintos niveles jerárquicos. El gobierno también reconoce a los ciudadanos y residentes como contribuyentes y cocreadores de las iniciativas que afectan directamente a sus propias vidas y también ha capitalizado las tecnologías digitales para ampliar las plataformas con el fin de recabar sus aportaciones sobre políticas y programas, transformando a los usuarios de receptores de servicios a contribuyentes empoderados en el viaje del desarrollo digital. La falta de competencias digitales entre los funcionarios municipales, un problema común en la mayoría de las ciudades y pueblos de Japón, también afecta a muchas ciudades de países en desarrollo. En los estudios de casos de ciudades inteligentes que figuran en los apéndices se describen una serie de enfoques innovadores para capacitar a los funcionarios municipales, en estrecha colaboración con los residentes locales, especialmente las personas mayores. Se espera que estos casos puedan ser fuente de inspiración para las ciudades y pueblos de los países en desarrollo que deseen lograr una sociedad sostenible e integradora a través de la transformación digital. El informe también examina la transformación digital en ciudades y pueblos: cómo los gobiernos locales han aprovechado las tecnologías digitales para mejorar e innovar en la prestación de servicios, basándose en la reconocida fortaleza del país en el desarrollo de infraestructuras urbanas. Los diversos programas del gobierno nacional. En una era de rápidos avances tecnológicos, las tecnologías digitales son motores clave del desarrollo para cualquier país, al permitir a los países aprovechar la innovación que acelera el crecimiento económico, conecta a los ciudadanos y residentes con los servicios esenciales y las oportunidades de empleo, y aborda con mayor eficacia los complejos retos del desarrollo.
En tiempos de crisis, como pandemias o catástrofes naturales, las tecnologías digitales desempeñan un papel fundamental a la hora de mantener conectados a gobiernos, personas, empresas y la sociedad en general, y facilitan la prestación de servicios vitales. La penetración de las tecnologías digitales no sólo ha agilizado los procesos tradicionales de gobernanza y gestión, sino que también ha introducido eficiencia, capacidad de respuesta e innovación en las infraestructuras y la prestación de servicios. Ya se trate de la adopción de tecnologías inteligentes, el análisis de datos o la Internet de los objetos, estas soluciones digitales están ofreciendo nuevas oportunidades para optimizar la asignación de recursos y la prestación de servicios y mejorar la supervisión del desempeño y el mecanismo de retroalimentación. El potencial transformador de las tecnologías digitales también es rico para mejorar la calidad de la inversión en infraestructuras, que es el tema principal de este informe. Para los aspectos de calidad de las inversiones en infraestructura, los principios de Inversión en Infraestructura de Calidad (QII) surgieron por primera vez en la Cumbre de Osaka del G20 en Japón en 2019, donde se anunciaron sus seis principios. Con el objetivo de maximizar el impacto positivo del desarrollo de la infraestructura en los países en desarrollo, estas normas acordadas multilateralmente pretenden guiar las inversiones en infraestructura para cumplir con altos estándares de sostenibilidad, resiliencia y beneficios económicos y sociales a largo plazo. La estructura del informe es la siguiente. En primer lugar, el capítulo 2 examina brevemente el concepto y los elementos fundacionales de la transformación digital y analiza cómo los principios QII pueden guiar el proceso de transformación digital en el desarrollo de infraestructuras y la prestación de servicios. En el Capítulo 3 se analizan las políticas y los programas de apoyo del Gobierno japonés que han sido fundamentales para promover la transformación digital desde la década de 1990. En el Capítulo 4, el informe presenta ejemplos concretos y casos de uso en Japón en relación con el uso de datos, el desarrollo de infraestructuras digitales, las salvaguardias y la gobernanza digitales, y la mejora del capital humano y las competencias. El capítulo 5 describe la evolución de las ciudades inteligentes en Japón, centrándose en las políticas de incentivación y apoyo del Gobierno y en estudios de casos de cuatro ciudades inteligentes. El informe concluye con las principales conclusiones de la experiencia japonesa que pueden inspirar a otros países a emprender su propio viaje de transformación digital.
El informe proporciona un análisis detallado de la transformación digital en Japón, destacando los desafíos y avances en este proceso. Se destaca que la fatiga de los residentes con los esfuerzos continuos de ahorro de energía y la dificultad para establecer modelos de negocio sostenibles para los servicios introducidos en las ciudades inteligentes han sido obstáculos significativos. Sin embargo, la publicación de Hiroya Masuda, exgobernador de la Prefectura de Iwate, titulada «Demise of Regions», revivió la necesidad de la transformación digital al resaltar la amenaza de declive de ciudades en Japón debido a la concentración de población en Tokio. Esto impulsó a los líderes municipales a mejorar la calidad de vida en sus ciudades mediante enfoques de ciudades inteligentes. Se menciona que el gobierno japonés ha tomado medidas significativas para abordar los problemas urbanos a través de tecnologías de la información y comunicación, con iniciativas como la «Promoción del Desarrollo Urbano Impulsado por las TIC» iniciada por el MIC en 2013. Aunque el MLIT inicialmente mostró poco interés en las ciudades inteligentes, publicó en 2018 el «Informe Provisional sobre la Realización de Ciudades Inteligentes», marcando un cambio en su enfoque. Se destaca que, a pesar de los programas de subsidios gubernamentales para proyectos de ciudades inteligentes, más del 70% de los proyectos abandonaron sus objetivos iniciales después de que terminaron los subsidios, debido a desafíos como la capacidad insuficiente de los funcionarios municipales y propuestas desconectadas de los problemas reales de las ciudades. Además, se aborda la evolución de las políticas gubernamentales en Japón, incluida la modificación en 2017 de la Ley de Protección de Información Personal para permitir un uso más amplio de los datos personales bajo principios de «opt-in». Se destaca que muchas ciudades japonesas implementaron portales de datos abiertos en sus sitios oficiales, aunque la calidad de los datos revelados aún no alcanza los estándares de ciudades más avanzadas en Estados Unidos y Europa. El informe también menciona la importancia de establecer marcos legales y mecanismos para el uso efectivo de datos, especialmente datos personales, como parte de la transformación digital en Japón.
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