Sudáfrica aspira a lograr avances significativos en materia de desarrollo, pero se enfrenta a problemas económicos y sociales persistentes, agravados por acontecimientos recientes, como la pandemia de COVID-19 y la crisis energética, además de las amenazas que plantea el cambio climático. En los últimos diez años, la economía ha experimentado una tasa de crecimiento de aproximadamente el 1% anual. Sudáfrica aún se enfrenta a los efectos persistentes del apartheid y a una transición socioeconómica desigual, lo que la convierte en la nación más desigual del mundo según el índice de Gini. La tasa de desempleo alcanzó el 34,9% a finales de septiembre de 2021. Como resultado, las tasas de pobreza han aumentado notablemente hasta niveles no vistos desde hace más de una década, revirtiendo años de progreso y dando lugar a llamamientos para la introducción de ayudas a la renta básica. También ha provocado exclusión social, desigualdad, delincuencia e inestabilidad social, y su influencia en la economía es máxima. Los efectos de la pandemia mundial todavía se dejan sentir en determinados sectores, como el turístico, que no se espera que vuelva a los niveles anteriores a la pandemia hasta 2024 (aunque en 2022 se registró una mejor recuperación). Además, el país debe hacer frente a los crecientes riesgos del cambio climático. La recuperación económica de Sudáfrica ha sido muy desigual. Se ha visto impulsada en gran medida por el entorno económico mundial, en particular por los favorables precios de las materias primas que han apoyado el crecimiento del producto interior bruto (PIB) y los ingresos fiscales. Aunque el crecimiento del consumo de los hogares se ha recuperado desde la recesión de 2020, el deterioro del mercado laboral puede obstaculizar una trayectoria de crecimiento más dinámica y sostenible. La inversión sigue siendo débil debido a los problemas estructurales actuales, como los cortes de electricidad, que desestabilizan toda la economía. El Gobierno ha puesto en marcha numerosas estrategias audaces y medidas legislativas para hacer frente a estos retos. En agosto de 2022, Sudáfrica introdujo un Marco de Transición Justa para alinear sus objetivos de desarrollo y climáticos. Para acelerar la alineación de los ambiciosos objetivos climáticos y de desarrollo de la nación y su aplicación, es necesario examinar más a fondo varias cuestiones críticas. Entre ellas, la vulnerabilidad de Sudáfrica al cambio climático, la intensidad de sus esfuerzos de adaptación, la viabilidad de lograr emisiones netas cero para 2050 y los costos asociados. Otras consideraciones son la movilización de recursos públicos, privados y externos para apoyar los objetivos climáticos y la gestión de las compensaciones entre prosperidad económica, reducción de la pobreza e impactos distributivos del cambio climático.
Este informe profundiza en estas complejas cuestiones, evaluando las consecuencias socioeconómicas de las vías de transición con distintos niveles de ambición. A través de su análisis de los principales impulsores e impactos, la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) ha ofrecido perspectivas que apoyan la planificación e implementación de la transición energética a nivel mundial, regional y nacional. Para que la transición energética sea efectiva y ampliamente beneficiosa, IRENA ha destacado la importancia de un marco político global holístico. Para acelerar la transición, garantizar que sus ventajas sean ampliamente compartidas y minimizar sus dificultades, varios aspectos políticos se complementan y apoyan mutuamente, abarcando una amplia gama de retos tecnológicos, sociales y económicos. Los efectos del cambio climático agravan la pobreza y la desigualdad existentes en Sudáfrica. Los hogares con bajos ingresos se ven afectados de forma desproporcionada, dado que están más expuestos a la contaminación y a fenómenos meteorológicos extremos, tienen un acceso limitado a servicios sanitarios públicos de calidad y poseen menos recursos económicos para hacer frente a los daños derivados. Sudáfrica es muy vulnerable a los efectos físicos del cambio climático, puesto que experimenta un calentamiento dos veces superior a la media mundial. El país se enfrenta a riesgos crecientes de aridez, sequías y tormentas extremas, que ya se manifiestan en sucesos como la emergencia hídrica de Ciudad del Cabo y las inundaciones sin precedentes de Durban. La transición a un sector energético bajo en carbono y resistente al cambio climático es esencial para proteger el medio ambiente, la salud humana y la economía, al tiempo que se abordan las desigualdades sociales. En el escenario de 1,5 °C, se espera que Sudáfrica mejore su PIB en un 7,8% adicional de media durante el periodo 202150 en comparación con el PSE, lo que se traduce en ganancias económicas sustanciales. El sector industrial presenta mejoras notables en comparación con el PSE, con aumentos porcentuales del 14,5% en 2030, el 6,7% en 2040 y el 2,7% en 2050. Este crecimiento puede atribuirse a la inversión del sector privado en eficiencia energética y electrificación, al aumento de la demanda mundial y a la mejora de la posición comercial. El sector desempeña un papel crucial como proveedor de insumos básicos para otros sectores, tanto a nivel nacional como internacional. La inversión del sector privado en eficiencia energética y energías renovables, junto con el aumento de los valores de exportación impulsados por la demanda mundial y la mejora de los resultados comerciales, contribuyen a los resultados positivos de los sectores de la ingeniería y las manufacturas básicas, superando los resultados previstos en el marco del PSE.
El informe analiza exhaustivamente las implicaciones y consecuencias de este cambio en el país. Destaca cómo la transición hacia fuentes de energía más sostenibles, como las renovables, afecta a diversos aspectos socioeconómicos, como el empleo, la inversión, la infraestructura y la equidad. Se enfoca en el contexto sudafricano, resaltando los desafíos y oportunidades que surgen al migrar de una matriz energética basada en recursos no renovables, como el carbón, hacia tecnologías más limpias. El informe ofrece una evaluación integral de los impactos en la economía local, la sociedad y el medio ambiente, así como recomendaciones para abordar posibles desafíos y maximizar los beneficios de esta transición energética hacia un futuro más sostenible y próspero para Sudáfrica.
Para leer más ingrese a: