La bioenergía sostenible es una de las alternativas energéticas más interesantes y competitivas para promover la transición energética, almacenar la energía solar de forma eficiente y lograr una huella de carbono baja. La bioenergía también mejora potencialmente la seguridad energética, reduce la contaminación atmosférica, genera empleo y desarrollo económico e impulsa los sectores agrícolas de los países. Estas cualidades de la bioenergía explican las previsiones de su creciente prevalencia en los escenarios energéticos mundiales. La contribución energética de la biomasa procedente de fuentes sostenibles se quintuplicará en 2050 en comparación con el uso actual, y los usos de biocombustibles deberán multiplicarse por seis en el sector del transporte. América Latina ofrece condiciones climáticas adecuadas, y disponibilidad de agua y tierra, para expandir la producción de biomasa sin afectar la producción agrícola para consumo interno y exportación, y sin impactar en áreas forestales o protegidas si se implementa con una gestión cuidadosa. Además, cuenta con una industria agrícola robusta, que ofrece sinergias para el desarrollo de la bioenergía, como han reconocido diversos estudios de organismos internacionales y bancos de desarrollo. Sin embargo, el potencial bioenergético de América Latina sólo se ha desarrollado parcialmente, puesto que algunos países cuentan con importantes bases de producción y mercados bien establecidos, mientras que otros apenas están iniciando la exploración. Este informe, basado en un taller específico, identifica las barreras y sugiere estrategias para promover la inversión y el desarrollo de mercados sostenibles de bioenergía en la región. Las condiciones biofísicas adecuadas para la producción de biomasa y un desarrollo económico atractivo no son suficientes para la producción de bioenergía en la región. El puente entre este recurso y su explotación sostenible lo proporcionan las empresas privadas y, al mismo tiempo, se promueve y regula a nivel gubernamental. Por lo tanto, es imprescindible contar con un marco legal y regulatorio sostenido, adecuado y estable, que defina y promueva con suficiente certeza la evolución de la demanda de biocombustibles y/o bioelectricidad, y que permita su comercialización en condiciones suficientemente remunerativas y con seguridad jurídica, de manera diferenciada por tipo de biocombustible, a fin de minimizar el riesgo financiero en las inversiones bioenergéticas. Los resultados positivos alcanzados por el programa RenovaBio en Brasil en los últimos años sirven como demostración convincente de que la evaluación y asignación de valor económico a la mitigación de las emisiones de gases de efecto invernadero puede reportar beneficios significativos. La metodología y la modelización transparentes y coherentes adoptadas en RenovaBio pueden aplicarse en la región con relativa rapidez, con importantes resultados económicos y medioambientales, permitiendo el cumplimiento de los objetivos nacionales de descarbonización de los combustibles utilizados en el sector del transporte. En América Latina coexisten países que han desarrollado sistemas bioenergéticos significativos en sus economías, con países con condiciones naturales e históricas similares que aún intentan promover la bioenergía, sin lograr superar las barreras, prejuicios y cuellos de botella entre la población y los agentes económicos. El diálogo entre los gobiernos, con la participación de la industria, las instituciones financieras y los organismos multilaterales, podría mejorar la base de conocimientos y proporcionar puntos de referencia para los países interesados en promover la bioenergía para satisfacer las demandas sociales y ambientales, estimulando la inversión en sistemas bioenergéticos. La transición energética -que comprende todo el proceso de cambio de los sistemas de producción y uso de la energía hacia fuentes renovables con bajas o nulas emisiones atmosféricas de carbono fósil- refleja una demanda real y urgente de la sociedad ante el creciente riesgo climático y en pos de la sostenibilidad efectiva y la resiliencia de los sistemas productivos. Se han fijado ambiciosos objetivos mundiales de descarbonización para 2050. Estos requieren cambios acelerados y significativos, tanto en las fuentes de energía utilizadas como en las materias primas consumidas en los procesos industriales. Fundamentalmente alineada con la transición energética, la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) ha desarrollado una amplia base de información y conocimientos sobre los recursos energéticos mundiales, las tecnologías y las perspectivas, buscando los cimientos para la construcción de un futuro deseable para todos, en el que se promueva la bioenergía junto a otras formas de energía renovable
Sin embargo, esta expansión de la bioenergía requiere la adopción de estrategias y políticas capaces de garantizar su sostenibilidad y superar las barreras a la inversión. Esto implica desarrollar una estructura institucional adecuada e implementar objetivos consistentes y estrategias claras a largo plazo para los componentes de los sistemas bioenergéticos, en un marco de diálogo productivo entre los actores públicos y privados. Este tema es particularmente interesante en América Latina, que cuenta con condiciones atractivas para desarrollar sistemas sostenibles de producción y uso de biocombustibles y bioelectricidad. La región se beneficia de su clima adecuado y de la disponibilidad de tierras para cultivos bioenergéticos sin afectar la producción agrícola para consumo interno y exportación, y sin ocupar áreas forestales o protegidas cuando se realiza una gestión cuidadosa. Igualmente importante es que el fomento de la bioenergía puede mejorar la seguridad energética, reducir la contaminación atmosférica en las grandes ciudades, generar empleo e ingresos e impulsar los sectores agrícolas de los países. El consumo de biocombustibles en América Latina ha aumentado un 80% en la última década, y se espera que crezca un 37% en los próximos cinco años, mientras que la demanda mundial de biocombustibles podría aumentar un 20% en el mismo periodo. Esto significa que se espera que la bioenergía crezca casi el doble de rápido en la región latinoamericana que en otras regiones. Sin embargo, este crecimiento sigue siendo muy desigual. En algunos países, como Argentina, Brasil y Colombia, la bioenergía tiene una presencia significativa en la matriz energética. Sin embargo, hay menos información en otros países de la región, con la adopción de reglamentos para la mezcla de biocombustibles aún en estudio, y sin objetivos de producción y consumo. Este año, las diversas formas de bioenergía representaron algo más de dos tercios del total de energía renovable, es decir, el 30,9% del suministro energético nacional, con la bioenergía procedente en gran parte de los derivados de la caña de azúcar. Esta cuota se está consolidando gracias a la diversificación de los biocombustibles y a la expansión de su producción, en consonancia con los objetivos nacionales de descarbonización, protección del medio ambiente y desarrollo económico. Para la próxima década se prevé un suministro total de energía de unos 384 Mtep, de los cuales 105 Mtep procederán de la bioenergía. Además de sus repercusiones positivas en el ámbito energético, como la diversificación del abastecimiento de energía y la mejora de la seguridad energética, y en el ámbito económico, el fomento de la actividad económica, la descentralización, el empleo y la generación de ingresos, el informe señala que la bioenergía puede contribuir sustancialmente a reducir las emisiones de gases contaminantes con efectos locales. En particular, puede contribuir a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), mediante una sustitución eficaz y económica de los derivados del petróleo, dado que sus emisiones de CO2 son de origen biogénico y no fósil. La bioenergía es esencialmente energía solar almacenada químicamente en productos vegetales. Esta energía puede liberarse cuando se necesite, sin necesidad de sistemas de reserva o almacenamiento.
El informe examina de manera integral la cuestión de la bioenergía en la región latinoamericana, destacando la importancia de desarrollar y fomentar inversiones en este sector de manera sostenible. El documento comienza analizando el actual panorama energético en América Latina y cómo la bioenergía puede desempeñar un papel clave en la transición hacia fuentes de energía más limpias y renovables. El informe destaca los recursos naturales abundantes en la región que son propicios para la producción de bioenergía, como la biomasa, los residuos agrícolas y forestales, y la capacidad para el cultivo de cultivos energéticos. Se subraya la necesidad de implementar políticas y marcos regulatorios que fomenten la inversión en tecnologías y proyectos bioenergéticos, al tiempo que garantizan la sostenibilidad ambiental y social. Además, se abordan los desafíos específicos que enfrenta la bioenergía en América Latina, como la competencia con otros usos de la tierra, la preservación de la biodiversidad y los posibles impactos sociales en las comunidades locales. El informe propone estrategias para superar estos desafíos, como la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, la participación comunitaria y la adopción de tecnologías avanzadas que minimicen los impactos ambientales. En el contexto de la sostenibilidad, el informe también destaca la importancia de evaluar el ciclo de vida completo de los biocombustibles y otras formas de bioenergía, desde la producción hasta el uso final, para garantizar que realmente reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y sean una opción ambientalmente viable. En términos de recomendaciones específicas, el informe sugiere la creación de incentivos financieros y fiscales para atraer inversiones en proyectos bioenergéticos, así como la promoción de la investigación y desarrollo de tecnologías más eficientes y sostenibles. También se enfatiza la necesidad de colaboración entre gobiernos, empresas y la sociedad civil para lograr un enfoque integral y multisectorial hacia la bioenergía sostenible en América Latina. En resumen, el informe ofrece un análisis detallado de la situación actual de la bioenergía en América Latina, identificando oportunidades y desafíos, y proporciona recomendaciones concretas para promover la inversión y la sostenibilidad en este sector clave para el futuro energético de la región.
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