La necesidad de una transición equitativa hacia la neutralidad del carbono es más urgente que nunca debido a las recientes crisis sanitarias mundiales, los frecuentes fenómenos meteorológicos extremos y la creciente preocupación por la seguridad energética y alimentaria. En el contexto de la China rural, una transición climática equitativa es cada vez más importante para alcanzar no sólo el objetivo climático del país, sino también su promesa de prosperidad común para todos. Con una población residente de 500 millones de personas, la China rural alimenta a casi una quinta parte de la población mundial con el 9% de la tierra cultivable del mundo, y es la base de la seguridad alimentaria nacional y la estabilidad social. En las últimas décadas, China ha sacado de la pobreza a 770 millones de personas, en su mayoría de regiones rurales. A pesar de las importantes lagunas de desarrollo, la China rural presenta un gran potencial con sus vastos recursos de energías renovables y zonas que pueden considerarse sumideros de carbono, lo que ofrece oportunidades únicas para avanzar en el desarrollo rural. Teniendo en cuenta tanto las cuestiones de desarrollo como las climáticas para la China rural, la esencia de la transición climática equitativa en las zonas rurales consiste en aplicar medidas climáticas en las zonas rurales de forma equitativa e integradora sobre la base de la premisa de salvaguardar la seguridad alimentaria nacional y el derecho al desarrollo sostenible para todos, especialmente para los grupos relativamente desfavorecidos como los pequeños agricultores. Al mismo tiempo, las acciones climáticas deben aprovecharse para crear una amplia variedad de beneficios sociales, medioambientales y económicos que se distribuyan de forma equitativa para ayudar a mejorar el bienestar de los residentes rurales y reducir las diferencias de desarrollo entre las zonas urbanas y rurales. Estas acciones contribuirán a los objetivos de China de alcanzar la neutralidad de carbono y la prosperidad común. Este marco se adapta al contexto específico de la China rural, pero tiene el potencial de contribuir a un proceso similar en otras economías emergentes que también se enfrentan al reto de reducir las emisiones en medio de la rápida urbanización, la modernización de la agricultura y la mejora de las infraestructuras. El objetivo final de la transición es contribuir no sólo a la neutralidad de carbono, sino también a lograr una prosperidad común para todos. Para ello es necesario acelerar las acciones climáticas clave en las zonas rurales, como el desarrollo de una agricultura baja en carbono, la transición energética y el secuestro de carbono, y garantizar que estas acciones puedan contribuir al bienestar y al desarrollo rural desde las perspectivas social, medioambiental y económica.
Para lograrlo, la transición debe estar centrada en las personas y orientada al desarrollo, teniendo en cuenta la equidad estructural, procedimental y distributiva, y garantizando que las decisiones sean científicamente sólidas. RMI ha desarrollado una herramienta pionera en su género, el Índice de Transición Climática Rural Equitativa, con el fin de proporcionar ideas estratégicas para la coordinación de políticas, la toma de decisiones de inversión, la innovación tecnológica y la construcción de mecanismos, así como una base a nivel macro para una transición adaptada a nivel local y una línea de base para el seguimiento de los progresos futuros. El Índice se completa con una selección de indicadores secundarios y terciarios para representar una visión holística, clara y neutral de estos indicadores primarios, teniendo en cuenta la accesibilidad y replicabilidad de los datos. Sin embargo, los resultados del índice sobre neutralidad de carbono y desarrollo equitativo presentan un importante desajuste espacial entre las regiones rurales de las distintas provincias. Por ejemplo, las zonas del interior más ricas en recursos energéticos renovables y sumideros de carbono suelen estar menos desarrolladas económicamente. El informe, afirma que la China rural tiene una abundante dotación de recursos naturales, más que suficiente para apoyar un objetivo nacional de neutralidad de carbono, y también tiene el potencial de aportar inversiones e ingresos de billones de dólares a las comunidades rurales. Incluso teniendo en cuenta la paridad de costes (basada en el coste nivelado actual de la electricidad) y las limitaciones del uso de la tierra, como la topografía, la protección de las tierras cultivables y la protección de la biodiversidad, el potencial de generación de energía renovable en las zonas rurales de China es enorme. Debe prestarse especial atención a la mejora del entorno de innovación e inversión en esas regiones, así como a la mejora de la orientación política y la corrección de los fallos del mercado en las zonas rurales en su conjunto. Las zonas económicamente más avanzadas también podrían desempeñar un papel de liderazgo en la inversión y la innovación para apoyar la ampliación de modelos empresariales y tecnologías eficaces, y aprovechar su influencia regional para orientar y ayudar a las zonas menos desarrolladas.
El informe aborda la transición climática en zonas rurales hacia la neutralidad de carbono y la prosperidad compartida. En su análisis, se destaca la importancia crucial de abordar los desafíos del cambio climático desde una perspectiva inclusiva, considerando tanto la reducción de emisiones de carbono como la equidad en la distribución de beneficios. El informe resalta la necesidad de políticas y estrategias específicas para las comunidades rurales, reconociendo su papel fundamental en la mitigación de la crisis climática y la transición hacia sistemas sostenibles. Se subraya la importancia de garantizar que estas comunidades no solo se beneficien de las medidas de mitigación, sino que también participen activamente en la toma de decisiones y en la implementación de soluciones climáticas. Además, se profundiza en la importancia de considerar los impactos socioeconómicos en las comunidades rurales durante la transición hacia la neutralidad de carbono. Se plantea la necesidad de políticas que promuevan la creación de empleo, el acceso a recursos y la equidad en la distribución de oportunidades económicas, evitando así la marginación de sectores vulnerables durante este proceso de transformación. El informe también destaca la necesidad de invertir en infraestructuras sostenibles y tecnologías limpias en áreas rurales, fomentando la adopción de prácticas agrícolas y de uso de la tierra que sean respetuosas con el medio ambiente. Se hace hincapié en la importancia de la educación, la capacitación y el apoyo financiero para facilitar la transición hacia modelos de desarrollo sostenible en estas comunidades. En resumen, el informe enfatiza la importancia de abordar la transición hacia la neutralidad de carbono en zonas rurales desde una perspectiva integral que priorice la equidad, la participación comunitaria y el desarrollo sostenible, reconociendo el rol crucial que desempeñan estas áreas en la lucha contra el cambio climático y en la consecución de un futuro más próspero y sostenible para todos.
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