La COP28 fue un momento decisivo para la transición energética. La decisión histórica de abandonar los combustibles fósiles, triplicar la energía renovable y duplicar la eficiencia energética para 2030 no solo es oportuna, sino que proporciona el único medio disponible para alinearse con una trayectoria de 1,5 °C en consonancia con las conclusiones del IPCC. IRENA aboga desde hace tiempo por este enfoque de las Transiciones Energéticas en el Mundo, y aunque la adopción de la trayectoria del Escenario 1,5°C de IRENA en la COP28 representa un importante paso adelante, el mundo necesita un análisis sobrio de los progresos hasta la fecha y de las prioridades para los años restantes de la década. No hay tiempo que perder; cualquier retraso no hace sino magnificar el reto. El seguimiento anual de IRENA de los avances hacia los 11 teravatios (TW) de capacidad de energía renovable necesarios para 2030 muestra que el mundo sigue quedándose corto, con menos de 480 gigavatios (GW) de nueva capacidad de energía renovable desplegada en 2023, frente a los cerca de 1 000 GW necesarios. En consecuencia, la necesidad de aumentar la capacidad se eleva ahora a 1 100 GW anuales durante el resto de la década para mantener el objetivo de 1,5 ºC al alcance de la mano. Por lo tanto, la transición energética mundial sigue claramente descarrilada y es cada vez más urgente corregir el rumbo. No hay «recetas mágicas» ni atajos disponibles; la acción mundial debe centrarse, disciplinarse y alinearse en torno a prioridades clave. En primer lugar, se debe superar las barreras estructurales y sistémicas que impiden el progreso: modernizando y ampliando las infraestructuras; estableciendo marcos reguladores y diseños de mercado adecuados para la era de las energías renovables; y creando capacidades institucionales y de recursos humanos. En segundo lugar, se debe acelerar el despliegue de todas las tecnologías en todas las zonas geográficas. La energía solar y la eólica siguen dominando el despliegue de las energías renovables, que sigue concentrado en un número limitado de mercados. La gran mayoría de los países en desarrollo han quedado al margen de la transición, a pesar de sus considerables necesidades energéticas y su abundante potencial renovable. Mientras tanto, la financiación pública se reduce, lo que subraya la necesidad de una aplicación y un uso más estratégicos. Por lo tanto, se necesita una arquitectura del siglo XXI para la cooperación internacional que garantice que cada actor desempeñe su papel en una solución global. Los bancos multilaterales de desarrollo y las instituciones financieras internacionales tienen un papel fundamental que desempeñar, dada la cantidad de capital que es necesario asignar para desarrollar la infraestructura que permitirá la inversión privada. Ya no puede permitir retrasos ni declaraciones genéricas, ni puede esperar que otros lideren o tomen medidas. Se tienen conocimientos, la tecnología y los medios para corregir el rumbo; se está plenamente equipados para ajustar la trayectoria de la transición. Este cambio no sólo reducirá la huella de carbono del sistema energético mundial, sino que también allanará el camino hacia un mundo más inclusivo y equitativo. Este informe es una invitación para que todos hagan más -y más rápido- en un nuevo modelo de cooperación que garantice que nadie se quede atrás.
A pesar del aumento récord de la capacidad de las energías renovables, los avances en la transición energética son insuficientes y su trayectoria está muy desviada. El escenario de 1,5 °C de IRENA, un elemento clave en el marco intelectual subyacente de las Perspectivas de las Transiciones Energéticas Mundiales de la Agencia, muestra que no se requiere nada menos que una transformación sistémica y global del sistema energético en todos los sectores. Los últimos datos muestran un progreso insuficiente, especialmente en relación con la triplicación de la capacidad de energía renovable para 2030, el desarrollo de vehículos eléctricos, la capacidad de electrolizadores para la producción de hidrógeno ecológico y el aumento de las inversiones en generación de energía renovable, redes y flexibilidad. Las cifras globales consolidadas ocultan patrones de concentración tanto geográficos como tecnológicos. Estos patrones amenazan con exacerbar la brecha de la descarbonización y suponen un obstáculo importante para alcanzar el objetivo de triplicar las emisiones. Perdura la tendencia de despliegue establecida en las dos últimas décadas, centrada principalmente en China, la UE y Estados Unidos. Esta concentración significa que muchos países del mundo en desarrollo siguen desaprovechando las oportunidades que ofrecen las energías renovables para superar los retos del desarrollo y el acceso a la energía, especialmente en el África subsahariana, donde 567 millones de personas seguían sin acceso a la electricidad en 2021. Además, para alcanzar el objetivo de triplicación, es esencial aprovechar todas las formas de energía renovable y sus tecnologías asociadas. La capacidad del mundo para alcanzar el objetivo de triplicación dista mucho de estar asegurada, dado que deben desplegarse 7,2 TW adicionales de energía renovable para llegar a los 11 TW necesarios en 2030. Los datos mundiales indican tendencias positivas en la expansión de la energía renovable y el despliegue anual récord de 473 GW en 2023 es oportuno. Sin embargo, las previsiones actuales para los próximos siete años sugieren que no alcanzaremos el objetivo de triplicar las emisiones si no se adoptan medidas políticas urgentes. Según el escenario de 1,5 °C de IRENA, solo el Grupo de los 20 (G20) tendría que aumentar su capacidad de energía renovable de menos de 3 TW en 2022 a 9,4 TW en 2030, lo que representa más del 80% del total mundial. Los compromisos asumidos hasta octubre de 2023 en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) al Acuerdo de París son menos de la mitad de los necesarios para cumplir el compromiso mundial de triplicar la capacidad de energía renovable, mientras que los asumidos en los planes y políticas energéticos nacionales se quedan cortos en un 30%. Los avances en la electrificación del transporte en 2023 no alcanzaron el ritmo requerido. El transporte por carretera es el subsector con mayor potencial de electrificación; según el escenario de 1,5 °C de IRENA, la tasa de electrificación en el sector del transporte mundial aumentaría hasta casi el 7% en 2030. El éxito de los lanzamientos de nuevos modelos de VE, los incentivos financieros y la mejora de la infraestructura de recarga han sido los principales motores; sin embargo, el parque actual de vehículos eléctricos de batería (BEV) y de vehículos eléctricos híbridos enchufables (PHEV) tendría que pasar de los 40 millones actuales a 360 millones en 2030, un objetivo que no puede alcanzarse con las tasas de crecimiento actuales. Los últimos datos de IRENA indican que 2023 marcó un nuevo hito en el despliegue de energías renovables, añadiendo 473 GW al mix energético mundial, de los cuales la energía solar representó el 73% de este crecimiento.
La nueva capacidad se concentró en China, la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos, que en conjunto representaron el 83% de las adiciones. China alcanzó un nuevo hito en 2023, con el 85% de su nueva capacidad procedente de fuentes renovables, impulsada por la disminución de los costos de la energía solar y eólica a escala comercial, que ahora son competitivos frente a la generación con carbón y gas (Consejo de Estado, 2024). El rápido progreso de China en los últimos años puede atribuirse, en parte, a sus políticas energéticas e industriales de apoyo. En otros lugares, en medio de las subidas de precios de la crisis energética mundial -que inspiraron un importante despliegue a gran escala-, la energía solar fotovoltaica distribuida (principalmente en tejados) para sistemas residenciales y comerciales experimentó un crecimiento récord en varios países, como Alemania, Australia, Estados Unidos, Francia, India y Reino Unido. Las políticas favorables, junto con la evolución geopolítica y la caída de los costos, han catalizado el rápido crecimiento de las energías renovables en los mercados de mayor expansión del mundo. El sector de las energías renovables se enfrenta actualmente a importantes retos. El aumento de los costos de financiación, los problemas de la cadena de suministro (cuellos de botella en algunas tecnologías y exceso de oferta en otras) y otros obstáculos afectan a la industria en general. El sector eólico, en particular, ha sufrido reveses debido a que las subastas siguen centrándose demasiado en la reducción de precios, con lo que se pierden oportunidades de fortalecer las cadenas de suministro, aumentar la resistencia frente a las fluctuaciones de precios y reducir los costos mayoristas del suministro eléctrico con energía renovable más barata que los combustibles fósiles. Esto es más pronunciado en el sector de la energía eólica marina, que aún no ha alcanzado la plena competitividad con otras energías renovables y sigue dependiendo de los gobiernos para desarrollar cadenas de suministro regionales sólidas y competitivas. Los responsables políticos deben hacer frente a estos nuevos retos.
El informe analiza el progreso hacia el objetivo de triplicar la capacidad de energía renovable para 2030, establecido en la Conferencia de las Partes (COP) 28. La transición a fuentes de energía renovable es crucial para abordar el cambio climático y lograr los objetivos del Acuerdo de París. El informe destaca que, para alcanzar este objetivo, se necesita una acción decisiva y coordinada a nivel mundial. A pesar del progreso significativo en la expansión de la capacidad de energía renovable en los últimos años, aún se requiere un esfuerzo considerable para alcanzar la meta establecida. Se señala que la inversión en energía renovable debe aumentar significativamente y que se deben eliminar las barreras que dificultan la transición hacia fuentes de energía más limpias. El informe también destaca la importancia de políticas y marcos regulatorios sólidos para fomentar la inversión en energía renovable. Se menciona la necesidad de impulsar la innovación en tecnologías de energía limpia y de mejorar la infraestructura de energía renovable para facilitar su integración en las redes eléctricas existentes. Además, se resalta la importancia de la cooperación internacional y la transferencia de tecnología para acelerar la transición hacia un sistema energético más sostenible. En resumen, el informe de IRENA subraya la urgencia de actuar con determinación para triplicar la capacidad de energía renovable para 2030. Se enfatiza la necesidad de políticas sólidas, inversión significativa y colaboración internacional para lograr este objetivo y abordar eficazmente el cambio climático.