El sector transporte cumple un rol clave en el desarrollo socioeconómico al permitir el movimiento de personas y mercancías. El transporte impacta directa e indirectamente en el desarrollo socioeconómico a través de diferentes canales, que incluyen desde los costos logísticos que enfrentan las firmas al transportar sus mercancías, hasta el efecto en la calidad de vida para los usuarios del transporte público, si disponen de servicios eficientes y de calidad. El transporte influye en 76 metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), distribuidas en 17 ODS (45%). En particular, es un catalizador para mejorar la inclusión social y la equidad en la región, permitiendo el acceso de poblaciones vulnerables a oportunidades de trabajo, salud y educación, contribuyendo así a romper con el círculo de pobreza y desigualdad. Por su parte, la inversión en infraestructura, con sus efectos positivos en empleo, accesibilidad y desarrollo económico, es clave para alcanzar los ODS. En este sentido, se espera que si América Latina y el Caribe (ALC) invierte anualmente el 1,4% de su Producto Interno Bruto (PIB) hasta 2030, podrá cerrar sus brechas en infraestructura vial, aeropuertos y transporte público y avanzar en el cumplimiento de tales objetivo. El transporte desempeña un doble papel en el Cambio Climático (CC). Por un lado, con el 25% de las emisiones a nivel mundial, el transporte es el segundo mayor contribuyente de Dióxido de Carbono (CO2) derivado de la quema de combustible, por detrás de la generación de electricidad y calefacción. A su vez, el volumen de emisiones del sector se ha incrementado significativamente en las últimas décadas, pasando de 4,6 Gigatoneladas de dióxido de carbono (GtCO2) en 1990 a 8,3 GtCO2 en 2019. Asimismo, las emisiones en el sector empeoran la calidad del aire, generando impactos negativos significativos en la salud. Por otro lado, el sector transporte es altamente vulnerable a los efectos del CC. El incremento en la intensidad y frecuencia de los eventos climáticos extremos generan daños en las infraestructuras de transporte e interrupciones en los servicios provistos, lo que se traduce en mayores costos económicos y sociales.
A nivel mundial, los países de ALC tienen una participación reducida sobre el total de emisiones de CO2 del sector transporte. La región representa el 9% de las emisiones globales del transporte (2% si se consideran las emisiones de todos los sectores), frente al 32% de Asia Pacífico y el 28% de Norteamérica. Per cápita, el promedio de emisiones de CO2 de ALC se ubicó en 0,95 toneladas en 2019, por encima de China y levemente por encima del promedio global (0,9 toneladas per cápita), pero muy por debajo del promedio de países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y de Estados Unidos, que alcanzaron valores de 2,6 y 5,4 toneladas per cápita, respectivamente. Ahora bien, en consonancia con la evolución global, las emisiones del transporte en la región han venido en aumento, alcanzando valores de 595 millones de toneladas de dióxido de carbono (MtCO2) en 2019, frente a 281 MtCO2 en 1990. Asimismo, la participación de la región en el total global pasó de 7% a 9% entre 1990 y 2019, mientras Norteamérica y Europa presentaron disminuciones significativas (-11 y -7, puntos porcentuales, respectivamente). Sin embargo, cabe destacar que ALC está lejos de los niveles de crecimiento verificados en Asia Pacífico, región que duplicó su participación mundial en tres décadas. El sector transporte es la mayor fuente de emisiones de CO2 en la región, representando el 40% de las emisiones totales. El modo carretero es el principal contribuyente de las emisiones del transporte, ascendiendo al 92% del total del sector. La aviación doméstica contribuye con el 4%, la navegación doméstica con el 2% y el modo férreo con el 1%. La mayor parte de las emisiones proviene del transporte de pasajeros, con el 56% de las emisiones del sector. De estas, el 46% proviene del transporte terrestre y el 9% del transporte aéreo. En la región existe un acoplamiento entre crecimiento económico y emisiones de CO2 del transporte. En el período 2000-2009, el crecimiento promedio anual del PIB en ALC fue de 2,8%, mientras que las emisiones del transporte aumentaron en 2,6%. Del mismo modo, en el período 2010-2019 se registró un aumento promedio de 1,8% tanto del PIB como de las emisiones del transporte. El transporte carretero fue el principal generador de estas emisiones. Este acoplamiento presenta un importante desafío para la región y, en general, para los países en desarrollo.
El informe destaca la urgente necesidad de transformar el sector de transporte en la región para abordar los desafíos del cambio climático. Se enfoca en la descarbonización y la resiliencia climática como objetivos clave para garantizar la sostenibilidad a largo plazo. Propone la adopción de tecnologías y prácticas más limpias, la promoción del transporte público y la inversión en infraestructuras sostenibles. Además, subraya la importancia de la cooperación regional y la participación del sector privado para lograr un sistema de transporte más eficiente y amigable con el medio ambiente en América Latina y el Caribe a lo largo del siglo XXI.
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