Recomendaciones para la implementación de sandboxes regulatorios de IA

La implementación de sandboxes regulatorios en inteligencia artificial requiere una arquitectura institucional que permita experimentar con tecnologías emergentes sin comprometer la protección de derechos ni la estabilidad normativa. Para lograrlo, se propone un enfoque que articule flexibilidad regulatoria, supervisión proporcional y participación multiactor, con el fin de facilitar el aprendizaje colectivo y la adaptación normativa frente a contextos de alta incertidumbre. Este tipo de espacios permite que entidades públicas y privadas colaboren en entornos controlados, donde se pueden probar soluciones tecnológicas bajo condiciones específicas. La delimitación temporal, el alcance funcional y los criterios de evaluación deben estar claramente definidos desde el inicio, evitando ambigüedades que puedan generar riesgos jurídicos o institucionales. Además, se recomienda establecer mecanismos de entrada y salida transparentes, que permitan seleccionar proyectos con potencial de impacto y garantizar una transición ordenada al finalizar el piloto.

La gobernanza de estos entornos debe contemplar la participación de autoridades regulatorias, desarrolladores tecnológicos, expertos en ética y representantes de la sociedad civil. Esta diversidad de perspectivas enriquece el análisis de riesgos, facilita la identificación de externalidades y permite ajustar las condiciones del sandbox en función de los aprendizajes obtenidos. Para ello, se sugiere conformar comités técnicos con capacidad de deliberación, seguimiento y recomendación, que operen con criterios de transparencia y trazabilidad. Asimismo, la implementación debe estar alineada con marcos normativos existentes, sin que ello implique rigidez. La idea es generar espacios de excepción regulada, donde se puedan explorar alternativas normativas, validar hipótesis y construir evidencia para futuras reformas. Esta lógica experimental requiere una actitud institucional abierta al error, siempre que se cuente con mecanismos de mitigación, documentación y retroalimentación.

La selección de proyectos debe considerar criterios como la madurez tecnológica, la relevancia social, la viabilidad operativa y el potencial de escalabilidad. No se trata de promover cualquier innovación, sino de priorizar aquellas que puedan aportar aprendizajes significativos para el diseño de políticas públicas. Además, se recomienda establecer indicadores de desempeño que permitan evaluar los resultados del sandbox en términos de impacto, eficiencia, equidad y sostenibilidad. Por otra parte, la dimensión ética debe estar presente en todas las etapas del proceso. La protección de datos, la no discriminación algorítmica, la transparencia en la toma de decisiones automatizadas y la rendición de cuentas son elementos que deben ser monitoreados de forma continua. Para ello, se propone incorporar evaluaciones de impacto ético y social, que permitan anticipar riesgos y ajustar las condiciones del piloto en función de los hallazgos.

La comunicación con el entorno también resulta determinante. Informar a la ciudadanía sobre los objetivos, condiciones y resultados del sandbox contribuye a generar confianza, reducir resistencias y promover una cultura de innovación responsable. Esta comunicación debe ser clara, accesible y basada en evidencia, evitando tecnicismos que dificulten la comprensión pública. Además, la sostenibilidad de estos entornos depende de la capacidad institucional para sistematizar aprendizajes, transferir conocimientos y escalar soluciones exitosas. La documentación rigurosa, la creación de repositorios abiertos y la articulación con redes internacionales permiten consolidar una comunidad de práctica que retroalimente el diseño de futuros sandboxes. Esta perspectiva de aprendizaje continuo favorece la evolución normativa y la adaptación institucional frente a tecnologías en constante transformación. Por último, se destaca la importancia de vincular estos espacios con agendas estratégicas de desarrollo, como la inclusión digital, la sostenibilidad ambiental o la mejora de servicios públicos. Al orientar los pilotos hacia objetivos concretos, se fortalece su pertinencia y se facilita la articulación con políticas sectoriales. Esta alineación permite que los sandboxes no operen como ejercicios aislados, sino como instrumentos que contribuyen a la transformación institucional y al fortalecimiento de capacidades públicas.

Para leer más ingrese a:

https://publications.iadb.org/es/recomendaciones-para-la-implementacion-de-sandboxes-regulatorios-de-ia

https://publications.iadb.org/es/publications/spanish/viewer/Recomendaciones-para-la-implementacion-de-sandboxes-regulatorios-de-IA.pdf

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Descripción del semáforo tecnológico

Los documentos se clasifican en varios colores tipo semáforo tecnológico que indican el nivel de implementación de la tecnología en el país

Tecnología en investigación que no ha sido estudiado o reglamentado por entidades del sector.

La tecnología se aplica de manera focal y se encuentra en estudio por parte de las entidades del sector.

La tecnología se aplica de manera escalable y se encuentran políticas y regulaciones focales establecidas.

La tecnología se aplica a través de servicios  y se encuentran políticas y regulaciones transversales establecidas.

La tecnología se aplica de manera generalizada  y se tiene un despliegue masivo de esta.

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