El proceso de descarbonización del entorno construido avanza mediante una articulación entre liderazgo empresarial y acción política que se refuerzan mutuamente. Este intercambio, conocido como “ambition loop”, demuestra que la transformación del mercado es posible cuando las señales regulatorias y las innovaciones del sector privado convergen hacia objetivos compartidos. En este contexto, la Agenda de Acción para la Transformación del Mercado (MTAA) surge como una plataforma colaborativa que integra a actores del sector de la construcción y el inmobiliario en torno a tres ejes: la alineación con el carbono total del ciclo de vida, la integración del costo y el precio del carbono, y la reconfiguración de la oferta y la demanda.
El avance de la contabilidad de carbono de ciclo completo refleja un progreso notable en las economías desarrolladas. La creación de metodologías nacionales y regionales, como las normas de China o los estándares europeos, sienta las bases para políticas más coherentes y comparables. Sin embargo, la diversidad de enfoques genera fragmentación y limita la interoperabilidad entre países. Los esfuerzos internacionales, a través de plataformas como el Buildings Breakthrough y el Consejo Intergubernamental sobre Edificios y Clima, buscan armonizar criterios y promover datos compatibles que faciliten la medición y la toma de decisiones. En paralelo, la incorporación de tecnologías digitales y de herramientas de modelado como BIM está potenciando el acceso a información más precisa y actualizada, aunque persisten carencias significativas en regiones en desarrollo debido a la falta de datos y capacidades técnicas. La adopción de estándares y certificaciones voluntarias muestra un crecimiento sostenido, especialmente en África y Asia, donde sistemas como EDGE y Green Star se expanden con rapidez. En países industrializados, los marcos regulatorios más recientes incorporan límites alineados con trayectorias de 1,5 °C y criterios de desempeño energético en uso, fortaleciendo la transparencia del sector. Además, las iniciativas para armonizar indicadores de sostenibilidad inmobiliaria, como ARESI en Europa, buscan reducir las cargas de reporte y movilizar capital privado hacia activos compatibles con el objetivo de emisiones netas nulas.
La integración del costo del carbono en la toma de decisiones financieras avanza con lentitud pero con señales alentadoras. Empresas inmobiliarias adoptan precios internos del carbono o impuestos corporativos que incentivan la eficiencia y la reducción de emisiones, mientras que los esquemas nacionales de comercio de emisiones se amplían hacia sectores vinculados a la construcción. Herramientas como CRREM y los estándares de divulgación del IFRS contribuyen a evaluar los riesgos de transición, incorporando criterios ambientales en la valoración de activos y facilitando la transparencia ante los inversionistas. En cuanto a la transformación de la oferta y la demanda, los compromisos de mercado anticipado están impulsando la innovación y la inversión en materiales de bajas emisiones, como el acero y el concreto con contenido reducido de carbono. Estas dinámicas se fortalecen mediante políticas de contratación pública sostenible y campañas empresariales que agregan demanda, acelerando la disponibilidad de productos y soluciones compatibles con la neutralidad climática. Paralelamente, la movilización de la demanda de los arrendatarios está generando nuevas prácticas contractuales que integran criterios ambientales en los acuerdos de uso, lo que redefine la relación entre propietarios y ocupantes.
Aunque los avances son evidentes, la transición hacia un entorno construido de emisiones netas cero enfrenta desafíos persistentes, especialmente en la armonización de datos, la accesibilidad financiera y el fortalecimiento de capacidades técnicas. La experiencia demuestra que los progresos más notables surgen donde las políticas públicas se apoyan en la iniciativa privada y donde esta, a su vez, ofrece evidencias tangibles de viabilidad económica y tecnológica. En este equilibrio dinámico, el sector de la construcción se consolida como un terreno estratégico para acelerar la acción climática global mediante innovación, colaboración y una visión compartida de transformación sistémica.
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