Rethinking Resilience: Adapting to a Changing Climate

El aumento en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos está generando impactos desproporcionados en los países de ingresos bajos, donde las capacidades institucionales y financieras para responder son limitadas. Las pérdidas humanas y económicas derivadas de tormentas, sequías, incendios y olas de calor no solo afectan el bienestar inmediato, sino que también erosionan avances en desarrollo, empujan hogares vulnerables hacia la pobreza y provocan el cierre de pequeñas empresas. Esta dinámica revela una fragilidad estructural que requiere ser abordada desde una perspectiva preventiva, no reactiva. Las estrategias actuales tienden a centrarse en intervenciones públicas como subsidios, transferencias monetarias o reconstrucción post-desastre. Aunque estas medidas ofrecen alivio temporal, no modifican las condiciones que perpetúan la vulnerabilidad. En contextos donde los recursos son escasos y la exposición al riesgo es alta, se vuelve necesario replantear el enfoque hacia uno que promueva la autonomía de los actores locales. Esto implica fortalecer la capacidad de respuesta de individuos, hogares, explotaciones agrícolas y empresas mediante herramientas que les permitan anticiparse, adaptarse y recuperarse con mayor eficacia.

Una vía para lograrlo consiste en fomentar el crecimiento de ingresos en los hogares, lo que amplía su margen de maniobra frente a eventos disruptivos. El acceso a información pública confiable también resulta determinante, debido a que permite tomar decisiones informadas sobre riesgos climáticos, oportunidades de adaptación y medidas de protección. En paralelo, el desarrollo de mercados de seguros accesibles y robustos puede ofrecer una red de seguridad financiera que complemente los ingresos y reduzca la dependencia de ayudas estatales. Estas tres dimensiones, ingresos, información y seguros constituyen el núcleo de una estrategia que busca redistribuir la responsabilidad de la resiliencia, sin abandonar el papel del Estado. Las inversiones públicas y la infraestructura siguen siendo necesarias, pero deben integrarse como componentes complementarios, no como únicos pilares. Por ejemplo, la construcción de sistemas de alerta temprana, la mejora de redes de transporte o la expansión de servicios básicos pueden potenciar la capacidad de respuesta de comunidades, siempre que se articulen con mecanismos que promuevan la participación de los actores locales.

La transición hacia este enfoque requiere ajustes institucionales y normativos. Es necesario revisar los marcos de política pública para incorporar incentivos que estimulen la adopción de medidas preventivas por parte de los ciudadanos. Asimismo, se deben generar condiciones para que el sector privado participe en el diseño y provisión de soluciones adaptativas, especialmente en lo relacionado con seguros climáticos, tecnologías agrícolas resilientes y servicios financieros inclusivos. La resiliencia no puede entenderse como una meta estática, sino como un proceso dinámico que evoluciona con el contexto. Por ello, las estrategias deben ser flexibles, sensibles a las diferencias territoriales y capaces de incorporar aprendizajes. En zonas rurales, por ejemplo, la adaptación puede requerir enfoques centrados en la diversificación productiva, mientras que en entornos urbanos puede implicar mejoras en la planificación territorial y el acceso a servicios. En todos los casos, la participación comunitaria y el reconocimiento de saberes locales son elementos que enriquecen las respuestas y aumentan su sostenibilidad.

El fortalecimiento de la resiliencia frente al cambio climático exige una redistribución de capacidades, donde los gobiernos actúan como facilitadores y los ciudadanos como agentes activos. Esta reconfiguración no elimina la necesidad de apoyo estatal, pero sí redefine su rol hacia uno más estratégico y menos asistencialista. Al combinar crecimiento económico, acceso a información, seguros accesibles, infraestructura adecuada y políticas públicas coherentes, es posible construir un entorno donde los impactos climáticos no se traduzcan automáticamente en retrocesos sociales y económicos.

Para leer más ingrese a:

https://openknowledge.worldbank.org/entities/publication/22473718-f0dc-4f45-a045-37b0b3e17827

https://openknowledge.worldbank.org/bitstreams/bdd18273-69cd-4fcd-82d3-b5adccd497bb/download

¡Haz clic para puntuar esta entrada!
(Votos: 0 Promedio: 0)

Compartir artículo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Busca los documentos, noticias y tendencias más relevantes del sector eléctrico

Buscador de documentos
Buscador de noticias y tendencias

Banco de Información

Descripción del semáforo tecnológico

Los documentos se clasifican en varios colores tipo semáforo tecnológico que indican el nivel de implementación de la tecnología en el país

Tecnología en investigación que no ha sido estudiado o reglamentado por entidades del sector.

La tecnología se aplica de manera focal y se encuentra en estudio por parte de las entidades del sector.

La tecnología se aplica de manera escalable y se encuentran políticas y regulaciones focales establecidas.

La tecnología se aplica a través de servicios  y se encuentran políticas y regulaciones transversales establecidas.

La tecnología se aplica de manera generalizada  y se tiene un despliegue masivo de esta.

Para acceder a todos los documentos publicados y descargarlos ingresa aquí