En un mundo cada vez más impulsado por la tecnología, los servicios han adquirido un rol preponderante en el crecimiento económico y la productividad. Durante décadas, Asia Oriental y el Pacífico han sido reconocidos por su enfoque en la manufactura, pero en los últimos años, los servicios han comenzado a desempeñar un papel más dinámico en el desarrollo de la región. La digitalización y las reformas de políticas han sido fundamentales en este proceso, impulsando el comercio, la inversión extranjera y la generación de empleo. Uno de los cambios más notables ha sido el crecimiento acelerado de los servicios en comparación con la manufactura. En varios países de la región, como China, Indonesia, Malasia, Filipinas y Tailandia, la inversión extranjera en servicios ha superado significativamente a la de manufactura. Esta transformación ha sido posible gracias a la integración de tecnologías digitales, que han permitido mejorar la eficiencia, reducir costos y ampliar el acceso a mercados globales.
El impacto de la digitalización se refleja en distintos sectores, desde el comercio hasta la educación y la salud. En el caso de Filipinas, por ejemplo, la adopción de software y análisis de datos ha incrementado la productividad empresarial en un 1,5 % anual en promedio. De manera similar, en Vietnam, la eliminación de barreras en sectores como el transporte y las finanzas ha resultado en un aumento del 2,9 % en el valor agregado por trabajador. Además, la liberalización de los servicios ha generado beneficios indirectos en la manufactura, permitiendo una mayor eficiencia en las cadenas de suministro y un incremento en la productividad de pequeñas y medianas empresas. A pesar de estos avances, existen desafíos significativos que limitan el potencial del sector de servicios. Uno de ellos es la disparidad en el acceso a la digitalización. Mientras que algunas empresas han logrado aprovechar las oportunidades que brinda la tecnología, muchas otras enfrentan barreras relacionadas con infraestructura, costos de adopción y acceso a internet de alta velocidad. Esta brecha digital es particularmente evidente en países con marcadas diferencias entre áreas urbanas y rurales.
Otro desafío importante es la regulación del comercio de servicios. Aunque se han realizado reformas para facilitar la liberalización, muchos países aún imponen restricciones que limitan la competencia y la entrada de nuevos actores al mercado. La falta de políticas claras y armonizadas ha generado un entorno desigual en el que algunas economías avanzan con mayor rapidez que otras. Para aprovechar plenamente el potencial del sector de servicios, es fundamental un equilibrio entre liberalización y regulación. La eliminación de barreras que restringen la competencia debe ir acompañada de normativas que protejan la privacidad de los datos, la ciberseguridad y la estabilidad del mercado. La cooperación internacional, a su vez, es fundamental en la creación de marcos regulatorios que faciliten el comercio de servicios y la inversión extranjera.
La digitalización y las reformas de políticas han abierto nuevas oportunidades para el crecimiento del sector de servicios en Asia Oriental y el Pacífico. Sin embargo, para garantizar que estos avances beneficien a toda la región, es necesario abordar las disparidades en el acceso a la tecnología y establecer regulaciones que promuevan un entorno competitivo y seguro. Con un enfoque equilibrado, los servicios pueden convertirse en un motor de desarrollo sostenible y equitativo para el futuro de la región.
Para leer más ingrese a:
https://openknowledge.worldbank.org/entities/publication/456ff0d6-8f2f-4e61-abae-ad3ad86f888f