Vangelis Stykas, un “white-hat hacker”, ha detallado como descubrió las vulnerabilidades de los paneles solares y la red eléctrica conectada a ellos. Desde la comodidad de su casa en Grecia, solo necesitó un portátil y un móvil para eludir los cortafuegos de los paneles de todo el mundo. De esta manera, ha obtenido acceso a grandes cantidades de energía, lo suficiente como para alterar significativamente el equilibrio de la red eléctrica.
El crecimiento de la energía solar implica una mayor conexión de puntos adicionales a la red, lo que crea una vulnerabilidad masiva que los hackers podrían aprovechar. De hecho, en datos de la Agencia Internacional de la Energía, el número de ciberataques semanales a empresas de servicios públicos se duplicó en dos años. En la misma línea, la Unión Europea ha sufrido más de 200 ciberataques en infraestructuras energéticas.
Los motivos pueden ser muy diversos desde el pago de rescates hasta hacer que países se queden totalmente a oscuras, o, incluso, con motivaciones bélicas, como es el caso de los ciberataques por la guerra de Ucrania. En el caso concreto de las renovables, en Japón, unos hackers robaron los datos bancarios de una empresa solar asaltando 800 dispositivos de monitoreo remoto para instalaciones de paneles solares.
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