Las limitaciones en los datos, marcos y herramientas para comprender las implicaciones socioeconómicas de la acción climática amenazan con ralentizar el ritmo de la transición verde. En los últimos años, las medidas para implantar impuestos medioambientales o reformar las subvenciones a los combustibles fósiles han suscitado preocupación por el aumento del costo de la vida en algunos países, mientras que los esfuerzos para desmantelar las infraestructuras de combustibles fósiles han suscitado temores inmediatos por las repercusiones en el empleo local. En consecuencia, los gobiernos de algunos países se han visto obligados a retrasar o suspender las reformas necesarias, recalibrando el ritmo de la acción climática. En muchas partes del mundo, como América Latina, África meridional y los países emergentes de Asia, el crecimiento económico sigue siendo una prioridad fundamental, pero compite con las presiones para reducir las emisiones de carbono. A falta de financiación y de un acceso generalizado a la tecnología y a los conocimientos técnicos, el salto al «crecimiento verde» puede resultar difícil. Estas experiencias demuestran que la equidad en la distribución de los costos y beneficios de la acción climática es fundamental para conseguir el apoyo público y la estabilidad política. La importancia de la equidad y la justicia en la acción climática está ampliamente reconocida, incluso por muchos países en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) presentadas para el Acuerdo de París, así como en sus estrategias de acción climática a largo plazo. Sin embargo, se carece de las pruebas, los marcos y las herramientas necesarios para una respuesta política informada y eficaz. Este documento propone indicadores para ayudar a las partes interesadas a comprender la incidencia y la gravedad de las implicaciones multidimensionales para la equidad de la ecologización de los sectores intensivos en emisiones. En los casos en que no se dispone de datos, el documento se basa en indicadores indirectos para desarrollar seis cuadros de mando nacionales que son ejemplos ilustrativos de cómo pueden utilizarse estos indicadores para identificar áreas de interés a nivel nacional. Los retos para una transición equitativa pueden materializarse en países de distintos niveles de renta o etapas de desarrollo, pero muchos compartirán retos similares y pueden aprovechar estrategias comunes para una transición justa e inclusiva. Las especificidades económicas, institucionales, demográficas y geográficas de los países pueden dar lugar a una exposición variada a los riesgos para la equidad económica. Aunque se carece de pruebas coherentes y comparables sobre la exposición a posibles riesgos para la equidad económica a nivel nacional, este informe presenta seis arquetipos de países que ofrecen a los líderes una visión de futuro sobre las principales oportunidades y retos para una transición equitativa. Los países de un mismo arquetipo comparten algunas similitudes estructurales que indican que sus retos en materia de equidad económica también pueden ser similares. Economías de renta alta, impulsadas por los servicios, que han avanzado mucho en la reducción de su intensidad de emisiones mediante la adopción de las tecnologías verdes disponibles, al tiempo que mantienen marcos y mecanismos para garantizar la inclusión y la equidad económica. Entre sus puntos fuertes figuran una mano de obra cualificada y una elevada capacidad financiera, mientras que la erosión de la competitividad, las presiones del costo de la vida y el envejecimiento de la mano de obra parecen ser retos potenciales. Los países de este arquetipo incluyen principalmente países de Europa Occidental y Septentrional, además de Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Singapur.
Economías de renta alta y media-alta en transición hacia sectores de servicios de mayor valor añadido. Aunque cuentan con poblaciones altamente cualificadas y marcos sólidos para apoyar el crecimiento ecológico, estos países tienden a tener una parte significativa de su mano de obra en sectores industriales heredados que requieren una transformación significativa, por lo que la recualificación y el apoyo a las transiciones laborales son imperativos clave. Entre ellos figuran principalmente países de Europa Central y Oriental, además de Irlanda, Italia, Turquía y Uruguay, entre otros. Economías que dependen en gran medida de las rentas de los combustibles fósiles y del consumo subvencionado de energía para sostener el crecimiento y la prosperidad nacionales, lo que se traduce en altos niveles de intensidad de emisiones. Los países de este grupo suelen beneficiarse de una mano de obra centrada en las tecnologías de la información y la comunicación y de unos saldos fiscales sólidos, pero la reestructuración del sistema fiscal para tener en cuenta la eliminación progresiva de las subvenciones y la diversificación económica en general puede resultar difícil en los próximos años. Entre los exportadores de combustibles fósiles figuran principalmente países de Oriente Medio y Asia Central. Economías de renta media-alta en rápido proceso de industrialización con una demanda energética creciente que, a corto plazo, tendrán que sortear posibles disyuntivas entre la mitigación del cambio climático y el desarrollo socioeconómico. Los países de este grupo están bien posicionados para cosechar un dividendo demográfico, pero abordar la desigualdad de ingresos y desbloquear la financiación para estimular una economía impulsada por la innovación siguen siendo retos potenciales. Se encuentran principalmente en América Latina, África Austral (Namibia y Sudáfrica) y Asia emergente. Economías de renta baja y media-baja con una gran población joven y bajas emisiones per cápita que aún necesitan invertir en capacidad fundacional para un crecimiento inclusivo y sostenible a largo plazo. Estos países son muy vulnerables a los riesgos climáticos físicos y, sin embargo, carecen de capacidades suficientes para aumentar su resiliencia. Garantizar una mano de obra cualificada e identificar nuevos mecanismos de financiación puede abrir oportunidades para el desarrollo sostenible, impulsado por el crecimiento verde. Los países de este grupo son principalmente subsaharianos, pero se extienden a países de otras regiones, como Asia. Países altamente industrializados y tecnológicamente avanzados que están liderando el desarrollo de tecnologías verdes y modelos de negocio que pueden ayudar al mundo en la transición hacia la energía neta cero. Aunque bien posicionados en términos de mano de obra, finanzas y tecnología, estos países se encuentran entre los mayores emisores de carbono del mundo y necesitan gestionar la transición de grandes plantillas, cada vez más envejecidas, hacia industrias más limpias para garantizar una prosperidad continuada. Entre ellos figuran China, Alemania, Japón, Corea del Sur y Estados Unidos. Además de la variación por países, los riesgos para la equidad difieren según el sector. Los ejecutivos de empresas encuestados en el Estudio de Opinión Ejecutiva 2024 del Foro Económico Mundial citaron sistemáticamente el acceso desigual a la financiación de las inversiones ecológicas como el principal riesgo para la equidad asociado a la transición ecológica en todos los sectores, desde la energía y la agricultura hasta la industria pesada y el transporte. A continuación, las lagunas tecnológicas y de conocimientos, así como los riesgos para la accesibilidad de los consumidores a los bienes y servicios, resultan ser las principales preocupaciones de los ejecutivos.
El ritmo y la eficacia con que los dirigentes pueden avanzar en los objetivos climáticos dependen, al menos en parte, del grado de distribución equitativa de los costos y beneficios de las medidas de mitigación. Las estrategias basadas en datos empíricos, con parámetros relevantes para las políticas en la intersección de la acción climática y las desigualdades socioeconómicas, pueden proporcionar una base suficiente sobre el riesgo, generar estrategias informadas y garantizar que la acción climática sirva tanto a las personas como al planeta. Este documento forma parte de la Iniciativa para una Transición Equitativa del Foro Económico Mundial, que cuenta con el apoyo de la Fundación Laudes y Boston Consulting Group. La iniciativa pretende desarrollar y consensuar una visión y unos principios organizativos para una transición verde equitativa, destilando el liderazgo de pensamiento en marcos y herramientas procesables a nivel sectorial, nacional y local. La iniciativa cuenta con el respaldo de una coalición mundial e intersectorial de líderes que trabajan para garantizar que las políticas, las estrategias empresariales y las inversiones que impulsan la transformación a cero resuelvan tanto el cambio climático como la desigualdad. Abordar el cambio climático y acelerar una transición ecológica y justa es imperativo para el futuro común. Hay una necesidad urgente de intensificar la acción climática si la comunidad mundial quiere mantener el foco en sus ambiciones de limitar el aumento de la temperatura global a menos de 1,5 ºC, como se establece en el Acuerdo de París. Sin embargo, las políticas bienintencionadas y las acciones positivas para el clima por parte del sector privado podrían exacerbar las desigualdades económicas existentes y dejar a la sociedad más fragmentada y polarizada, frenando en última instancia el progreso medioambiental y socioeconómico. A medida que los países y las empresas amplían sus esfuerzos para mitigar el cambio climático, la desigual distribución de los costos y beneficios de las políticas climáticas ha contribuido a aumentar las reacciones negativas. Las medidas para aplicar impuestos medioambientales o reformar las subvenciones a los combustibles fósiles han suscitado preocupación por el aumento del costo de la vida en algunos países, lo que ha llevado a los gobiernos a retrasar o suspender las reformas propuestas. El desmantelamiento de infraestructuras de combustibles fósiles, como minas de carbón, centrales térmicas o instalaciones industriales de emisiones intensivas, ha afectado al empleo local y al desarrollo económico. El creciente descontento social y económico derivado de la acción por el clima puede observarse en países de distintas zonas geográficas y niveles de renta. Estas experiencias ilustran que la equidad en la distribución de los costos y beneficios de la acción climática es necesaria si se quiere embarcar el mundo en una transición climática de forma aceptable para todas las personas. En muchos casos, los esfuerzos de mitigación del cambio climático siguen beneficiando desproporcionadamente a los segmentos más ricos de la sociedad.
El informe aborda la necesidad urgente de acelerar la acción climática para mantener el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a menos de 1.5°C, como se establece en el Acuerdo de París. Sin embargo, señala que las políticas bien intencionadas y las acciones positivas para el clima pueden exacerbar las inequidades económicas existentes y fragmentar aún más la sociedad, ralentizando el progreso tanto ambiental como socioeconómico. El informe destaca que la distribución desigual de los costos y beneficios de las políticas climáticas ha generado una creciente resistencia. Medidas como la implementación de impuestos ambientales o la reforma de los subsidios a los combustibles fósiles han incrementado el costo de vida en algunos países, obligando a los gobiernos a retrasar o suspender las reformas propuestas. Además, la desmantelación de infraestructuras de combustibles fósiles ha afectado el empleo local y el desarrollo económico, lo que ha generado descontento social y económico en diversos países y niveles de ingresos. Para abordar estos desafíos, el informe propone un enfoque basado en métricas para ayudar a los interesados a comprender la incidencia y la gravedad de las implicaciones de equidad multidimensional de la transición verde en sectores intensivos en emisiones. De los 58 indicadores identificados, solo cinco se recopilan y publican sistemáticamente a nivel mundial. En ausencia de datos, se utilizan métricas proxy para desarrollar dashboards de países que ilustran cómo estas métricas pueden identificar áreas de enfoque a nivel nacional. El informe introduce seis arquetipos de transición equitativa, desarrollados mediante un ejercicio de clustering basado en 29 métricas que abarcan cinco dimensiones de equidad económica. Estos arquetipos ofrecen un punto de partida para que los responsables de políticas evalúen su contexto actual y su preparación para abordar los riesgos de equidad económica derivados de la acción climática. Los arquetipos identificados son: Adoptantes Verdes Inclusivos, Adoptantes Verdes Emergentes, Exportadores de Combustibles Fósiles, Economías en Crecimiento, Economías Fronterizas y Desarrolladores Verdes. Finalmente, el informe presenta métricas adicionales que pueden ser utilizadas por los responsables de la toma de decisiones para identificar y gestionar las disparidades distributivas que, si no se abordan, podrían intensificar la inequidad económica y comprometer la aceptación pública de los planes de transición. Además, se ofrecen perfiles de seis países representativos de cada arquetipo de transición, ilustrando su posición relativa y su estado en las métricas priorizadas, donde la disponibilidad de datos lo permite. Estos perfiles buscan proporcionar ejemplos ilustrativos de cómo los países pueden adaptar sus estrategias para fortalecer la inclusión y reducir su exposición a la desigualdad económica derivada de la acción climática.
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