El agua se presenta como el punto de entrada más eficaz para la adaptación climática en el sudeste asiático, una región vulnerable a inundaciones, sequías y contaminación de recursos hídricos. Las variaciones extremas en la disponibilidad de agua, intensificadas por el cambio climático, afectan la agricultura, la infraestructura, la salud pública y el desarrollo económico, generando riesgos para comunidades y cadenas de suministro. Para mitigar estos efectos, se propone priorizar la gestión eficiente y circular del agua, reforzar las defensas frente a inundaciones y mejorar la calidad de las aguas, integrando estrategias de conservación con soluciones tecnológicas avanzadas.
El enfoque de adaptación mediante el agua plantea que, al intervenir en los ciclos naturales y gestionados del agua, es posible reducir los impactos negativos del cambio climático y fortalecer la resiliencia regional. En este sentido, se identifican cuatro áreas de acción: reducción de daños por inundaciones, optimización del uso del agua, financiamiento de proyectos de adaptación y promoción de innovaciones tecnológicas vinculadas al agua y la naturaleza. Estos ejes permiten articular esfuerzos entre sectores público y privado, generando sinergias que promueven inversiones y soluciones escalables para la región. Las experiencias de casos en distintas partes del mundo ilustran cómo proyectos que combinan restauración de ecosistemas, infraestructura híbrida y tecnologías digitales contribuyen a disminuir el riesgo de inundaciones y sequías, al tiempo que fomentan la economía circular. Los proyectos implementados en zonas costeras, cuencas fluviales y áreas urbanas vulnerables demuestran que las soluciones basadas en la naturaleza, combinadas con infraestructuras resilientes, facilitan la adaptación a fenómenos climáticos extremos. La inclusión de modelos de financiamiento innovadores, como bonos verdes y créditos de carbono vinculados a proyectos de restauración, facilita el acceso a capital privado y permite ampliar el alcance de estas iniciativas.
El sector privado se convierte en un actor relevante al integrar la gestión del agua en sus operaciones, impulsando la eficiencia hídrica en procesos industriales y agrícolas, y participando en la financiación de proyectos que reduzcan los riesgos asociados al agua. La aplicación de tecnologías como inteligencia artificial, sensores IoT y sistemas de modelado hidrológico facilita la toma de decisiones para el manejo eficiente de recursos, optimizando el uso del agua en tiempos de escasez y mejorando los sistemas de alerta temprana frente a inundaciones. El fortalecimiento de las infraestructuras de saneamiento y distribución también se identifica como una necesidad urgente, puesto que las pérdidas por fugas y las limitaciones en el tratamiento de aguas residuales intensifican los problemas de escasez y contaminación. En este contexto, se resalta la relevancia de promover la reutilización de aguas, implementar sistemas de monitoreo en tiempo real y avanzar hacia modelos de economía circular que integren la recuperación de nutrientes y energía durante el tratamiento de aguas residuales.
La cooperación público-privada se configura como una vía efectiva para acelerar la adaptación climática mediante la gestión del agua, permitiendo alinear incentivos económicos con objetivos de sostenibilidad. Al abordar los desafíos de agua en la región, se crea un espacio para la innovación y la inversión, transformando la adaptación en una oportunidad para mejorar la resiliencia comunitaria, reducir costos asociados a desastres climáticos y garantizar la continuidad operativa de las empresas. Este enfoque plantea que, al priorizar el agua como eje de la adaptación climática, se facilita la acción coordinada entre actores, se promueve la inversión sostenible y se generan beneficios ambientales, sociales y económicos, contribuyendo a que las comunidades y ecosistemas prosperen en un contexto de creciente vulnerabilidad climática.
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https://reports.weforum.org/docs/WEF_Adaptation_through_Water_2025.pdf