La Coalición Mundial para la Seguridad Digital es una plataforma público-privada única que reúne a las principales partes interesadas para abordar el problema de los contenidos y conductas nocivos en línea. La coalición reconoce que el mundo digital ha brindado oportunidades sin precedentes para que las personas de todo el mundo se conecten, aprendan e innoven. Sin embargo, también reconoce que este nuevo mundo tiene su parte de desafíos, en particular en lo que respecta a la seguridad digital. Para hacer frente a estos retos, la coalición se ha embarcado en tres líneas de trabajo: 1) los Principios Globales sobre Seguridad Digital, que abordan la cuestión crítica de cómo los principios internacionales de derechos humanos se traducen en un contexto digital, con el objetivo de avanzar en la seguridad digital de una manera respetuosa con los derechos, impulsar la alineación de múltiples partes interesadas y permitir comportamientos y acciones positivas en todo el ecosistema digital, 2) un conjunto de herramientas para las intervenciones de diseño de seguridad digital y la innovación, en el diseño de la seguridad digital, que desarrolle una «tipología de daños en línea» destinada a facilitar los debates entre plataformas y jurisdicciones, y a identificar qué tecnología, políticas, procesos e intervenciones de diseño son necesarios para avanzar en la seguridad digital, y 3) un marco de evaluación de riesgos, destinado a desarrollar un marco de referencia interjurisdiccional para comprender y evaluar los riesgos de la seguridad digital.
Este documento es el primer resultado, y ofrece un marco de evaluación de riesgos acompañado de un conjunto de estudios de casos que demuestran cómo podría aplicarse el marco en la práctica. Este trabajo tiene lugar en un panorama en evolución: hasta hace poco, las organizaciones llevaban a cabo evaluaciones de riesgos para la seguridad digital de forma voluntaria, ahora se está proponiendo y promulgando un número creciente de normativas que prevén evaluaciones de riesgos. Este marco se basa en los marcos de derechos humanos existentes, las mejores prácticas de gestión de riesgos empresariales y los requisitos normativos en evolución para aclarar los factores que deben utilizarse para aclarar los riesgos de seguridad digital y establece una metodología sobre cómo las partes interesadas deben evaluar estos factores de riesgo en el ecosistema digital. Propone un enfoque holístico que vincula los riesgos y los daños realizados -o impactos adversos- en un proceso cíclico que, en última instancia, conduce a un círculo virtuoso e impulsa la mejora continua. Es independiente de los daños y los servicios, y pretende servir a todas las partes interesadas. Los estudios de casos ponen de relieve la variedad e interconexión de los marcos y enfoques de evaluación de riesgos existentes, al tiempo que corroboran la complejidad de la materia, ofreciendo una visión general de cómo se diseñan y aprovechan los marcos existentes y cómo puede aplicarse en la práctica un marco de evaluación de riesgos a una tecnología, un tipo de daño o un tipo de servicio concretos.
Los servicios digitales están en el centro de los asuntos económicos, educativos, sociales y políticos de todo el mundo. Han impulsado el crecimiento económico y la innovación en países de todo el mundo, al tiempo que desempeñan un papel fundamental a la hora de capacitar y empoderar a las personas para que disfruten de sus derechos humanos. Sin embargo, el rápido desarrollo de las nuevas tecnologías y el inmenso volumen de actividad en línea también generan riesgos continuos para las personas, las comunidades y las sociedades. A medida que siga evolucionando el modo en que las personas utilizan las tecnologías, también lo harán los daños asociados a los contenidos y comportamientos en línea y las posibles medidas para hacerles frente. En este contexto, centrarse en una gestión eficaz de los riesgos puede ayudar a las organizaciones a ser más proactivas y eficaces a la hora de fomentar un entorno en línea más seguro. Sin embargo, la evaluación de riesgos para la seguridad digital sigue siendo una disciplina incipiente y en evolución. La seguridad digital requiere una complicada gama de deliberaciones que equilibren consideraciones jurídicas, políticas, éticas, sociales y técnicas. Complejidades similares se aplican a la naturaleza de los daños, que pueden ser muy locales o específicos de cada contexto y diferir entre distintas comunidades, países o regiones. Por último, la relación entre aspectos específicos de un producto, servicio o política y los daños que pueden causar o a los que pueden contribuir puede ser difícil de evaluar o predecir. Ya existen diversos marcos, metodologías de evaluación y directrices operativas para ayudar a gestionar riesgos complejos. Los procesos de gestión de riesgos empresariales, aunque suelen centrarse principalmente en los intereses comerciales de una empresa más que en objetivos más amplios de seguridad digital, pueden servir igualmente como herramienta útil o punto de partida.
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