La sostenibilidad se ha convertido en un factor cada vez más relevante en la gestión empresarial de manera que impacta en la estrategia, la gobernanza y las decisiones cotidianas de las compañías. En este contexto, los informes de sostenibilidad dejan de ser simples ejercicios de cumplimiento para convertirse en herramientas útiles para la integración de objetivos sociales, medioambientales y económicos en las funciones de la organización. La transparencia y la rendición de cuentas se posicionan como principios que orientan la asignación de capital y la generación de valor a largo plazo, permitiendo que las empresas establezcan credibilidad ante sus stakeholders y se posicionen para un crecimiento sostenible.
Es importante destacar que la elaboración de informes efectivos requiere que las compañías sean capaces de comunicar sus compromisos, avances y desafíos a través de contenidos que sean accesibles y fáciles de entender. Para lograrlo, se recomienda estructurar los informes agrupando información de manera lógica y desarrollando temas específicos, además de contar con un diseño atractivo que facilite la lectura, utilizando infografías, tipografía y fotografías que ayuden a visualizar las historias que se quieren contar. A su vez, la navegación del reporte debe facilitar el acceso a la información mediante herramientas como índices interactivos, signposting y enlaces que conecten secciones, buscando que los usuarios puedan encontrar rápidamente los datos relevantes. Asimismo, la accesibilidad del contenido se puede potenciar ofreciendo diferentes formatos, como videos o estudios de caso, y asegurando que los contenidos relacionados con las normativas y estándares principales, como el Global Reporting Initiative (GRI), el Sustainable Accounting Standards Board (SASB) o el Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD), sean fáciles de localizar e interactivos. Un ejemplo destacado en el análisis es cómo Amazon ha logrado desarrollar un reporte que cumple con esta guía, permitiendo una navegación sencilla a través de una barra de herramientas que conecta toda la información relevantes para diversas audiencias, incluyendo inversores, reguladores y la comunidad en general. La utilización efectiva de este tipo de recursos incrementa la comparabilidad y el entendimiento del desempeño sostenible de la organización, alineándose con un promedio de 198 páginas en los informes evaluados, que deben ser cada vez más visuales y accesibles.
Otro aspecto importante en la presentación de los informes sostiene que la medición del desempeño debe estar basada en indicadores específicos, cuantificables y que puedan vincularse con resultados financieros y estratégicos. Esto significa que las métricas deben ser comparables a lo largo del tiempo y alineadas con estándares internacionales, para facilitar análisis de tendencias y benchmarking. Además, esos indicadores deben acompañarse de explicaciones narrativas que brinden contexto a las cifras, permitiendo así que los stakeholders comprendan el impacto de las acciones y decisiones relacionadas con la sostenibilidad. Por su parte, la definición de una estrategia que integre la sostenibilidad en el negocio requiere que las compañías tengan claridad en la gestión y supervisión de sus actividades sostenibles. La estructura de gobernanza debe reflejar el compromiso de liderazgo, exhibiendo cómo la alta dirección y los órganos directivos participan en la toma de decisiones relacionadas con la sostenibilidad, además de establecer lineamientos claros sobre los temas prioritarios y su medición. La presentación de este nivel de integración en los informes favorece la confianza y demuestra el compromiso con una gestión responsable, en línea con los estándares de buen gobierno corporativo y con la necesidad de incorporar metas y remuneraciones vinculadas a los resultados en sostenibilidad.
La estrategia de sostenibilidad también se apoya en la definición de metas y contribuciones que consideren los impactos sociales y medioambientales, centrándose en áreas que aporten a la salud del planeta y el bienestar de la sociedad, tales como la reducción de emisiones, la calidad de vida y la creación de empleos en comunidades locales. La existencia de un plan estructurado para alcanzar estos objetivos, incluyendo una hoja de ruta con acciones específicas y mediciones de impacto, puede reflejar un compromiso real de las empresas con su propósito social, además de potenciar su crecimiento económico de manera responsable. La comunicación efectiva requiere que las organizaciones vayan más allá de la mera divulgación de datos, utilizando narrativas auténticas que acerquen sus iniciativas y logros a diferentes públicos. La utilización de historias que vinculan la estrategia con sus impactos reales y que muestran los avances y dificultades, enriquece el proceso de rendición de cuentas y ayuda a consolidar una relación de confianza con los actores externos. En conclusión, los informes de sostenibilidad dejan de ser un requisito legal para convertirse en una oportunidad para transformar la manera en que las empresas comprenden su impacto, gestionan sus riesgos y muestran su contribución a la sociedad y el ambiente.
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