La forma en que las empresas de los países en desarrollo se adapten a los cambios climáticos extremos será determinante para el crecimiento económico de sus países. Este repaso a la literatura reciente sobre adaptación en microeconomía sugiere que, aunque la competitividad de las empresas se ve afectada negativamente por los fenómenos meteorológicos, éstas pueden recuperarse mejor en determinadas condiciones. La adaptación y la resistencia de las empresas al cambio climático dependen de sus capacidades, de la información disponible sobre los riesgos y de la profundidad de los mercados financieros y de seguros. A medida que mejoran las previsiones meteorológicas en tiempo real, las empresas están mejor informadas sobre estos riesgos, lo que afecta a sus decisiones sobre localización, producción y configuración de las cadenas de suministro. La resistencia de una empresa también depende de la calidad de la inversión pública en infraestructuras y de la red de seguridad social. Entendiendo que las fricciones del mercado pueden ralentizar el ritmo de adaptación, el documento concluye con algunas ideas sobre las opciones de que disponen los responsables políticos. Las empresas de los países en desarrollo se enfrentan a condiciones meteorológicas extremas, como catástrofes naturales, calor extremo y sequía. Si el cambio climático aumenta la probabilidad y la gravedad de estos fenómenos, las empresas tienen cada vez más incentivos para invertir en diversas estrategias de adaptación. Estas estrategias incluyen: dónde se ubica una empresa, cómo configura sus cadenas de suministro y cuánto invierte en el lugar de trabajo físico para endurecerlo y que resista los impactos previstos. Cada una de estas estrategias conlleva unos costos que la empresa o el país deben asumir. Se analiza la literatura microeconómica emergente centrada en la adaptación de las empresas al cambio climático. Se explora el papel de la heterogeneidad de las empresas, la dinámica meteorológica y las expectativas sobre esta dinámica, y la política gubernamental, que en conjunto determinan cómo se ven afectadas las distintas empresas por las perturbaciones meteorológicas. El cambio climático es costoso para las empresas si reduce sus beneficios. Las empresas preverán este «efecto de tratamiento» causado por el cambio climático y tomarán medidas proactivas para compensar este daño si los costos de adaptación son inferiores al valor actual descontado esperado de los beneficios de realizar estas inversiones compensatorias. Si las empresas consiguen adaptarse a los crecientes riesgos meteorológicos, aumentará la productividad general y los países en desarrollo podrán reducir sus índices de pobreza a pesar de las condiciones más duras a las que se enfrentarán en el futuro. El estudio combina varios tipos de literatura. Por ejemplo, la literatura sobre geografía económica ha hecho hincapié en los costos de la «mala geografía» para la productividad y el desarrollo económico. Los riesgos meteorológicos a los que se enfrentan las empresas son específicos de cada lugar.
Muchos países en desarrollo están situados en regiones con mayor riesgo de catástrofes naturales, como tifones, y expuestos a temperaturas y precipitaciones extremas. Los riesgos y la incertidumbre que plantean las condiciones meteorológicas extremas a las empresas de los países en desarrollo se ven amplificados por la escasa capacidad de gobernanza. Una consecuencia importante de la debilidad de la gobernanza es la falta de confiabilidad de las infraestructuras locales. Si las carreteras se inundan y la red eléctrica se rompe, estas empresas serán aún menos productivas, dado que las cadenas de suministro se ven inmediatamente interrumpidas por las perturbaciones. Los países en desarrollo disponen de recursos limitados, tanto humanos como financieros, para acometer inversiones destinadas a solucionar tales perturbaciones. Se exploran casos en los que las políticas e inversiones privadas y públicas en resiliencia son sustitutivas y casos en los que son complementarias. En primer lugar, el cambio climático tiene efectos profundos y persistentes en los resultados de las empresas, como el estado operativo, el empleo, la productividad, las inversiones y el crecimiento. En determinadas condiciones, las empresas también pueden mostrar signos de acumulación positiva de los efectos de las perturbaciones climáticas, en consonancia con la teoría schumpeteriana de la destrucción creativa. En segundo lugar, la intensidad del impacto varía en el tiempo y en el espacio, y depende de los atributos internos y externos de la empresa. La estructura de propiedad, el sector, la ubicación espacial y las condiciones marco de una empresa determinan la gravedad del impacto. A largo plazo, atributos externos como el tamaño y el sector importan menos que la capacidad de adaptación interna de las empresas y su ubicación espacial. Dentro de los países, las empresas más grandes y productivas, con mejores capacidades financieras y de gestión, son más resistentes al cambio climático. Entre países, la recuperación de las empresas de los países en desarrollo es más lenta debido a la mala calidad de las infraestructuras que se destruyen con las catástrofes, la disparidad en el acceso a los seguros contra catástrofes naturales, la escasa profundidad de los mercados de crédito y las diferencias en las capacidades de las empresas para mitigar la exposición al riesgo de catástrofes. En tercer lugar, los daños derivados de los cambios climáticos no sólo se sienten directamente, sino que pueden propagarse indirectamente a otras empresas a través de redes de producción y efectos de reasignación. A medida que los trabajadores y las empresas se desplazan espacialmente para adaptarse a los cambios climáticos, inducen cambios en la composición de la actividad económica y en los patrones comerciales. La capacidad de adaptación de una empresa depende de su capacidad de gestión. En cuarto lugar, la incertidumbre inducida por el cambio climático afecta a la inversión del sector privado. El efecto de los riesgos y la incertidumbre relacionados con el clima son significativos y, en ocasiones, mayores que la realización real del evento.
Las empresas más expuestas a los riesgos climáticos ven reducida la valoración de sus activos, como instalaciones y propiedades, y aumentan sus costos de explotación debido a los costos de los seguros. También tienen dificultades para acceder a la financiación, incluso a tipos de interés más altos que las empresas con menor vulnerabilidad. Estos efectos son significativamente mayores para las empresas más pequeñas, especialmente en sectores y países de alto riesgo y en aquellos con menor capacidad para adaptarse y mitigar las consecuencias del cambio climático. Varias fricciones del mercado, especialmente las relativas a la información, los mercados de seguros y las distorsiones que limitan la reasignación de recursos, pueden afectar a la adaptación y la resistencia al cambio climático. Por último, los responsables políticos disponen de un abanico cada vez más amplio de estrategias para fomentar la inversión adaptativa de las empresas. Entre ellas figuran: (i) fomentar la asunción de riesgos mediante el desarrollo de mercados de seguros; (ii) mejorar los flujos de información sobre riesgos y seguros; (iii) apoyar la mejora de las capacidades de gestión; y (iv) prestar apoyo financiero para la reconstrucción de las empresas. Los responsables políticos tendrán más probabilidades de alcanzar sus objetivos de adaptación si prevén cómo responderán las empresas optimizadoras a la evolución de las «reglas del juego». El documento está organizado como sigue. En la sección 2, se esboza la microeconomía de cómo respondería una empresa con ánimo de lucro a los cambios previstos en el clima. Si las empresas tuvieran una previsión perfecta de los patrones climáticos, ¿cómo configurarían sus actividades para maximizar los beneficios? Se exploran los aspectos clave de la heterogeneidad de las empresas a la hora de determinar su capacidad de adaptación. En la sección 3 se analiza cómo afectan el riesgo y la incertidumbre meteorológicos a las decisiones y los resultados de las empresas. La sección 4 explora la interacción entre las políticas gubernamentales y la respuesta de las empresas a los incentivos implícitos a los que se enfrentan y, a continuación, introduce un marco para evaluar la eficacia de las intervenciones gubernamentales. Esta sección también presenta las opciones de que disponen los responsables políticos ante las fricciones del mercado. En la Sección 5 se analiza la evaluación empírica comparativa de los avances en materia de adaptación, mientras que la Sección 6 concluye con observaciones finales y orientaciones para futuras investigaciones.
El informe examina cómo las empresas en el mundo en desarrollo se adaptan a los riesgos climáticos. Se enfoca en la capacidad de adaptación y resiliencia de las empresas ante fenómenos meteorológicos extremos como desastres naturales, calor extremo y sequías, cuya frecuencia e intensidad podrían aumentar debido al cambio climático. Se identifica que la competitividad de las empresas se ve negativamente afectada por los eventos climáticos extremos. Sin embargo, algunas empresas pueden recuperarse mejor bajo ciertas condiciones. La capacidad de adaptación y la resiliencia de estas empresas dependen de varios factores, como sus capacidades internas, la información disponible sobre los riesgos y la profundidad de los mercados de seguros y financieros. El informe destaca la importancia de las mejoras en las previsiones meteorológicas en tiempo real, que proporcionan a las empresas información crucial para tomar decisiones sobre la ubicación, la producción y la configuración de las cadenas de suministro. Además, la resiliencia de una empresa también está influenciada por la calidad de la inversión pública en infraestructura y la red de seguridad social disponible. El informe concluye que las fricciones del mercado pueden ralentizar el ritmo de adaptación de las empresas. Por ello, ofrece ideas sobre las opciones disponibles para los responsables de la formulación de políticas, sugiriendo que deben centrarse en reducir estas fricciones para facilitar una adaptación más rápida y efectiva a los riesgos climáticos.
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