El documento resalta la necesidad de inversiones anticipadas en la infraestructura de redes de distribución para facilitar la integración de fuentes de energía renovable y la electrificación de la demanda, lo cual es clave para alcanzar los objetivos climáticos de la Unión Europea. Los marcos regulatorios existentes en varios países europeos restringen las inversiones en redes de distribución, lo que obstaculiza el desarrollo adecuado de la red y podría llevar a tarifas energéticas más altas para los consumidores en el futuro. El documento propone un cambio desde un enfoque incremental tradicional hacia un desarrollo anticipado de la red, donde las inversiones se realicen proactivamente para abordar desarrollos esperados más allá de las necesidades inmediatas. Las recomendaciones clave incluyen: utilizar los Planes Nacionales de Desarrollo de la Red (NDP) de los Operadores de Sistemas de Distribución (DSO) como el mecanismo principal para proyectar inversiones anticipadas, con una perspectiva a largo plazo hasta 2040; eliminar los límites de inversión y proporcionar incentivos adecuados para que los DSO realicen inversiones anticipadas, asegurando una remuneración suficiente y un entorno de inversión estable; adoptar un enfoque de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba para garantizar la alineación entre los objetivos de descarbonización y los requisitos de infraestructura, involucrando a los Estados miembros, autoridades regionales y locales, partes interesadas y usuarios de la red. Además, se destaca la necesidad de mejorar la coordinación entre los Operadores de Sistemas de Transmisión (TSO) y los DSO, con actualizaciones ágiles en la planificación de los TSO para incorporar las necesidades de los DSO y las inversiones anticipadas, y explorar la posibilidad de empoderar a los DSO para construir redes de TSO en ciertos casos. A su vez, se subraya la importancia de las inversiones anticipadas por parte de los DSO para expandir y reforzar proactivamente las redes eléctricas, facilitando la transición energética y la integración de fuentes renovables. Se destaca la necesidad de que los marcos regulatorios permitan y fomenten tales inversiones, tratándolas como inversiones regulares en la regulación de tarifas. Debe asegurarse la recuperación de costos y un retorno adecuado de las inversiones, con una distribución justa de los costos entre las partes interesadas. El documento recomienda revisar las políticas de carga de conexión, los regímenes de remuneración, los enfoques de evaluación de riesgos y los cálculos de la base de activos regulados para apoyar las inversiones anticipadas. Además, se enfatiza la importancia de la colaboración entre los TSO y los DSO, la alineación de políticas y planes con los objetivos de descarbonización, y la asignación de fondos de la UE para inversiones en la red. Las inversiones anticipadas ayudan a abordar las limitaciones de capacidad de la red, prevenir retrasos en los proyectos y evitar que las redes se conviertan en un cuello de botella para alcanzar los objetivos de emisiones netas cero.
La importancia de las inversiones anticipadas en la infraestructura energética facilitan la transición hacia fuentes de energía renovable y una mayor electrificación. Estas inversiones se realizan con antelación para garantizar la capacidad y preparación de la red para la futura demanda y conexiones de generación, aunque su potencial completo no se realice de inmediato. Es fundamental contar con un marco regulatorio estable y confiable que guíe estas inversiones anticipadas, con orientaciones de las autoridades para una planificación energética integral. El horizonte temporal considerado se extiende al menos hasta 2030 para evaluar e iniciar inversiones anticipadas, alineándose con una visión para la infraestructura de 2040. Ejemplos de estas inversiones incluyen el refuerzo de redes de distribución con niveles de voltaje más altos, la compra de terrenos para futuras subestaciones, la adopción de centros de energía renovable, el refuerzo de redes en áreas con demanda emergente como la infraestructura de carga y centros de datos, la expansión de redes para facilitar nuevas demandas en sitios industriales y la mejora de la resiliencia de la red contra eventos climáticos extremos. Incorporar las inversiones anticipadas en los Planes de Desarrollo de la Red (NDP) es esencial como hoja de ruta para las necesidades y direcciones del desarrollo de la red. Los NDP deben ser ágiles y adaptables al cambiante panorama energético, con aportaciones de partes interesadas como reguladores, participantes del mercado y gobiernos. Además, se sugiere eliminar las barreras nacionales relacionadas con la asimilación de inversiones y considerar la posibilidad de empoderar a los DSO para construir redes de Operadores del Sistema de Transmisión (TSO) en ciertos casos donde los TSO no puedan incorporar las solicitudes de los DSO en sus NDP de manera oportuna. Siendo así, las inversiones anticipadas en infraestructura energética son necesarias para habilitar la transición hacia fuentes de energía renovable y una mayor electrificación, asegurando su relevancia a través de planes de desarrollo de red adaptables y un marco regulatorio estable. La incentivación de los DSO para realizar inversiones anticipadas en la infraestructura de la red es fundamental para integrar fuentes de energía renovable y apoyar la transición energética. Estas inversiones deben ser tratadas como cualquier otro gasto de los DSO y financiadas a través de tarifas de distribución, fondos aplicables u otras fuentes. Es esencial que los DSO puedan recuperar completamente todos los costos incurridos de manera eficiente, incluso si los activos no están completamente utilizados o la eficiencia esperada no se alcanza, siempre que las inversiones se hayan ejecutado eficientemente. El régimen de remuneración debe cambiar el enfoque de la reducción de costos a corto plazo y priorizar la mitigación del riesgo de un desarrollo inadecuado de la red sobre el riesgo potencial de activos infrautilizados. Se recomienda incorporar las inversiones anticipadas en el proceso de control de precios regulatorio, similar a las inversiones regulares en la red, y adoptar un modelo de remuneración basado en el desempeño que asigne igual importancia a los gastos operativos (OpEx) y a los gastos de capital (CapEx). Además, se sugiere socializar los costos de las inversiones anticipadas, debido a que retrasar estas inversiones podría imponer costos sustanciales a la sociedad y obstaculizar la transición energética. Permitir que los DSO planifiquen un paso adelante, aceptando un cierto nivel de sobreinversión inicialmente hasta que la demanda y la generación se materialicen completamente, puede requerir ajustes en los arreglos de remuneración existentes basados en la utilización de activos y proporcionar a los DSO un margen suficiente para fortalecer sus redes. Este enfoque puede mitigar el impacto en las tarifas de los clientes al distribuir los costos en una base de clientes más amplia a medida que crece el consumo de electricidad. Finalmente, se propone una tarifa de conexión por megavatio (MW) en lugar de facturar según los costos reales de conexión para promover la electrificación y asegurar un campo de juego equitativo para los clientes.
Las inversiones anticipadas en redes de distribución eléctrica son esenciales para facilitar la transición energética, especialmente en países como España y Rumanía. En España, los DSO enfrentan desafíos significativos al acomodar nuevas demandas, como cargadores de vehículos eléctricos, centros de datos y electrolizadores, debido a la capacidad limitada de la red y las restricciones de inversión. Un límite anual de inversión para las compañías de red, basado en un porcentaje del PIB del año anterior, limita las inversiones y cualquier excedente resulta en sanciones. Además, la falta de reglas claras para la inspección de inversiones por parte del regulador lleva a decisiones arbitrarias, obligando a los clientes a pagar por los refuerzos de la red, lo que causa retrasos y disputas. Se propone una carga de conexión superficial para todos los niveles de voltaje, donde los clientes pagan una fracción del costo de inversión, proporcionando señales económicas para decisiones óptimas y equidad entre los clientes. También se recomienda una mejor coordinación entre los operadores de sistemas de transmisión (TSO) y los DSO, permitiendo que los DSO construyan infraestructura de transmisión para su posterior transferencia a los TSO. En Rumanía, las inversiones se consideran dentro de los ingresos regulados a través de la Base de Activos Regulados (RAB). Esta se calcula al inicio del período regulatorio e incluye inversiones aprobadas en nuevos activos, pero los activos en construcción no se incluyen hasta su puesta en servicio. Hay una diferenciación en el tratamiento de diferentes categorías de proyectos, con incentivos para proyectos de interconexión debido a mayores riesgos. En general, estos enfoques resaltan la necesidad de marcos regulatorios que permitan inversiones anticipadas en las redes de distribución para acomodar la transición energética, equilibrando las restricciones de inversión y los intereses de los clientes. La implementación de planes de desarrollo de la red que sean ágiles y adaptables, junto con la participación de las partes interesadas, es clave para garantizar una planificación energética integral y eficiente, promoviendo así un avance ordenado y sostenible hacia una infraestructura energética más resiliente y preparada para el futuro.
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