Maldivas ha logrado un notable éxito económico en las dos últimas décadas. En 2023, el país alcanzó el producto interior bruto (PIB) per cápita más alto del sur de Asia e indicadores de capital humano (sanidad y educación) equiparables a los de las economías de renta alta. Desde principios de la década de 2000, Maldivas ha duplicado su renta real per cápita, ha pasado de la categoría de renta baja a la de renta media y ha reducido sustancialmente la pobreza. El capital humano también ha progresado notablemente. La esperanza de vida se ha más que duplicado de 1960 a 2020, la mortalidad infantil y materna se ha reducido drásticamente y el nivel educativo ha aumentado considerablemente. El Gobierno ha hecho de la inversión en infraestructuras una prioridad, con la construcción de más de 200 puertos artificiales desde 2002, seis grandes puertos marítimos/terminales, 17 aeropuertos y numerosos malecones y espigones (por citar sólo algunos ejemplos). El turismo y la pesca, ambos dependientes del capital natural del país, han sido fundamentales en la transición económica de Maldivas. El turismo y la pesca representan aproximadamente la mitad del valor añadido del PIB y del empleo, y su éxito está íntimamente ligado al capital natural del país. Mientras que 8 de cada 10 visitantes declaran sentirse atraídos por las playas, 6 de cada 10 lo hacen por la vida marina. Las playas y la vida marina se mantienen gracias al extenso ecosistema coralino, fundamental para la resistencia climática de las islas. El elevado gasto público, especialmente impulsado por las inversiones en infraestructuras, ha provocado un aumento del stock de deuda y preocupaciones sobre la capacidad de atender el servicio de la deuda. Se estima que la deuda pública aumentará hasta el 123% del PIB en 2023, frente al 77% en 2019. Los déficits gemelos en las cuentas fiscales y corrientes han aumentado el riesgo de problemas de deuda y casi no existen amortiguadores fiscales o externos. Los elevados déficits fiscales y las crecientes presiones de liquidez externa contribuyen a la preocupación por la liquidez y la solvencia a corto plazo. Según el análisis de sostenibilidad de la deuda realizado por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en marzo de 2024, unas exigencias de reembolso cada vez mayores afectarían negativamente a varios indicadores de la deuda, haciéndola insostenible. En consecuencia, Maldivas corre un alto riesgo de sufrir dificultades externas y globales de endeudamiento. Si no se aplican las reformas fiscales previstas, y al mismo tiempo se obtiene nueva deuda externa en condiciones onerosas, podría producirse un choque macrofinanciero. Esto tendría importantes repercusiones negativas en el crecimiento y el perfil de deuda del país y socavaría la capacidad de financiar inversiones urgentes de reconstrucción y adaptación al clima. Maldivas es famosa por su singular geografía insular y su rica biodiversidad. Con sólo 298 km2 de superficie terrestre, el país está formado por 1.192 islas de coral dispersas en 26 atolones a lo largo de unos 90.000 km2. Esto lo convierte en uno de los países geográficamente más dispersos del planeta.
El país se distingue por sus extraordinarios ecosistemas marinos, incluidos extensos arrecifes de coral que sustentan el crecimiento natural de las islas y una amplia variedad de vida marina que constituye la base de la economía y la resistencia climática. La superficie terrestre tiene una elevación media de apenas 1,5 m, y el 80% está a menos de 1 m. Este hecho hace que los maldivos y sus bienes sean especialmente vulnerables a la subida del nivel del mar (SLR) y a las inundaciones, entre otros impactos climáticos. La subida del nivel del mar y las inundaciones que conlleva son un grave problema. Entre 1992 y 2015, la media anual de la SLR fue de algo menos de 4 mm. Sin embargo, las proyecciones realizadas por este Informe sobre el Clima y el Desarrollo de los Países (CCDR) sugieren que la tasa podría aumentar a entre 6 y 12 mm por año, en escenarios de calentamiento severo, lo que podría conducir a un aumento de entre 0,5 y 0,9 m en 2100. Sin adaptación, las inundaciones costeras podrían dañar hasta el 3,3% de los activos totales en 2050 durante las inundaciones típicas de 10 años. En el caso de fenómenos raros y más intensos, los daños a los bienes naturales podrían alcanzar hasta el 3,8% (para inundaciones de nivel centenario) y el 4,4% (para inundaciones de nivel milenario). Las islas maldivas se han adaptado a la SLR de forma natural en el pasado, pero los impactos del cambio climático hacen que su potencial de adaptación natural en el futuro sea muy incierto. Los cimientos físicos de los atolones proceden en gran medida de la arena producida por los ecosistemas marinos. Esto les ha permitido históricamente adaptarse a la SLR. A pesar del SLR de 3-4 mm por año en las últimas décadas, sólo el 3% de las islas experimentó una pérdida neta de tierra entre 2004 y 2016, mientras que el 59% experimentó aumentos en la superficie terrestre y el 38% se mantuvo estable, debido a la acreción natural y la recuperación estratégica de tierras. Sin embargo, la degradación de los arrecifes de coral compromete la capacidad de las islas para mantener esta producción vital de arena. Más que una pérdida económica, esto representa una reducción sustancial de los servicios ecosistémicos que proporcionan los arrecifes de coral. Sólo el servicio de protección contra las inundaciones de los arrecifes de coral está valorado en 442 millones de dólares o el 8% del PIB anual. Esta CCDR estima que los impactos del SLR causarían una reducción de casi 11 puntos porcentuales del PIB para 2050 en un escenario de altas emisiones; este impacto, sin embargo, puede reducirse a menos de 6 puntos porcentuales con inversiones sostenidas en reconstrucción y adaptación. La modelización macroeconómica realizada para esta CCDR evalúa el impacto del SLR sobre el crecimiento económico y la trayectoria de la deuda. Se basa en escenarios con diferentes consideraciones de reconstrucción, inversiones de adaptación y consolidación fiscal.
Esto refleja el papel fundamental de las reformas fiscales para mejorar el perfil de la deuda e impulsar la capacidad del gobierno para financiar la reconstrucción y la adaptación. Casi toda la cubierta de coral podría perderse si las temperaturas globales superan los 2°C. El calentamiento de los océanos, que provoca la decoloración de los corales, es uno de los principales problemas climáticos. En el pasado, el calentamiento de los océanos en Maldivas provocó una importante mortandad de corales. Por ejemplo, la grave decoloración de 1998 redujo la cobertura coralina de más del 70% a menos del 10%. Afortunadamente, los corales se recuperaron hasta casi los niveles anteriores a la crisis, hasta que se produjo el siguiente episodio de blanqueamiento en 2016. El blanqueamiento del coral es cíclico, y los corales pueden recuperarse si disponen del tiempo necesario. Sin embargo, el cambio climático acorta la duración entre olas de calor oceánicas y las intensifica. Los modelos realizados para esta CCDR estiman que casi toda la cubierta de coral podría perderse si las temperaturas globales superan los 2 °C. Incluso en un escenario de bajas emisiones, la intensidad de las olas de calor aumentará entre dos y cinco veces. A pesar de los importantes impactos, en el escenario de bajas emisiones, los arrecifes conservarían una importante cubierta de coral. Además de reducir las emisiones globales, la reducción del impacto de los factores de estrés locales, como el desarrollo costero y la contaminación, será clave para preservar los vitales arrecifes de coral del país. Se prevé que los impactos climáticos graves comiencen en la segunda parte de este siglo. Las proyecciones preparadas para esta CCDR sobre los efectos del cambio climático en los arrecifes de coral, las poblaciones de peces, la tierra y las infraestructuras indican que hasta mediados de siglo los efectos negativos serán sólo graduales. Sin embargo, en torno a 2050, se espera que los efectos negativos aumenten rápidamente, especialmente en los escenarios de emisiones medias y altas. El calentamiento de los océanos, por ejemplo, podría provocar un colapso casi total de los arrecifes de coral y las poblaciones de peces. Es fundamental aprovechar las décadas previas a estos impactos previstos para planificar y crear capacidad de adaptación a los escenarios de alto impacto y, con el apoyo de la comunidad internacional, prevenirlos en la medida de lo posible.
El informe sobre el Clima y Desarrollo en Maldivas destaca la urgencia de abordar los desafíos climáticos y de desarrollo en el país insular. Se identifican barreras significativas para la expansión de las energías renovables (ER) en el sector turístico, como la falta de financiamiento y mantenimiento a bajo costo, así como la preferencia por acuerdos de compra de energía para proyectos solares. Se recomienda promover marcos de riesgo compartido para atraer inversores privados a proyectos de ER, establecer instalaciones financieras dedicadas y programas de bonos verdes respaldados por garantías, e introducir un mandato de ER para los resorts, diferenciando entre nuevos y existentes con objetivos más ambiciosos para los desarrollos nuevos. Además, se subraya la necesidad de reformas estructurales para diversificar la economía a largo plazo, proponiendo aumentar impuestos verdes y tasas de desarrollo aeroportuario para financiar acciones climáticas urgentes. Se destaca la falta de conciencia y de incentivos para la inversión privada en desarrollo sostenible, así como la escasez de datos confiables y accesibles para guiar la financiación climática pública y privada. Se recomienda operacionalizar un Hub de Finanzas Climáticas para apoyar un enfoque coordinado hacia la financiación climática, desarrollar un plan de inversión climática y una base de datos centralizada para consolidar datos relacionados con el clima y facilitar la identificación de oportunidades de inversión. En cuanto a los desafíos fiscales a nivel micro, se sugiere mejorar la posición fiscal y reducir las vulnerabilidades de la deuda mediante la reducción de subsidios, gastos de capital y reformas en empresas estatales, así como implementar reformas en la movilización de ingresos y el sistema tributario. Se insta a fortalecer el marco de políticas e instituciones para restaurar la estabilidad macroeconómica, implementar una nueva ley de gestión de deuda pública y abordar las vulnerabilidades macrofinancieras limitando el vínculo soberano-bancario para reducir la exposición del sector financiero al sector público.
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