Para cumplir los objetivos climáticos a largo plazo, los edificios existentes deben ahorrar mucha energía y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los programas para fomentar la eficiencia energética en la rehabilitación integral de los edificios existentes llevan décadas funcionando, e incluso los mejores programas rara vez consiguen mejorar anualmente más del 1-2% de los edificios elegibles. Se necesitan enfoques nuevos y más agresivos. Uno de ellos son las normas obligatorias de rendimiento de los edificios (BPS), que exigen que los edificios existentes cumplan algún objetivo de rendimiento (intensidad energética o de carbono, calificación de rendimiento, etc.), y los propietarios disponen de varios años para hacer que los edificios cumplan las normas. Este tipo de políticas se aplican a edificios comerciales e industriales de alto consumo energético en Tokio, a edificios de alquiler en Boulder (Colorado) y el Reino Unido, y a oficinas en los Países Bajos. En 14 jurisdicciones de Estados Unidos y Canadá se han adoptado políticas para edificios comerciales y/o multifamiliares. Francia cuenta con una ley de normas de rendimiento residencial, cuyos detalles de aplicación aún se están ultimando. Otras jurisdicciones están estudiando políticas similares. En este documento se revisan los fundamentos de las normas obligatorias de eficiencia de los edificios y se resume el trabajo realizado hasta la fecha en las jurisdicciones especificadas, incluidas las decisiones clave que han tomado y los resultados disponibles. También se discuten brevemente las propuestas emergentes. A lo largo del documento, se centra en las normas de rendimiento de todo el edificio. No se centra en los requisitos de evaluación/auditoría energética, retrocomisión o mejora de la iluminación. Muchas jurisdicciones han adoptado estos otros requisitos como un paso más allá de la evaluación comparativa de edificios, pero no llegan a ser normas de eficiencia energética de edificios enteros. En algunos casos (por ejemplo, la ciudad de Nueva York), las jurisdicciones con estos otros requisitos han pasado a adoptar normas de edificios completos. También observa que la línea que separa las normas de eficiencia energética para edificios completos de las normas parciales puede ser difusa en ocasiones. Por ejemplo, Reno tiene una norma de eficiencia energética para todo el edificio, pero las auditorías energéticas o las mejoras limitadas son una vía alternativa de cumplimiento, que permite a los propietarios evitar los objetivos de eficiencia energética para todo el edificio.
Los edificios representan alrededor del 39% del consumo energético de Estados Unidos (EIA 2023) y el 31% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de Estados Unidos (la proporción de GEI es menor porque las emisiones de GEI no energéticas proceden desproporcionadamente de otros sectores, como la agricultura, la industria y el transporte). Para alcanzar los objetivos a largo plazo para frenar el cambio climático, se necesitaran grandes reducciones en el uso de energía de los edificios residenciales y comerciales. Algunas de estas reducciones pueden provenir de la construcción de casas y edificios nuevos más eficientes, acciones que son alentadas por códigos avanzados de energía de construcción que han sido o están siendo adoptados en muchos estados.
Sin embargo, dado que alrededor del 66% del parque de edificios comerciales y el 60% del inventario de viviendas en 2050 estarán en edificios que se construyeron antes de 2023 (análisis de ACEEE utilizando datos de EIA 2023), la modernización de la mayoría de los edificios existentes debe ser una estrategia clave.
El informe analiza una variedad de medidas y enfoques para mejorar la eficiencia energética en los edificios. Estos incluyen la implementación de códigos y estándares más estrictos, la adopción de tecnologías avanzadas y sistemas inteligentes de gestión de energía, la promoción de la eficiencia energética en la planificación y el diseño de edificios, y la promoción de la participación de los usuarios finales en la gestión de la energía. El informe también destaca la importancia de políticas y programas efectivos para impulsar la eficiencia energética en los edificios. Recomienda la implementación de incentivos financieros, programas de capacitación y concienciación, y la mejora de la medición y la transparencia de los datos energéticos de los edificios. Además, el informe aborda el papel de las políticas gubernamentales y las alianzas público-privadas en la promoción de la eficiencia energética en los edificios. Destaca la importancia de la colaboración entre los diferentes actores, incluyendo gobiernos, industria, organizaciones no gubernamentales y usuarios finales, para lograr avances significativos en este ámbito. En resumen, el informe presenta una estrategia integral para reducir el desperdicio de energía en los edificios. Destaca la importancia de mejorar la eficiencia energética a través de la implementación de medidas tecnológicas, políticas efectivas y la colaboración de múltiples actores. El informe enfatiza que la eficiencia energética en los edificios es esencial para abordar los desafíos del cambio climático y promover la sostenibilidad.
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