Debido a sus características geográficas y socioeconómicas, América Latina es muy vulnerable a diversos riesgos naturales, que afectan a las condiciones de vida de la región, provocando el actual desplazamiento de personas y pérdidas económicas masivas. Esto afecta especialmente a las personas que viven en condiciones de pobreza, que representan el 33% de la población total. Impulsada por las crecientes necesidades de medidas e inversiones de mitigación y adaptación al cambio climático, la región ha abogado activamente por las inversiones en cambio climático. Los 12 países analizados han actualizado recientemente sus Compromisos Determinados a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), y muchos de ellos han establecido objetivos de emisiones netas cero a largo plazo. La descarbonización de la matriz eléctrica y de los sistemas de transporte, incluidos los cambios tecnológicos (como la electrificación) y el desarrollo de nuevos recursos energéticos, son primordiales para alcanzar los objetivos fijados en los NDC y otros compromisos nacionales. En el sector energético, los efectos del cambio climático sobre el medio ambiente plantean retos acuciantes a la matriz de generación de energía de la región, que depende en gran medida de la energía hidroeléctrica. Los graves cambios en los ciclos hidrológicos de los últimos años están afectando a la capacidad de predecir los recursos hidroeléctricos, poniendo en peligro la seguridad energética. Es necesario, por tanto, diversificar las fuentes de energía en la región y disminuir la dependencia de los combustibles fósiles y de la generación hidroeléctrica. Para lograr este objetivo, la inclusión de otros recursos energéticos renovables en la matriz eléctrica regional combinará tanto un aumento de la flexibilidad y seguridad del suministro como la descarbonización de la red. Además, las tecnologías de generación de energía renovable contribuirán a descarbonizar otros sectores, como el transporte y los sectores de uso final (residencial e industrial).
La región LATAM tiene un enorme potencial en casi todos los recursos renovables (solar, eólica, geotérmica, biomasa e hidroeléctrica), y casi todos los países de la región tienen potencial para uno o más de estos recursos. La incorporación de la generación de energía renovable contribuye a diversificar las opciones de fuentes de energía, modera los efectos de la volatilidad de los precios de los combustibles fósiles en la economía nacional, y contribuye a la transición baja en carbono establecida por las NDC nacionales. Además, las fuentes renovables no convencionales se están convirtiendo en las fuentes de energía más baratas, lo que permite que las matrices eléctricas de los países sean progresivamente más limpias y asequibles. Las reducciones de costos en las tecnologías de energías limpias, principalmente la eólica y la solar, permiten alcanzar costos de electricidad competitivos tanto para los sistemas a gran escala como para la generación distribuida para el autoconsumo. Aun cuando el sector regulatorio tiene espacio para mejorar, con varias barreras regulatorias y políticas detectadas, la combinación de marcos regulatorios habilitantes existentes, y el apetito del sector público para incorporar inversiones privadas en el sector de generación, muestra una clara oportunidad para ejecutar proyectos e inversiones en energías renovables en la mayoría de los países analizados de la región latinoamericana.
Aunque la necesidad de capital en el sector energético representa una enorme oportunidad de inversión para todo tipo de inversores -desde empresas de capital riesgo y de capital privado hasta grandes inversores institucionales-, se han identificado algunos retos que podrían impedir que el capital llegue a las áreas donde más se necesita. Uno de los retos más mencionados por los inversores es la escasez de proyectos financiables y listos para la inversión, especialmente en los países en desarrollo. Por otra parte, los promotores de proyectos sugieren que el acceso al capital (tanto de capital como de deuda) es el mayor obstáculo para cerrar financieramente los proyectos en fase inicial. El informe proporciona ejemplos y casos de estudio que ilustran cómo estos mecanismos financieros han sido aplicados en diferentes países de América Latina. Se destacan las lecciones aprendidas y las buenas prácticas que pueden ser replicadas en toda la región. En resumen, el informe resalta la importancia de los mecanismos financieros para fomentar las inversiones en energía limpia en la región. Proporciona una visión general de diferentes enfoques financieros y destaca casos exitosos, con el objetivo de impulsar la transición hacia una matriz energética más sostenible en América Latina.
Para leer más ingrese a: