Con el clima global en un punto de inflexión, la eliminación tecnológica de gases de efecto invernadero ha surgido como una nueva frontera en el espacio de soluciones. Este informe presenta una hoja de ruta con las medidas necesarias para ampliar la eliminación de gases de efecto invernadero hasta 2050. Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), procedentes principalmente de actividades humanas como la quema de combustibles fósiles y la deforestación, han provocado una serie de cambios medioambientales que amenazan los ecosistemas, la agricultura, los recursos hídricos y la salud humana. Ante este reto, el mundo ha movilizado diversas estrategias de reducción de emisiones, tales como la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, el despliegue de energías renovables, la reducción de la deforestación, la electrificación de los usos finales, el aumento de la eficiencia energética, la transformación del sistema alimentario y la descarbonización industrial. Estos esfuerzos son fundamentales para hacer frente al cambio climático. Sin embargo, reducir las emisiones no será suficiente. Ya existe un gran volumen de emisiones históricas en la atmósfera y los océanos, y muchos procesos de emisión en curso serán difíciles de reducir por completo.
Si se desea limitar las concentraciones atmosféricas totales a niveles que eviten los peores impactos para las personas y el planeta (es decir, limitar el calentamiento a largo plazo a 1,5 ºC), será necesario eliminar algunas de estas emisiones. Por estas razones, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) declaró en 2022 que la eliminación del dióxido de carbono (RCD), es decir, los procesos que eliminan el CO2 de la atmósfera, es inevitable. Los enfoques basados en la naturaleza tienen un importante potencial de eliminación y, en muchos escenarios, se espera que contribuyan significativamente a la cantidad total de eliminación. Sin embargo, la magnitud del reto también requerirá un despliegue significativo de tecnologías de eliminación de GEI, que son el objetivo de esta hoja de ruta. Además, será posible que sea necesario eliminar otros gases que contribuyen al calentamiento del planeta.
Esta hoja de ruta establece un objetivo a escala de 10.000 millones de toneladas (gigatoneladas) de eliminación tecnológica de dióxido de carbono al año (10 Gt CO2/año) para 2050. Esta cifra supera en masa a la de cualquier producto básico mundial actual. Por ejemplo, toda la industria siderúrgica mundial produce alrededor de 2 Gt/año de acero. Las emisiones pasadas ya han puesto al mundo cerca de puntos de inflexión climáticos, y las emisiones futuras pueden continuar durante décadas a pesar de los esfuerzos por descarbonizar. La necesidad de una GHGR a escala es, por tanto, inmediata y creciente. Para estar en camino de eliminar 10 Gt de CO2/año en 2050, esta hoja de ruta calcula que será necesario eliminar 285 megatoneladas de dióxido de carbono al año (Mt CO2/año) en 2030 y 4,5 Gt de CO2/año en 2040, a pesar de que en 2023 se eliminaron menos de 1 Mt de CO2/año (4 órdenes de magnitud de diferencia entre 2023 y 2050). Además, esta hoja de ruta incluye objetivos para desarrollar tecnologías que eliminen GEI distintos del CO2, y, si estas tecnologías resultan viables, será necesario desplegarlas también en un plazo corto.
Esta hoja de ruta ilumina el camino para lograr este ambicioso, pero crítico, despliegue a escala de tecnologías de eliminación de gases de efecto invernadero. Alcanzar estos objetivos requerirá un enfoque estratégico que contemple acciones entre muchas partes interesadas, hitos sensibles al tiempo y complejas interdependencias de los resultados. El objetivo de la hoja de ruta es trabajar hacia atrás a partir de los objetivos de 2050, para garantizar un conjunto de acciones programadas que incluyan plazos urgentes a corto plazo, de manera que no se produzca un «rebasamiento» y se llegue a 2050 sin que se hayan implantado las eliminaciones a escala necesarias. Este documento establece objetivos claros, traza un camino para alcanzarlos y sirve para catalizar una acción rápida que permita el éxito.
Además de ampliar la escala y hacerlo rápidamente, la hoja de ruta subraya la importancia de dar prioridad a los aspectos comunitarios y de justicia de la GHGR. Dado que la GHGR es un campo nuevo, tiene la oportunidad de desarrollarse y desplegarse de manera justa desde el principio. Un énfasis de esta hoja de ruta es establecer un ejemplo para el futuro de la GHGR desde el principio, para que el campo pueda escalar de una manera justa y responsable. Esta hoja de ruta es una herramienta para alinear acciones e inversiones entre sectores y partes interesadas. Lograr algo de esta magnitud requerirá la aceptación, el compromiso y la ejecución de los actores de todo el ecosistema de GHGR. Esto incluye actores gubernamentales a todos los niveles, financiadores, comunidades de GHGR, industria, investigadores, periodistas y medios de comunicación, y organizaciones sin ánimo de lucro y de la sociedad civil. La hoja de ruta también es una nueva adición a la ya rica y floreciente conversación sobre GHGR, ya que es la primera vez que se adopta una visión global y sistémica sobre lo que se necesita e incluye objetivos específicos tanto para CDR tecnológico como para gases distintos al CO2 hasta 2050.
El primer periodo decenal, de 2024 a 2030, debe permitir la aparición de la GHGR y sentar las bases sobre las que construir y ampliar una industria de GHGR más amplia. Los objetivos de la hoja de ruta solo se alcanzarán si este primer periodo decenal es un éxito. En consecuencia, las iniciativas de la hoja de ruta para este periodo decenal deben considerarse de gran urgencia y comenzar de inmediato. La investigación y el desarrollo serán necesarios para avanzar en las tecnologías individuales, evaluar la seguridad de los enfoques GHGR con respecto al medio ambiente y la salud pública, avanzar en muchos tipos de CDR y acelerar la ciencia básica de la GHGR sin CO2. Los primeros proyectos y demostraciones durante este periodo marcarán la pauta para futuros despliegues y deberán buscar el codiseño comunitario y el desarrollo activo de la mano de obra. Serán necesarias actividades adicionales para establecer estructuras claras de concesión de permisos, validar la seguridad y crear una infraestructura de mercado.
Para alcanzar las 10 Gt de CO2/año en 2050, la RCD debe alcanzar 285 Mt de CO2/año en 2030. El segundo periodo, de 2030 a 2040, debe permitir la adopción generalizada de GHGR a medida que se convierte en una industria global a escala de gigatoneladas. La GHGR tecnológica debe converger hacia una cartera de enfoques de menor coste, escalables y orientados a la comunidad. Estos despliegues deben ir acompañados del establecimiento de mediciones, informes y verificaciones globales; la creación de coaliciones locales; el desarrollo de la mano de obra; la construcción de infraestructuras troncales; la movilización de las cadenas de suministro; la evolución y expansión de las estructuras de permisos; y los mercados de certificación para la GHGR. Dado que la GHGR no tiene un mercado natural propio, esta escala de despliegue solo será posible con el establecimiento de una demanda estable y escalonada a través de la política. Las adquisiciones por mandato público, creadas a través de instrumentos políticos como los mercados de cumplimiento, los incentivos fiscales, el pago por la práctica y las medidas regulatorias, deben proporcionar una demanda de al menos 4,5 Gt CO2/año en 2040 para mantener el crecimiento en la senda del objetivo de 2050.
El último periodo, de 2040 a 2050, se caracteriza por la expansión de los GEI. Para alcanzar el objetivo de 10 Gt CO2/año en 2050, será necesario añadir entre 500 y 800 Mt CO2/año de capacidad adicional cada año. Esta expansión sostenida pondrá a prueba los límites de los recursos planetarios, como la disponibilidad de biomasa sostenible, minerales alcalinos y energía baja en carbono. Requerirá la ampliación de la tecnología, la fabricación a escala, el despliegue mundial, la creación de coaliciones mundiales, normas, mercados y adquisiciones internacionales. Para ser una solución viable que proteja los ecosistemas, la GHGR deberá proteger los activos naturales e integrarse en sistemas e infraestructuras industriales descarbonizados de la manera más eficiente y discreta posible. Lo ideal sería que, en 2050, la GHGR funcione eficientemente a nuestro alrededor, como una función de fondo silenciosa en nuestras vidas, similar a un servicio público bien gestionado.
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https://rmi.org/insight/scaling-technological-greenhouse-gas-removal-a-global-roadmap-to-2050/