Este informe se centra en las fuerzas transformadoras de las transiciones ecológica y digital, que están cambiando la forma de vivir y trabajar de las personas. La transición ecológica está impulsada por el deseo de descarbonizar las industrias y promover la sostenibilidad medioambiental, mientras que la transición digital aprovecha las tecnologías para mejorar la productividad y la innovación. Ambas transiciones presentan oportunidades económicas. Se prevé que las soluciones positivas para la naturaleza generen 10,1 billones de dólares en oportunidades de negocio y 395 millones de nuevos puestos de trabajo para 2030. En 2022, la economía digital ya representaba más del 15,5% del producto interior bruto (PIB) mundial. Es necesario producir bienes y servicios asequibles mediante un uso inteligente de la tecnología y la innovación, estrategias de fijación de precios diferenciados y la promoción de la reutilización, la reparación y el reciclaje. También es fundamental garantizar el acceso a productos y servicios pertinentes mediante la participación de la comunidad y las innovaciones inclusivas. Asimismo, se deben poner a disposición cerca de 1,6 billones de dólares en financiación e inversión, a menudo dirigidas a grupos marginados, a través de inversiones de impacto, microfinanzas y fintech.
Sin embargo, los costos y beneficios de las transiciones no se distribuyen de manera uniforme. En una economía mundial cada vez más definida por las competencias digitales, 2.600 millones de personas siguen sin tener un acceso confiable a Internet, y 760 millones de personas carecen de electricidad en todo el mundo. Este informe muestra que, en medio de la creciente desigualdad y las perturbadoras transiciones globales, la economía social impulsa la equidad económica. Las empresas sociales (aquellas que dan prioridad a las personas y al planeta por encima de los beneficios) no solo lideran la innovación en las transiciones ecológica y digital, sino que también generan mejores resultados para quienes más los necesitan. Se calcula que existen 10 millones de empresas sociales en todo el mundo, que generan más de 2 billones de dólares de facturación anual, lo que representa una cifra superior a la industria de la moda o la publicidad. Los responsables políticos y los líderes empresariales pueden beneficiarse si se asocian con las empresas sociales e invierten en ellas para promover la equidad económica en las transiciones ecológica y digital. Una revisión de la literatura y entrevistas realizadas en los sectores público y privado revelan una serie de acciones políticas que los gobiernos podrían considerar para promover la empresa social en las transiciones verde y digital.
Los tiempos actuales están definidos por un mundo en rápida transición y la necesidad de adaptarse al cambio constante. El mundo se enfrenta a grandes transformaciones, todas ellas simultáneas: económicas, incluida la drástica descarbonización de la industria; tecnológicas, debido a la fusión de los mundos digital y físico y a la incorporación de la inteligencia artificial (IA); geopolíticas, impulsadas por el paso de un entorno unipolar a otro multipolar; y sociales, a medida que los ciudadanos se enfrentan a cambios masivos y valores a veces contradictorios. Este informe se centra en las transiciones ecológica y digital, que están transformando radicalmente las sociedades y economías. Estas transiciones ofrecen oportunidades sociales, medioambientales y económicas, pero también presentan riesgos. Se espera que los empleos digitales aumenten en todo el mundo de 73 millones a 92 millones para 2030, y se prevé la creación de 14 millones de empleos en tecnologías verdes solo en Asia y el Pacífico para 2030. Aunque estas estadísticas son impresionantes y prometedoras, existen serios retos en el camino hacia un futuro sostenible y equitativo. En ambas transiciones de la economía global, el progreso está dejando atrás a muchos y, en algunos casos, empeorando las disparidades existentes.
Además, las transiciones verde y digital están estrechamente interconectadas. Las soluciones digitales pueden desempeñar un papel importante en la reducción de las emisiones mundiales. Un análisis realizado por Accenture, en colaboración con el Foro Económico Mundial, muestra que las tecnologías digitales, si se extienden a todos los sectores, podrían aportar hasta el 20% de la reducción necesaria en 2050 para alcanzar las trayectorias netas cero de la Agencia Internacional de la Energía en los sectores de la energía, los materiales y la movilidad. Al mismo tiempo, el Informe sobre la Economía Digital 2024 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) destaca que la tecnología y las infraestructuras digitales dependen en gran medida de las materias primas, y que la producción y eliminación de cada vez más dispositivos, junto con las crecientes necesidades de agua y energía, están pasando una factura cada vez mayor al planeta.
Al diseñar políticas para combatir el cambio climático y responder a las rápidas transformaciones digitales, como la IA, los responsables políticos pueden diseñar para la equidad. A medida que navegan por la complejidad de ofrecer una transición justa y una transformación digital inclusiva, algunos responsables políticos han recurrido a modelos de negocio inclusivos e innovadores en la economía social. Por ejemplo, en 2022, la Comisión Europea publicó el itinerario de transición para la economía social y de proximidad, en el que se identifican 14 áreas de acción y 30 acciones específicas para ayudar a la economía social a liderar la transformación ecológica y digital. En 2024, la Unión Africana (UA) adoptó su estrategia y plan de aplicación decenales de la ESS, que contribuye directamente a las aspiraciones de la Agenda 2063 de la UA para impulsar el desarrollo inclusivo y sostenible.
Este informe destaca cómo la economía social está contribuyendo a la equidad económica en las transiciones verde y digital. Presenta una serie de medidas políticas adoptadas por los gobiernos para promover la economía social. Se basa en la información recopilada a través de una amplia investigación documental, revisiones bibliográficas y más de 20 entrevistas con líderes gubernamentales, empresariales y de empresas sociales. El equipo revisó la literatura sobre las transiciones verde y digital, la capacidad de las empresas sociales para impulsar la equidad económica y el papel de la política en la creación de entornos propicios para las transiciones equitativas. El riesgo potencial de que las transiciones verde y digital amplíen las desigualdades no es una preocupación periférica, sino que se enmarca en un contexto de desigualdad que ya está en aumento. No hay ninguna región del mundo en la que el 50% más pobre de la población posea más del 5% de la riqueza. Aunque todavía se desconoce el impacto total de la pandemia mundial sobre la desigualdad, el Fondo Monetario Internacional (FMI) indica que es probable que la desigualdad haya aumentado en muchos países, dada la evidencia del aumento de la pobreza y, simultáneamente, del aumento de los ingresos de los multimillonarios.
Aunque las transiciones verde y digital no crearon estas desigualdades, los datos sugieren que pueden exacerbar las desigualdades existentes y dejar atrás a nuevos grupos. La aceleración de la transformación digital está ensanchando la brecha entre quienes tienen acceso a las tecnologías digitales y quienes carecen de él. Cada día surgen nuevas tecnologías, pero muchas comunidades luchan por acceder a los beneficios de estas herramientas. Se calcula que 2.600 millones de personas, es decir, un tercio de la población mundial, seguirán sin conexión en 2023. Esto afecta especialmente a las mujeres y a las poblaciones rurales. Además, el creciente uso de tecnologías como la IA puede acelerar la pérdida de empleos tradicionales, como en la industria manufacturera, al tiempo que crea nuevos riesgos laborales para las personas con ingresos más bajos. Solo en Estados Unidos, la adopción de la IA generativa podría automatizar casi el 10% de las tareas, lo que afectaría de manera desproporcionada a los empleos con salarios más bajos, que tienen 14 veces más probabilidades de provocar el desplazamiento o la transición laboral que los empleos con salarios más altos. La transición hacia una economía verde también podría afectar significativamente al mercado laboral, con 78 millones de trabajadores expuestos a la pérdida de empleo de aquí a 2030. La pérdida de empleo se concentrará probablemente en un subconjunto de trabajadores, en su mayoría con salarios bajos, poco cualificados, informales, de edad avanzada y rurales, que ya se sienten rezagados.
La falta de acceso debido al costo o a las infraestructuras ha afectado a la capacidad de las comunidades para participar en la transición verde. Los pequeños agricultores, por ejemplo, carecen a menudo de capital para invertir en prácticas agrícolas sostenibles. Las transiciones ecológica y digital están en pleno movimiento, a medida que el mundo se orienta hacia sus respectivas tecnologías. De estas transiciones históricas surge la oportunidad de incluir estratégicamente a las poblaciones marginadas o excluidas de otro modo. Como muestra este informe, no esforzarse por lograr la inclusividad en esta transición podría ser una oportunidad perdida para hacer crecer la economía en general mediante la incorporación de esas poblaciones desatendidas, lo que podría socavar la credibilidad misma de nuestro sistema económico. Este informe anima a los líderes (tanto gubernamentales como empresariales, a nivel mundial y comunitario) a considerar las empresas sociales como una herramienta fundamental para aprovechar los beneficios de las transiciones verde y digital sin exacerbar la desigualdad.
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https://reports.weforum.org/docs/WEF_Unlocking_the_Social_Economy_2025.pdf