La evolución de la computación en la nube y las
infraestructuras de datos ha marcado un hito significativo en el panorama
tecnológico global, siendo piezas clave para el desarrollo económico y social,
especialmente en regiones con economías emergentes o en vías de desarrollo.
Este informe proporciona una visión exhaustiva de estos mercados, subrayando su
trascendencia para la transformación digital, la innovación empresarial y el
crecimiento económico sostenible. En primer lugar, se aborda la esencia misma de
la computación en la nube, desglosando los diferentes modelos de servicios
(IaaS, PaaS, SaaS) y los modelos de implementación (público, privado, híbrido,
comunitario), destacando la flexibilidad, escalabilidad y eficiencia que
ofrecen estos paradigmas tecnológicos. Si bien se resaltan los beneficios
palpables como los ahorros de costos y la capacidad de adaptación a demandas
variables, se señalan también los desafíos inherentes, como las preocupaciones
sobre la seguridad y privacidad de los datos, la dependencia de proveedores y
las exigencias de conectividad a internet que estas tecnologías requieren. La
expansión de la computación en la nube se impulsa por el motor de los datos,
que ocupan un lugar central en la estrategia digital de las organizaciones y
los gobiernos. En este sentido, se analiza la dinámica de los mercados de
infraestructuras de nube y datos, donde gigantes de la tecnología como Amazon,
Microsoft y Google dominan el panorama con sus servicios hyperscale, mientras
que tecnologías emergentes como la computación en el borde y las redes 5G ganan
protagonismo. Se identifican tendencias clave, como el auge de aplicaciones
nativas en la nube, la adopción de contenedorización y la tendencia hacia una
computación sin servidor, así como la creciente estrategia de múltiples nubes y
nubes híbridas. El documento enfatiza la importancia estratégica de estas
tecnologías para países en desarrollo, subrayando la necesidad de crear
entornos habilitadores que fomenten la adopción de la nube y la inversión en
infraestructuras de datos. Se plantean recomendaciones concretas para los
gobiernos, como el desarrollo de estrategias nacionales de nube, la promoción
de inversiones en infraestructura de datos, el impulso al desarrollo de
habilidades en la nube y la resolución de desafíos regulatorios relacionados
con la gobernanza de datos, la ciberseguridad y los flujos de datos
transfronterizos. Esta estrategia integral busca no solo impulsar la adopción
tecnológica, sino también catalizar la innovación empresarial, el crecimiento
económico inclusivo y la transformación digital a nivel nacional y regional.
La computación en la nube es un modelo que permite el acceso
bajo demanda a un conjunto compartido de recursos informáticos configurables a
través de internet. Este paradigma transforma la infraestructura de TI
tradicional en un recurso basado en servicios, escalable y bajo demanda,
gestionado por proveedores de servicios. IaaS proporciona recursos informáticos
virtualizados como hardware, redes y almacenamiento. PaaS ofrece una plataforma
para desarrollar y desplegar aplicaciones sin gestionar la infraestructura
subyacente. SaaS proporciona acceso a aplicaciones de software a través de
internet. La computación en la nube ofrece beneficios como eficiencia en
costos, flexibilidad, desempeño mejorado, confiabilidad y sostenibilidad
mejorada. Sin embargo, también introduce riesgos relacionados con la seguridad
de datos, cumplimiento normativo, dependencia de proveedores y costos ocultos.
Las organizaciones pueden elegir entre diferentes modelos de implementación:
nube privada (dedicada a una sola organización), nube comunitaria (compartida
entre organizaciones con intereses comunes), nube pública (propiedad de
proveedores de terceros y accedida a través de internet) y nube híbrida (una
combinación de nubes públicas y privadas). La elección del modelo de implementación
y del proveedor de servicios puede ayudar a mitigar riesgos, como usar
múltiples proveedores para evitar la dependencia de un solo proveedor y elegir
proveedores con sólidas prácticas ambientales. Por otro lado, la discusión
sobre los diferentes modelos de implementación de la nube, que abarcan desde
nubes privadas hasta nubes multicloud, arroja luz sobre la diversidad de
opciones y consideraciones que las organizaciones enfrentan al adoptar la
computación en la nube. Las nubes privadas ofrecen infraestructura dedicada,
mayor control y aislamiento de red, siendo adecuadas para organizaciones con
estrictos requisitos de seguridad de datos y normativas de cumplimiento. Las
nubes comunitarias implican infraestructura de nube privada compartida accesible
para organizaciones con intereses compartidos. Las nubes públicas son propiedad
y operadas por proveedores de terceros, con recursos informáticos compartidos
pagados bajo un modelo de pago por uso. Las nubes híbridas combinan
infraestructuras locales, privadas y públicas de la nube. Las implementaciones
multicloud utilizan recursos de múltiples proveedores de la nube. El documento
destaca los beneficios de la computación en la nube, incluyendo la eficiencia
en costos a través de tarifas de pago por uso, flexibilidad y escalabilidad,
alto desempeño y confiabilidad, y la responsabilidad compartida en
ciberseguridad con los proveedores de la nube. Sin embargo, también señala
limitaciones como gastos imprevistos potenciales, capacidades de ciberseguridad
y resiliencia variables entre los modelos, y la necesidad de un análisis de
costos y beneficios exhaustivo antes de la migración. En resumen, las
decisiones de migración a la nube deben considerar factores como casos de uso,
cargas de trabajo, recursos requeridos, cumplimiento normativo y proveedores de
servicios en la nube. Las organizaciones deben evaluar sus opciones y
necesidades únicas antes de decidir sobre la migración y los modelos de
implementación de la nube.
La distribución global de los centros de datos y su
crecimiento son aspectos a tener en cuenta en el panorama tecnológico actual.
En Norteamérica, Canadá está ganando prominencia debido a sus sitios más
grandes y opciones de energía asequibles. Por su parte, la región de Asia
Oriental y el Pacífico se espera que experimente el crecimiento más rápido, con
grandes inversiones de gigantes tecnológicos como Alibaba, Amazon, Google y
Microsoft en países como Australia, China, India, Japón y partes del sudeste asiático.
Europa, por su parte, cuenta con un mercado de centros de datos diverso
concentrado en Francia, Alemania, Irlanda, los Países Bajos y el Reino Unido,
donde se enfocan en operaciones sostenibles y cumplimiento de regulaciones de
soberanía de datos. Además, los países nórdicos como Dinamarca, Finlandia y
Suecia están emergiendo como destinos atractivos debido a sus fuentes de
energía renovable y clima favorable. En África subsahariana, el mercado de
centros de datos está en sus etapas iniciales, pero muestra un potencial de
crecimiento, con centros clave en Kenia, Nigeria y Sudáfrica, que están
abordando desafíos de infraestructura e implementando políticas favorables. Por
otro lado, en Oriente Medio y el Norte de África, los Emiratos Árabes Unidos y
Arabia Saudita lideran en el desarrollo de centros de datos, ofreciendo
incentivos a través de zonas económicas especiales, mientras que Egipto y
Marruecos son mercados emergentes en la región. En América Latina y el Caribe,
Brasil, Chile, Colombia y México son actores clave, con gobiernos que promueven
la industria a través de marcos regulatorios e incentivos. En otra instancia,
el crecimiento de los centros de datos ha llevado a una mayor demanda de
energía y requisitos de conectividad, lo que representa desafíos y
oportunidades. Los centros de datos consumen una cantidad significativa y
creciente de electricidad a nivel global, ejerciendo presión sobre las redes
eléctricas, especialmente en países más pequeños con mercados de centros de
datos en expansión. Para abordar esto, los principales proveedores de nube
están invirtiendo en fuentes de energía renovable y métodos de enfriamiento
innovadores para mejorar la eficiencia energética. La oferta confiable y
adecuada de energía es decisiva para atraer inversiones en centros de datos,
especialmente en países de ingresos bajos y medianos. Además, la conectividad
digital robusta, incluyendo cables de fibra óptica, cables submarinos y redes
inalámbricas, es esencial para permitir la transferencia eficiente de datos y
el acceso a servicios en la nube. Los principales proveedores de nube están
invirtiendo fuertemente en conectividad internacional, como cables submarinos,
para satisfacer las crecientes demandas de ancho de banda y expandir sus
servicios a nuevas ubicaciones. Sin embargo, la disponibilidad de
infraestructura digital es desigual a nivel global, lo que dificulta el
desarrollo del mercado de la nube, especialmente en economías de ingresos bajos
y medianos. Por tanto, el entorno empresarial, que incluye la estabilidad
política, la consistencia regulatoria, los incentivos fiscales y las leyes de
protección de datos, juega un papel en la atracción de inversiones en centros
de datos. Un clima político estable, políticas fiscales favorables y
regulaciones sólidas de protección de datos son factores clave que los
proveedores de nube consideran al decidir dónde establecer centros de datos.
El panorama de la computación en la nube ha evolucionado de
manera significativa en los últimos años, especialmente en lo que respecta a
las estrategias gubernamentales y las regulaciones que rodean esta tecnología.
La promoción de la adopción de la nube y el intercambio de datos por parte de
los gobiernos ha adquirido una relevancia en el contexto actual. Esto se
refleja en la importancia de los marcos de clasificación de datos, que
garantizan el manejo adecuado de la información sensible. Un enfoque comúnmente
adoptado es la clasificación en tres categorías: impacto mínimo, impacto
moderado e impacto alto. Además, los gobiernos deben considerar cuidadosamente
los modelos de implementación de la nube (pública, privada, híbrida o
multicloud) que mejor se adapten a sus necesidades. Muchos han optado por
establecer nubes privadas o comunitarias, conocidas como nubes gubernamentales,
para cumplir con requisitos específicos de seguridad y gobernanza, al mismo
tiempo que utilizan servicios de nube pública. Ejemplos como G-cloud en
Singapur, la nube privada del gobierno en Sudáfrica y la iniciativa Uzbekistan
Cloud destacan estas tendencias. A medida que las estrategias de nube
evolucionan, también lo hacen las prácticas de migración y gestión en la esfera
pública. Por ejemplo, Rumania ha delineado un enfoque metódico para identificar
y priorizar las aplicaciones y servicios del sector público que migrarán a la
nube como parte de su plan de recuperación nacional. Este enfoque se divide en
varias etapas que abarcan desde la identificación de sistemas elegibles hasta
la planificación y ejecución de la migración en una nube gubernamental privada.
Además, se destacan iniciativas similares en India y otros países que apuntan a
fomentar la adopción de la nube entre las empresas y mejorar las habilidades
digitales de la fuerza laboral para impulsar la digitalización nacional. En
este contexto, la regulación desempeña un papel de gran relevancia en la
configuración del mercado de la nube y la infraestructura de datos. Los marcos
regulatorios claros y favorables pueden facilitar el crecimiento de estos
mercados, pero también presentan desafíos como la soberanía de datos y la
seguridad cibernética. Los gobiernos están tomando medidas para abordar estas
cuestiones a través de estrategias específicas de nube, capacitación del
personal del sector público y migración de sistemas gubernamentales. Sin
embargo, el panorama global de la computación en la nube plantea desafíos
jurisdiccionales y de conflicto de leyes que requieren un equilibrio entre la
soberanía de datos y la fluidez en las transferencias transfronterizas de
datos. Además, la seguridad de los datos, la privacidad y el uso ético de la
información son consideraciones críticas que deben tenerse en cuenta en
cualquier marco regulatorio. Siendo así, el impulso gubernamental hacia la
adopción de la nube es fundamental para la transformación digital y la
eficiencia en la prestación de servicios públicos. Sin embargo, se requiere una
gobernanza sólida y un enfoque equilibrado en las regulaciones para garantizar
que se maximicen los beneficios de la nube mientras se protegen los derechos de
los datos y se asegura la seguridad cibernética.
Para leer más ingrese a: