Demand-side policy measures for environmental sustainability

Demand-side policy measures for environmental sustainability

Se necesitan urgentemente estrategias que promuevan estilos de vida y pautas de consumo sostenibles desde el punto de vista medioambiental para reducir las presiones medioambientales del consumo doméstico. Reducir la intensidad de los comportamientos individuales y domésticos que repercuten negativamente en el medio ambiente es un factor clave para hacer frente a un sinfín de problemas medioambientales, como el cambio climático, la gestión de los recursos naturales, el cambio en el uso del suelo y la contaminación. A pesar de este potencial de mejora, los cambios en las pautas de consumo de los hogares han tardado en materializarse. Por ello, entender y superar las barreras que impiden el cambio de comportamiento debe seguir siendo una prioridad política. Describe el potencial de estas medidas y presenta los resultados de la Encuesta de la OCDE sobre Políticas Medioambientales y Cambio de Comportamiento Individual (EPIC) sobre las principales barreras a las que se enfrentan los hogares a la hora de adoptar comportamientos sostenibles. También arroja luz sobre cómo las políticas pueden ayudar a reducir las barreras identificadas. Por último, ofrece varios ejemplos de medidas políticas existentes con efectos positivos en los comportamientos de los hogares. Las presiones medioambientales derivadas del consumo doméstico son significativas. Los dos motores fundamentales de la creciente huella medioambiental de la sociedad son el crecimiento demográfico y el aumento de la renta disponible. En 2021, el crecimiento anual de la población fue del 0,8%, mientras que la media quinquenal de crecimiento económico en el periodo 2017-2021 fue del 2,6%. Por lo tanto, sin un mayor esfuerzo político, es probable que los impactos ambientales se intensifiquen en los próximos años junto con el crecimiento continuo de la población y de la renta disponible. Para reducir estas presiones se necesitan urgentemente estrategias que promuevan estilos de vida y pautas de consumo sostenibles desde el punto de vista medioambiental. Los análisis del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) muestran que los cambios en las elecciones cotidianas de los hogares (estrategias del lado de la demanda) tienen el potencial de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en un 40-70% en algunos sectores. La AIE calcula que el cambio de comportamiento puede reducir la demanda mundial de energía en un 10% en 2050. Reducir la intensidad de los comportamientos individuales y domésticos que repercuten negativamente en el medio ambiente es también un factor clave para abordar muchas otras cuestiones medioambientales, como la gestión de los recursos naturales, el cambio en el uso del suelo y la contaminación. También puede mejorar los componentes básicos del bienestar, como la estabilidad económica, la salud y la nutrición. A pesar de este potencial de mejora que beneficiaría al clima y al medio ambiente y, al mismo tiempo, ahorraría dinero a hogares y empresas, el cambio real ha tardado en materializarse. Este documento presenta datos recientes sobre el potencial de los cambios de comportamiento y las inversiones en tecnologías con bajas emisiones de carbono en los hogares para mejorar la calidad del medio ambiente. 

El documento también pone de relieve las barreras a las que se enfrentan los hogares a la hora de tomar decisiones más sostenibles y ofrece varios ejemplos de políticas existentes que pueden abordar las barreras identificadas. En particular, se basa en la investigación realizada por la OCDE a partir de datos de encuestas entre países sobre actitudes y comportamientos medioambientales de los hogares. Ante el continuo crecimiento de la población y de la renta disponible, los cambios de comportamiento y las soluciones tecnológicas que reducen las necesidades de recursos y limitan el impacto ambiental de la actividad económica tienen un importante papel que desempeñar en el avance de la sostenibilidad. Para tener éxito, las estrategias de cambio hacia pautas de consumo más sostenibles (por ejemplo, sustituir el coche privado por el transporte público, caminar o ir en bicicleta) y de reducción del impacto ambiental de las pautas de consumo existentes (por ejemplo, utilizar electrodomésticos más eficientes) requieren tecnologías e infraestructuras de apoyo. El cambio tecnológico (por ejemplo, la proliferación generalizada de dispositivos inteligentes e internet de las cosas) también puede facilitar cambios graduales en las pautas de consumo (por ejemplo, la eficiencia energética y la gestión de la demanda de energía). Aunque los avances tecnológicos son necesarios, por sí solos no permitirán al mundo cumplir sus objetivos climáticos. En el sector de los edificios, los modelos sugieren que las estrategias de evitación -como ajustar el tamaño de las viviendas al de los hogares o mejorar la eficiencia energética de las casas- podrían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en torno a un 78% en los próximos 30 años. En el sector del transporte terrestre, el cambio hacia el uso de coches eléctricos podría representar gran parte del potencial de reducción de emisiones del sector, si esta transición se combina con un sector eléctrico abastecido en su totalidad por fuentes con emisiones bajas o nulas de gases de efecto invernadero y contaminantes. En el sector alimentario, alrededor del 41% de las reducciones de emisiones podrían lograrse únicamente mediante comportamientos de «evitar y cambiar», como evitar el desperdicio de alimentos y cambiar a dietas más basadas en plantas, vegetarianas o veganas. En el sector de los productos manufacturados, evitar medidas (por ejemplo, compartir en lugar de comprar nuevos productos) y mejorar los comportamientos (por ejemplo, utilizar materiales reciclados) podría lograr una reducción de emisiones del 41%. Siguen existiendo importantes obstáculos para lograr un cambio de comportamiento, como demuestra la falta de cambios a gran escala en los patrones de consumo hasta la fecha. 

La dificultad de cambiar ciertos tipos de comportamiento está bien establecida. Las motivaciones y capacidades de cambio de los individuos se ven influidas por numerosos factores, entre ellos los sistemas socioeconómicos y tecnológicos que determinan los recursos, las limitaciones y las opciones de que disponen los consumidores. Para inducir eficazmente el cambio de comportamiento deseado se requiere una comprensión bien desarrollada de los factores determinantes de los comportamientos de los hogares, incluido el papel de las instituciones en ellos. Este documento de orientación presenta conclusiones que contribuyen a una mejor comprensión de estos factores determinantes para aprovechar mejor el potencial de las estrategias de política de la demanda para abordar los problemas medioambientales. Las políticas del lado de la demanda deberían priorizar una mayor reducción de las barreras estructurales, financieras o psicológicas al cambio. Este documento aprovecha el análisis de una encuesta internacional de la OCDE sobre actitudes y comportamientos medioambientales para arrojar luz sobre cómo las políticas pueden contribuir a reducir estas barreras. Las inversiones de los hogares en tecnologías con bajas emisiones de carbono, combinadas con un cambio gradual hacia elecciones domésticas más sostenibles, tienen el potencial de reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Muchos países han puesto en marcha políticas destinadas a apoyar y acelerar esta transición hacia opciones más ecológicas. Este informe ofrece ejemplos de las políticas existentes y se basa en los resultados de la Encuesta de la OCDE sobre Políticas Medioambientales y Cambio de Comportamiento Individual (EPIC). La encuesta explora los factores que impulsan las decisiones de los hogares y cómo influyen las políticas en esas decisiones. Recoge información sobre actitudes y comportamientos relacionados con el uso de la energía, el transporte, las prácticas en materia de residuos y el consumo de alimentos.

El informe subraya la necesidad de reducir el uso de automóviles privados y fomentar modos de transporte más sostenibles. Las políticas efectivas incluyen complementar los impuestos o cargos sobre el uso del automóvil con inversiones en transporte público asequible y mejores infraestructuras para caminar y andar en bicicleta. Ejemplos de políticas exitosas incluyen la expansión de la red ferroviaria en China y la infraestructura de transporte público en Japón, así como iniciativas en ciudades europeas para subsidiar el transporte público local y promover el uso de bicicletas. Las prácticas de gestión de residuos en los hogares también presentan desafíos. Aunque muchas personas utilizan bolsas de compras reutilizables y reparan artículos dañados, menos personas compran productos de segunda mano o alquilan herramientas en lugar de comprarlas. Las políticas pueden mejorar la participación en la prevención de residuos a través de servicios de separación de reciclaje y esquemas de cobro por generación de residuos. Facilitar el reciclaje, por ejemplo, mediante la recolección de residuos reciclables en las residencias, puede reducir significativamente la generación de residuos mezclados. En cuanto al consumo de alimentos, los hogares priorizan factores como la asequibilidad, el sabor y la frescura sobre las consideraciones ambientales. Aunque la preocupación por el medio ambiente influye en algunas decisiones, sigue siendo una prioridad menor para la mayoría. Para influir en los hábitos de compra de alimentos de manera sostenible, es crucial complementar las consideraciones ambientales con aspectos de costo, sabor y beneficios para la salud. El informe sugiere que cambiar el consumo masivo de carne a alternativas más sostenibles podría tener un impacto significativo. El informe concluye que para lograr cambios sostenibles, las políticas deben centrarse en mitigar las barreras estructurales y proporcionar incentivos adecuados. También es crucial educar a los hogares y proporcionar información clara y accesible sobre las opciones sostenibles. Las experiencias de varios países muestran que es posible implementar políticas efectivas que promuevan comportamientos sostenibles, pero se requiere un esfuerzo continuo y coordinado para superar las barreras existentes y fomentar un cambio a gran escala en los patrones de consumo doméstico.

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