Se prevé que el hidrógeno renovable y las materias primas derivadas de este, como el amoníaco, el metanol y el queroseno electrónico, desempeñen un papel relevante en la transición energética. Aunque la mayor parte del consumo energético podría satisfacerse con electricidad renovable o biocombustibles hacia 2050, el hidrógeno renovable y sus productos derivados serán indispensables en sectores de difícil descarbonización. Entre estos sectores destacan la industria, donde se utiliza como materia prima para la fabricación de productos químicos, fertilizantes, refinado y acero, y el transporte pesado, que recurrirá a estos productos como combustibles electrónicos, especialmente en los sectores marítimo y de la aviación. Se estima que su participación alcance aproximadamente el 14 % del consumo final de energía en 2050.
Las diferencias en las condiciones climáticas y económicas generarán variaciones en los costos de producción del hidrógeno renovable, sus derivados y los combustibles electrónicos, dependiendo de la ubicación geográfica. Diversos países y regiones están evaluando su posible papel en estos mercados emergentes. Las regiones con acceso a recursos renovables abundantes tienen la oportunidad de convertirse en exportadoras, mientras que aquellas con recursos más limitados y sectores industriales desarrollados podrían depender de las importaciones para garantizar el acceso a materias primas o combustibles descarbonizados. La creación de un mercado internacional podría mejorar la competitividad y reducir los costos globales al fomentar la producción en áreas con mayores recursos renovables. El desarrollo de este mercado internacional requerirá el establecimiento de cadenas de valor sostenibles y una infraestructura adecuada, como tuberías y sistemas de transporte marítimo. También será fundamental contar con estrategias claras y planes específicos para el desarrollo de cadenas de suministro que incluyan tecnologías e insumos clave, como fuentes de agua y carbono destinadas a la producción de metanol y queroseno electrónico. La implementación de marcos políticos sólidos favorecerá tanto el crecimiento del mercado como la producción sostenible y facilitará los flujos comerciales internacionales. Además, se subraya la importancia de la participación comunitaria y la aceptación social como factores clave para el éxito de los proyectos.
El presente informe aborda las consideraciones principales que los responsables políticos deben tener en cuenta para fomentar el desarrollo de un mercado internacional del hidrógeno renovable y sus derivados. Estas consideraciones abarcan áreas de política energética y comercial, así como sus intersecciones. Las herramientas disponibles incluyen la normalización y certificación, la contratación pública, los mecanismos de precios del carbono y los aranceles, entre otros. Estas políticas tienen el potencial de promover una transición energética eficiente, generar empleo, impulsar el desarrollo industrial ecológico y fomentar la cooperación internacional, especialmente en la armonización de estándares y certificaciones. Hacia 2050, de acuerdo con el World Energy Transitions Outlook de IRENA, se estima que el 51 % de la demanda energética global podría cubrirse mediante energía renovable directa, alcanzando un 67 % si se incluye la bioenergía. No obstante, algunos sectores, como la industria química, la producción de fertilizantes y acero, y el transporte pesado, requerirán hidrógeno renovable o sus derivados para alcanzar la descarbonización. Estos sectores, denominados «difíciles de reducir», enfrentan limitadas soluciones tecnológicas en la actualidad. En escenarios de emisiones netas cero, productos como el amoníaco, el metanol y el queroseno electrónico serán esenciales para alcanzar los objetivos climáticos globales.
En la actualidad, la producción global de hidrógeno se estima en aproximadamente 95 megatoneladas anuales (MtH2/año), obtenidas mayoritariamente a partir de combustibles fósiles. Este proceso contribuye de manera significativa a las emisiones globales. La transición hacia fuentes renovables será crucial para mitigar el impacto ambiental de estas actividades. Según un análisis conjunto de IRENA y la OMC en 2023, el comercio internacional tendrá un papel clave en el desarrollo de los mercados de derivados del hidrógeno, debido a que estos productos son más fáciles de transportar que el hidrógeno puro, gracias a su mayor densidad energética volumétrica. Se proyecta que el comercio transfronterizo podría generar un ahorro de 3,7 billones de dólares en costos de inversión hacia 2050, conectando regiones con alta demanda a aquellas con capacidad de producción abundante y económica. Además, este comercio podría crear aproximadamente 22 millones de empleos, la mitad de ellos en economías emergentes y en desarrollo. Las regiones con abundantes recursos renovables tienen la posibilidad de producir estas materias primas verdes a costos más bajos, mientras que la demanda internacional incentivará la innovación y la reducción de costos.
Más de 50 gobiernos han presentado estrategias y marcos políticos para desarrollar la producción y las cadenas de valor del hidrógeno renovable y sus derivados. Estas cadenas incluyen la producción, el transporte, la distribución y el uso final. Las políticas gubernamentales serán esenciales para garantizar una demanda estable y significativa, así como para incentivar la inversión y desincentivar el consumo de derivados de combustibles fósiles. Entre estas políticas destacan la armonización de estándares, los incentivos fiscales, la contratación pública verde y los mecanismos de fijación de precios del carbono. La combinación óptima de políticas variará según las características y prioridades de cada economía. La cooperación internacional y el diálogo entre gobiernos y el sector privado serán esenciales para evitar tensiones comerciales y maximizar la eficiencia del mercado. Además, los foros multilaterales inclusivos podrán proporcionar estabilidad política, fomentar la inversión y facilitar la creación de un mercado global del hidrógeno renovable y sus productos derivados. El comercio internacional, al conectar regiones de oferta abundante con mercados de alta demanda, desempeñará un papel fundamental en la transición energética global.
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