El plástico tiene aplicaciones esenciales en la sociedad moderna. Las principales aplicaciones de envasado respaldan los servicios médicos y el almacenamiento de alimentos necesarios para la vida urbanizada de la población. Además de los envases, el plástico se utiliza en edificios, infraestructuras de sistemas de agua, transporte, maquinaria, ropa, electrónica y otros bienes de consumo. También es fundamental para los bienes de equipo de construcción necesarios para la transición a la energía neta cero, como los paneles solares y el cableado eléctrico. El sector del plástico es uno de los componentes principales del sector petroquímico y fuente de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). En 2019, la industria petroquímica representó el 14% de la demanda primaria total de petróleo en volumen. La conversión de materias primas de petróleo y gas en plásticos emite directamente entre 1,4 y 1,6 Gt CO2e/año, y la gestión de residuos petroquímicos emite otras 0,2 Gt CO2e/año. Los métodos de producción primaria dependen de los combustibles fósiles tanto para las materias primas como para la energía de conversión. La producción de materias primas fósiles para la fabricación de plásticos contribuye con 0,2 a 0,8 Gt de CO2e/año a la atmósfera.
El subsector de la extrusión y el moldeo de plásticos es un segmento vital de la cadena de suministro de plásticos, pero suele ser pasado por alto en los informes sobre emisiones. La conversión de petróleo y gas en pellets de resina plástica a granel representa más de la mitad de las emisiones del ciclo de vida del plástico, aunque los moldeadores y extrusores de plástico son los únicos usuarios directos de estos pellets. Se estima que la electricidad utilizada por las instalaciones de moldeo y extrusión representa entre el 17% y el 30% de las emisiones de plástico desde la cuna hasta la tumba. Además, en estas instalaciones se incorporan aditivos y otros elementos de diseño que pueden influir en la reciclabilidad del producto final, lo que contribuye con el 9% restante de las emisiones al final de su vida útil.
Afortunadamente, existen herramientas eficaces para reducir las emisiones si se alinean los incentivos de demanda adecuados con los datos correctos. Este documento orientativo aplica los principios generales de contabilidad del carbono de Horizonte Cero para mantener la coherencia con los productos básicos no plásticos. El principio general es que las empresas informen sobre las emisiones a nivel de producto de un activo específico, dado que las decisiones de compra de un material se toman a nivel de producto. Esta guía busca informar dichas decisiones proporcionando principios de contabilidad del carbono diseñados para impulsar las acciones de descarbonización de la industria. Para garantizar la coherencia en la información sobre la intensidad de las emisiones, se utilizan unidades como kilogramos de dióxido de carbono equivalente por kilogramo de producto fabricado (por ejemplo, botella o tarrina) o producto semifabricado (por ejemplo, rollo de película) -kg CO2e/kg-, con un potencial de calentamiento global (PCG) de 100 años. Este producto incluye la resina base, la resina masterbatch y cualquier aditivo directo, pero excluye componentes no básicos, a menos que superen un límite de masa del 5%. Esto simplifica los cálculos de la huella de carbono del producto (PCF), permitiendo una suma sencilla con los productores de resina anteriores.
El reciclaje mecánico es una palanca clave para reducir las emisiones, aunque puede verse limitado por la contaminación del flujo de residuos y la inclusión de aditivos que afectan la reciclabilidad o la calidad del reciclado. Aditivos clave como el dióxido de titanio y el negro de humo, que tienen emisiones significativas incorporadas, se incluyen independientemente de su concentración, para representar de manera precisa el verdadero PCF e incentivar la producción que favorezca el reciclado. Además, los códigos de entrada de resina pueden agregarse a un tipo amplio de resina si los FCP agregados de la resina desde la cuna hasta el pellet están dentro del 10% de su media agregada.
Las métricas de información requeridas en esta guía generan señales claras para la demanda de descarbonización, permitiendo a los consumidores valorar los esfuerzos reales de reducción de emisiones y tomar decisiones de compra informadas. Entre estas métricas se incluyen los tipos y porcentajes de entrada de resina dentro de cada producto, siempre que superen un umbral mínimo del 2% en masa del producto semielaborado. Las intensidades de las emisiones desde la cuna hasta la puerta de fabricación deben incluir la huella de carbono del producto de resina de los proveedores anteriores, así como sus emisiones operativas provenientes de aditivos, electricidad y otros consumos de calor. En este proceso, se tomarán en cuenta las emisiones del ciclo de vida de la energía utilizada, como las fugas de metano del gas natural suministrado al edificio o a la red eléctrica vinculada a la instalación.
La información sobre el final de la vida útil es opcional debido a la baja calidad de los datos, pero las normativas de responsabilidad ampliada del productor están haciendo que cada vez sea más importante incluirla. Los métodos de reciclaje que no producen pellets o escamas, como los procesos de gasificación y pirólisis, no se incluyen en el ámbito de la guía. Las emisiones asociadas a los insumos reciclados químicamente deben incluirse en el PCF de los proveedores anteriores y no se calcularían durante la fase de conversión del producto. Las métricas sobre las emisiones evitadas al final de la vida útil del material reciclado deben notificarse por separado como parte de las mejores prácticas.
Para leer más ingrese a:
https://rmi.org/insight/plastics-extrusion-and-molding-greenhouse-gas-emissions-reporting-guidance/