Durante el año 2024, el crecimiento de las energías renovables en la capacidad global instalada de generación eléctrica mantuvo un ritmo sin precedentes. A escala mundial, se añadieron 585 gigavatios, lo que representó un incremento del 15,1% respecto al año anterior. Esta expansión llevó a que las renovables constituyeran el 46% del total de capacidad instalada. Si bien esta proporción marca un hito, el ritmo actual sigue siendo insuficiente para alcanzar las metas establecidas a 2030, especialmente el objetivo global de triplicar la capacidad instalada en ese horizonte temporal.
El crecimiento estuvo impulsado principalmente por la energía solar, que representó más de tres cuartas partes del aumento total. En total, se agregaron 452 GW de capacidad solar, cifra nunca antes alcanzada. La energía eólica también mostró avances relevantes, con 113 GW añadidos, aunque su ritmo fue más moderado. Otras fuentes como la hidroeléctrica, bioenergía y geotermia mantuvieron un crecimiento estable pero menos pronunciado. No obstante, la expansión no se distribuyó de forma uniforme. China, Estados Unidos y la Unión Europea representaron más del 80% de la nueva capacidad instalada. En contraste, regiones como África y los pequeños Estados insulares en desarrollo apenas sumaron fracciones mínimas, evidenciando desequilibrios estructurales y limitaciones de financiamiento y acceso tecnológico. África, por ejemplo, apenas incorporó 4,2 GW durante el año, lo que equivale al 0,7% del total global.
Al observar los datos regionales, Asia lidera la capacidad renovable acumulada, con China superando por amplio margen al resto. En Europa, países como Alemania, España y Francia continúan ampliando sus capacidades en solar y eólica, mientras que en América Latina se destacan Brasil y Chile por sus avances sostenidos. Norteamérica sigue consolidando su liderazgo, especialmente con la expansión en Estados Unidos, que incorporó más de 40 GW durante el año. Oceanía, con una fuerte dinámica en Australia, también mostró aumentos significativos. A pesar del progreso, la trayectoria actual no es suficiente para mantener al mundo en una senda compatible con el límite de 1,5 °C de calentamiento global. Para lograr dicho objetivo, sería necesario instalar más de 1,120 GW de capacidad renovable cada año hasta 2030. Esto implicaría duplicar el ritmo actual de expansión, lo cual presenta desafíos en términos de inversión, planificación de redes, integración tecnológica y marcos regulatorios.
La distribución por tecnología muestra una clara dominancia de la solar fotovoltaica, impulsada por menores costos, facilidad de instalación y escalabilidad. En paralelo, la eólica terrestre sigue siendo relevante, mientras que la eólica marina avanza más lentamente, aunque con potencial en desarrollo. La hidroeléctrica se mantiene como una base sólida en muchas regiones, especialmente en América del Sur. Otras tecnologías, como la solar termoeléctrica y la energía marina, presentan una presencia marginal en el total acumulado. Los datos también revelan el crecimiento de la capacidad fuera de red, especialmente en países con baja electrificación rural. Estas soluciones, aunque de menor escala, cumplen un rol importante para ampliar el acceso energético en comunidades aisladas. En ese sentido, la descentralización energética cobra relevancia como complemento a las grandes plantas centralizadas.
En definitiva, aunque los avances en capacidad instalada de energía renovable son notorios, se requieren esfuerzos adicionales para acelerar el proceso y cerrar las brechas regionales. La ampliación de infraestructura, la cooperación internacional, el fortalecimiento institucional y la movilización de financiamiento serán determinantes para sostener y ampliar esta transición energética en la próxima década.
Para leer más ingrese a:
https://www.irena.org/Publications/2025/Mar/Renewable-capacity-statistics-2025