Desde hace al menos 50 años, la opinión de que la actividad humana ha impulsado el calentamiento del planeta está respaldada por pruebas científicas, cuyo peso ya es indiscutible (Benton 1970; IPCC 2021; Madden y Ramanathan 1980).1 En todo el mundo, durante este tiempo, el número de personas que viven en ciudades casi se ha cuadruplicado2 y la temperatura de la superficie de la Tierra ha aumentado casi 1,2 grados centígrados por encima de sus niveles preindustriales.3 Este calentamiento se ha asociado a un aumento de la frecuencia de fenómenos extremos de calor, sequedad y humedad en las ciudades de todo el mundo.4 El aumento global del nivel del mar también ha incrementado el riesgo de inundaciones en muchas ciudades costeras.
Because of the prosperity they have helped generate, cities have been an important cause of this climate change (Kahn 2010).5 At the same time, this prosperity has helped make cities more resilient to climate change–related shocks and stressors. Cities have also become increasingly vocal advocates of climate action;6 however, in the race between climate change and climate action, climate change retains a commanding lead.
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