Indonesia enfrenta una oportunidad de transformación en su sector transporte, con una movilidad dominada por motocicletas y automóviles que generan emisiones significativas, afectando la salud pública y contribuyendo al cambio climático. En este contexto, la electrificación del transporte se presenta como una alternativa viable para reducir la contaminación y mejorar la calidad de vida. La adopción de vehículos eléctricos (EV) en motocicletas y automóviles se proyecta como un paso coherente, pues el país cuenta con una industria local dinámica, reservas minerales relevantes y políticas que favorecen la transición.
El país ha establecido metas ambiciosas para 2030, con proyecciones de tener millones de motocicletas y automóviles eléctricos en circulación, mientras se expande la infraestructura de carga y de intercambio de baterías. Este avance puede impulsar la industria local, fortalecer las cadenas de suministro y generar empleo, contribuyendo a la reducción de las importaciones de combustibles fósiles y a la seguridad energética. Además, la implementación de medidas fiscales como exenciones de impuestos y subsidios ha permitido una mayor accesibilidad de estos vehículos, alineando los costos operativos con las capacidades de pago de los usuarios. El modelo de análisis de costo total de propiedad (TCO) muestra que, aunque los EV pueden requerir un mayor desembolso inicial, sus costos de operación y mantenimiento son menores, especialmente en motocicletas, donde el ahorro en combustible y en mantenimiento genera ventajas económicas en el largo plazo. Se espera que con la reducción de los precios de las baterías y la escalabilidad de la producción, los costos de adquisición disminuyan progresivamente, lo que permitirá igualar o superar las condiciones de los vehículos de combustión interna en términos de asequibilidad.
El desarrollo de la infraestructura de carga y de intercambio de baterías se convierte en un componente necesario para consolidar la transición, junto con incentivos a los consumidores y políticas que promuevan tanto la oferta como la demanda de estos vehículos. Para mantener la coherencia en el avance, es relevante que las políticas de incentivo se complementen con educación al consumidor, abordando percepciones relacionadas con el rendimiento de las baterías y la autonomía de los vehículos, lo que permitirá construir confianza y eliminar barreras de adopción. Por su parte, el sector privado desempeña un rol activo en la aceleración de esta transición, con iniciativas que incluyen la electrificación de flotas de transporte público y servicios de entrega, y con la colaboración entre fabricantes nacionales e internacionales que fortalece la transferencia de tecnología y la inversión en el país. Asimismo, se observa la participación de empresas de servicios públicos en la adquisición de flotas de EV, contribuyendo a la expansión de su uso en distintas áreas de servicio.
En el panorama global, países como China e India han demostrado que la combinación de políticas de largo plazo, infraestructura adecuada, modelos de negocio innovadores y financiamiento accesible acelera la adopción de vehículos eléctricos. Indonesia, al aprovechar estas lecciones, puede configurar un esquema que se adapte a sus necesidades locales, garantizando la integración de la cadena de valor del sector automotriz y el fortalecimiento de la industria nacional. La coordinación entre las diferentes partes interesadas, desde agencias gubernamentales hasta empresas y consumidores, es esencial para mantener un crecimiento ordenado y escalable del mercado de vehículos eléctricos en Indonesia. Con medidas que abarcan desde el impulso a la producción local hasta incentivos fiscales y programas de formación laboral para nuevas tecnologías, el país puede encaminarse hacia una movilidad más limpia, económica y sostenible, mientras consolida su posición como actor relevante en el mercado de movilidad eléctrica del sudeste asiático.
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Transforming Indonesia’s Transportation